Con su corona de campeón de Liga y Champions, con la vitola de ser el que tiene que ser destronado, el que tiene que ser vencido, se presentó el Madrid en Helsinki el pasado miércoles y en Almería el domingo. Como quien se reconoce el mejor y al que tienen que batir en duelo. Este Madrid se estrenó en este curso con dos buenas versiones en los dos partidos. Señal inequívoca de que está en forma.
La imagen del Real Madrid en el comienzo del curso fue prometedora. Venció en casa del recién ascendido Almería con un juego dominante. Aunque se llevó el susto del gol nada más comenzar no hizo gestos el conjunto blanco de rendición, de nerviosismo. Siguió a lo suyo, proponer y volcar el juego sobre la portería contraria. No concibe otra cosa el rey de España y de Europa que estos síntomas de dominio. Jugó mejor que su rival, creó más ocasiones y acabó ganando.
Es muy versátil este equipo y Ancelotti lo demostró cambiando en tres días a cinco jugadores. Desde Helsinki a los Juegos del Mediterráneo, Nacho, Lucas, Rudiger, Tchouameni y Camavinga a escena. De golpe, sin anestesia porque esta plantilla lo permite y, aunque el técnico dijo en rueda de prensa que los dos franceses pueden dar mucho más, el plantel que maneja el italiano es oro puro.
Dominó el partido a su antojo con cambios constantes en el sistema. Hasta el descanso el modelo que nos tiene acostumbrados aunque Valverde no es Rodrygo. Con el uruguayo en cancha el dibujo se parece más a un 4-4-2 porque él es centrocampista y se retirará siendo medio. Tras el descanso entró Modric y se fue Camavinga. Tchouameni pasó a jugar de pivote ayudado por Kroos y el croata fue media punta. Con la urgencia de levantar el marcador entró Hazard para liberar al uruguayo que hizo de interior.
Combinó Ancelotti el dominar y el juntarse atrás cuando el marcador fue volteado. Con el 1-2 y tras la entrada de Alaba, Casemiro y Ceballos saltaron a escena por Vinicius y Kroos. Formaron un doble pivote y el mister dejó a Hazard de falso nueve con Benzema. Esta versatilidad no es fácil de conseguir y Ancelotti maneja a la perfección los partidos.
Será el Madrid un equipo rocoso porque da la sensación de que tiene más plantilla que nunca. Y tiene jugadores muy polivalentes. Por el camino se encontrará escollos que no siempre solucionará bien porque es ley de vida tropezar en un camino tan largo. Pero este Madrid tiene gasolina, sobre todo, para dar descanso al trio de estrellas en el centro del campo, brutales todos en calidad pero un año mayores.
En definitiva tiene este equipo alma, calidad y fuelle. Tiene más plantilla que el año pasado y domina muchos estilos de juego. Propone y defiende a la vez. Es el campeón que se presenta para volver a ganar. Quien quiera demostrar lo contrario tendrá que trabajar mucho.