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Antonio Robles

Los sepultureros del catalán

La lengua de TV3 y de la inmersión escolar se ha convertido en nuestro enemigo. El catalán ya sólo es la lengua de los independentistas.

La lengua de TV3 y de la inmersión escolar se ha convertido en nuestro enemigo. El catalán ya sólo es la lengua de los independentistas.
Flores de la ofrenda de Plataforma per la Llengua en una Diada. | Plataforma per la Llengua

Después de llevar medio siglo dándonos la tabarra con la muerte del catalán y la murga contra el castellano, va a resultar que quienes acaben de verdad con la lengua catalana serán sus propios defensores.

Se suele decir: no me abraces tan fuerte, que me haces daño. Pues eso, de tanto amar al catalán lo están haciendo odioso a cuantos se sienten agredidos y humillados por tanto empeño en excluir a quienes consideran normal hablar y estudiar en la propia lengua. Ya no digo, ni incluyo, a los cientos de miles de catalanohablantes que están hasta el gorro de que los integristas del catalán les estén avergonzando por hacer odiosa su lengua; me remito exclusivamente a los excluidos directamente por el mero hecho de hablar la lengua española, y que son tratados en Cataluña, en versión "revolució dels somriures", como las mujeres en Afganistán. Con el agravante, que lo hacen con buena conciencia, como todos los racistas culturales de la historia.

Ya se ha emprendido el camino hacia las trincheras, si tú no respetas mi lengua, ¿por qué he de respetar yo la tuya?, lo cual supone romper la mixtura que con tanta generosidad y buena fe ayudaron a crear los hispanohablantes en nombre del bilingüismo. O sea, la asunción de todas las lenguas oficiales como propias. Y el problema ya no estará en que se deje de utilizar el catalán, sino en que la lengua de TV3, de la inmersión escolar y el independentismo se haya convertido en nuestro enemigo. Porque el catalán, no lo olviden, ya sólo es la lengua de los independentistas.

¿Tan necios son para no darse cuenta que el odio sólo genera desprecio o indiferencia? ¿Tan sobrados van que aún no se han percatado de que esa zanja ya está abierta? ¿Es que no comprendieron en carne propia que una lengua no se impone, sino que se ofrece y se mima? Una lengua es una oportunidad, una invitación, la promesa de un abrazo. Y útil. Querer y hacerse querer es imprescindible para ser aceptado, aceptar una lengua es hacerla deseable. Sobra el rencor lingüístico y catalibanes dispuestos a caminar ciegos hacia ese error.

Los castellanohablantes de Cataluña se han pasado media vida advirtiendo del abuso y trabajando para que la tolerancia lingüística y el respeto entre hablantes de las lenguas oficiales de Cataluña se impusieran por sentido común. Inútil, cuando el objetivo no es aprender una lengua, sino utilizarla como ariete político para imponer una nación de 2 millones a una de 47, todo está perdido. O para ser más exactos, para imponer la voluntad de una nación étnica de 2 millones de integristas, a una Cataluña de 7 millones de ciudadanos. Se puede ser más torpe, pero imposible más ciego.

El martes pasado reflexionaba Gorka Maneiro "Contra el fanatismo lingüístico" a propósito del País Vasco. Un vergel de razones que en Cataluña hemos repetido una y mil veces en los últimos cuarenta años sin provecho alguno. Hasta llegar a un punto de no retorno donde el odio a la lengua del otro, está convirtiendo la lengua impuesta en ajena. Y después se quejan de que el uso social del catalán sea cada vez menor.

ERC y el gobierno de Pedro Sánchez están confabulando el modo de mandar al carajo a los Tribunales de Justicia y blindar la inmersión lingüística mediante la reforma de la Ley de política lingüística de 1998. Después de meses intentando retrasar el derecho a un mínimo del 25% de clases en español, el Consejero de Educación del gobierno nacionalista, Josep Gonzàlez-Cambray acaba de incumplir por escrito la sentencia del Poder Judicial, negando a una familia su derecho a estudiar en su lengua un mínimo del 25%: "No tiene ningún derecho a determinar un porcentaje de uso de la lengua castellana como vehicular ni ningún otro poder público podría hacerlo que no fuera la Administración educativa competente, que en Cataluña es la Generalitat". De un plumazo se ha cargado la separación de poderes. Y no contento con la prevaricación, su gobierno pretende amañar en la próxima mesa de diálogo con el gobierno de Pedro Sánchez, una fórmula que consagre el monolingüismo en la escuela por encima de los propios jueces. Se entiende todo cuando Pere Aragonés sentencia: "Está en juego la idea de Cataluña como nación".

Si Pedro necesita a ERC en el Congreso para el resto de la legislatura, y Sánchez es capaz de vender el Sáhara al mejor postor, ¿alguien duda que no traicione a los castellanohablantes en Cataluña?

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