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Marcel Gascón Barberá

Rajoy, contable del PSOE

El PP se centra en su trabajo con los números. Y se abstiene de revertir las leyes y las políticas con que la izquierda inclina el tablero.

El PP se centra en su trabajo con los números. Y se abstiene de revertir las leyes y las políticas con que la izquierda inclina el tablero.
Pablo Casado y Mariano Rajoy. | EFE

Pablo Casado sacó a Mariano Rajoy de sus paseos para apuntalar su perfil presidencial (el de Casado) en la convención del PP. El regreso de Mariano a los ruedos ha dejado, en primer lugar, una foto curiosa.

La imagen fue portada en ABC y sorprende a los dos políticos formando simultáneamente un ángulo de 90 grados con la pierna derecha para subir a la tarima. La foto tiene algo cómico y dudoso valor propagandístico. A mí me ha recordado a una todavía más graciosa de los dos protagonistas con González Pons en la presentación de la tórrida novela del galán valenciano.

Además de la imagen, el presidente nos dejó algunos mensajes interesantes. Uno de ellos venía a repetir el viejo mantra del partido: sólo el PP es capaz de hacer que vaya bien la economía, que es lo único que debe importar a los españoles, y no debe dejarse en manos de "populistas" inexpertos que sólo saben hacer ruido.

El "sino" del PP, añadió Mariano con ese pasotismo narcisista exacerbado por el halago que le caracteriza, es hacerse cargo del Gobierno para tapar los agujeros que dejan en las cuentas los socialistas. Ese papel de contable del PSOE, en el que Rajoy dijo encontrarse muy cómodo, consiste, a grandes rasgos, en lo siguiente.

La izquierda gobierna cuatro, ocho, doce o catorce años, como en la época de Felipe, en los que va vaciando la caja para colocar a los suyos, comprar votos con viernes sociales y financiar agresivas campañas contra la media España que es de derecha. Cuando ni las televisiones adictas pueden esconder los estragos de las crisis que provoca el PSOE, los españoles van a las urnas y le encargan el Gobierno al contable.

Igual que el gestor que te hace la declaración de Hacienda no se mete en cómo se habla en las comidas del abuelo ni se permite opinar sobre la educación de tus hijos, el PP se centra en su trabajo con los números. Y se abstiene de revertir las leyes y las políticas con que la izquierda inclina, legislatura tras legislatura, el "tablero" del que nos hablaba Cayetana.

Con el tablero casi en vertical, la izquierda vuelve a ganar las elecciones cuando el contable ha acabado su trabajo. El PSOE y sus socios se instalan en la Moncloa. Gracias al contable, las arcas están otra vez llenas. La izquierda tiene de nuevo liquidez para dar otro empujón a la revolución en marcha.

Y así funciona, ad infinitum y siempre a costa de la España sociológicamente de derecha, el bipartidismo no populista y civilizado en que tan cómodos se encuentran Mariano y el PP de Casado.

Hecha la radiografía, pasemos a pensar en nuestras opciones. ¿Qué puede hacer el español de derecha, una categoría en la que cabe ya todo aquel que no asocie disciplina a fascismo y entienda la necesidad de cuadrar los presupuestos?

Evidentemente, votar al partido que propone y promueve, incluso desde la oposición, políticas realistas que el PP de Casado/Rajoy descalifica como "populismo ideológico".

Políticas no estrictamente económicas, pero imprescindibles para garantizar el libre desempeño económico, como el control de la inmigración; la defensa, más allá de la retórica, de la propiedad privada o la apuesta por la igualdad de todos los españoles, sin matizaciones por razón de sexo o lengua materna.

Ese partido existe. Ese partido es Vox.

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