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El plan indescifrable del Barcelona

Koeman no es el culpable máximo aunque sí tiene misión de ponerse firme, de construir desde cero un equipo competitivo que parece no poder formar.

Koeman no es el culpable máximo aunque sí tiene misión de ponerse firme, de construir desde cero un equipo competitivo que parece no poder formar.
Ronald Koeman. | Cordon Press

Existe la sensación entre la afición que se congregó este lunes en el Camp Nou de que el Barcelona no tiene un plan establecido, es más esa conclusión a la que se llega está más que justificada porque lo que se vio en el césped no tiene explicación. El plan ni existe ni se le atisba. No hay ni rastro de un juego que pueda llegar a ser normal. Es indescifrable y la solución no parece fácil.

El empate que cosechó el Barcelona ante el Granada llegó en el último minuto. En el primero del partido llegó el gol visitante, perfecto para un equipo que quiere hacer sufrir a un Barcelona en claro declive. El equipo de Robert Moreno marcó en la primera jugada del partido en un fallo defensivo horrible del club azulgrana. A partir de ahí no quiso jugar más, perdió tiempo, se juntó atrás, se ordenó y por el área de Maximiano sólo pasaban centros a la olla, raramente rematados (sólo uno espectacular de Araujo con parada increíble del portero nazarí) pero nada más.

Y ese el problema de la especie de plan que tiene Koeman. Centros desde el lateral para que se rematen. Es evidente que no es el juego habitual en Barcelona pero tampoco nos vamos a poner exquisitos ahora. Este Barça tiene que empezar a ganar de la manera que sea, y lo pudo hacer porque el empuje del final fue claro. Pero lo cierto es que con lo que se vio ayer no bastó ni va a bastar en un futuro cercano. Ese es el drama.

No parece Koeman el culpable máximo pero sí tiene su parte de responsabilidad. En hacer jugar mejor a este equipo desde luego, porque con esto no da para nada en esta Liga tan cerrada. Tiene el técnico la misión de ponerse firme, de construir desde cero un equipo competitivo pero no parece que pueda. No por aptitud, que la tiene y mucha, sino porque parece que el holandés se ve amortizado. Está inquieto y sabe que le están moviendo la silla. Ese es el principal escollo que se encuentra para no seguir trabajando a gusto. Koeman sabe desde el minuto uno que no es el técnico que quiere Laporta.

Ayer el plan de la segunda parte parece improvisado. De Jong como delantero tanque, Memphis escorado a la banda izquierda, Piqué a partir del minuto 70 como delantero. Centros y más centros hasta aburrir. El juego en mediocampo no pasaba ni por Frenkie De Jong ni por Busquets, superado completamente, ni por Demir, ni por Coutinho, ni por Sergi Roberto. No se vio una jugada trenzada en ningún momento. Un problema muy serio.

Dicen en Barcelona que están buscando sustituto para Koeman. Tanto que el procedimiento está siendo el inverso al que habitualmente es. Da la sensación de que buscan otro técnico y cuando lo tengan prescindirán del holandés. La maquinaria de Laporta y de Alemany se ha puesto a trabajar pero es tan notorio que lo están haciendo de cara a todos que parece no ser la mejor forma.

Mientras el Barcelona deambula por el césped. No está tan mal en clasificación, tiene 8 puntos y le queda un partido en Sevilla. Pero las sensaciones son nefastas. El entorno está quemado, es nocivo y la situación de Koeman es la que es. En Cádiz, el próximo jueves, y ante el Levante, el domingo, podría tener sus dos últimas oportunidades pero vivir en el alambre no suele ser bueno. Y Koeman vive así desde marzo.

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