
De entre lo mucho lamentable que ha ocurrido con el caso Pegasus, especialmente bochornosa fue la respuesta de Sánchez a Edmundo Bal. Tras haber el abogado del Estado recriminado el comportamiento del Gobierno en todo este asunto con las muchas razones que le asistieron, el presidente del Gobierno no sólo evitó defender su servil actitud hacia los independentistas (¿para qué lo iba a hacer?), sino que atacó al opositor mofándose de su preparación técnica y del poco tirón electoral que tiene a pesar de ella. La ocurrencia de Sánchez fue recibida con groseras risotadas proferidas por los ignorantes miembros de su grupo, que no saben entre todos ni la mitad de lo que sabe Bal. El desprecio que Sánchez y los suyos mostraron hacia el alto funcionario resultó especialmente insultante en una sesión dedicada precisamente a la destitución injusta de otra alta funcionaria que, como bien recordó Bal, no puede defenderse y tiene que tragarse obedientemente toda la porquería que este Gobierno indigno, incluida su ministra de Defensa, ha vertido injustamente sobre ella.
La gracia de Sánchez y el insulto implícito en ella viene además de un tipo que copió su tesis doctoral y que lo único que ha hecho para llegar hasta donde está es hacerle la pelota a Pepiño Blanco y quién sabe qué más favores. Y este tipejo, que tan sólo puede llenar su currículo con una foto donde pueda apreciarse lo guapo que es, además del vacío que hay detrás de sus ojos, se permite afearle lo que sea a un abogado del Estado que se quemó las pestañas estudiando para luego procurar que mastuerzos como él, con sus ilegalidades, perjudiquen lo menos posible al Reino de España. Y si hablamos de tirón electoral, no está de más recordar que en 2015 y 2016 este soplagaitas tuvo los peores resultados obtenidos nunca por el PSOE, y hoy es el presidente que con menos escaños ha gobernado. De manera que, además de ser un pelagatos que de lo único que puede fardar es de su donosura, ni siquiera tiene el tirón electoral del que tanto se ufana. Puede estar seguro que si fuera Edmundo Bal el que dirigiera el PSOE, obtendría el partido mucho mejores resultados que él, aunque sólo sea porque, cuando se lee un informe, lo entiende.
Por último, el insulto a Bal y a Paz Esteban no estuvo limitado a ellos. Sánchez desprecia a todos los altos funcionarios que todos los días desde sus ministerios ponen coto hasta donde pueden a los desmanes de su Gobierno. Si por él fuera, los arrojaría a todos, uno a uno, a las fauces de Rufián para que el chuleta de la Esquerra se desayunara todos los días con alguien que haya dedicado la vida y un enorme esfuerzo a servir a España. Qué tío este Sánchez.