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El Atlético y Simeone, primeros de grupo en excusas

El entrenador sigue hablando de contundencia y los jugadores continúan escondiendo su mal momento detrás del entrenador. 

El entrenador sigue hablando de contundencia y los jugadores continúan escondiendo su mal momento detrás del entrenador. 
El Atlético y Simeone, primeros de grupo en excusas | EFE

No soy sospechoso de ser un periodista más catastrofista que optimista, pero sinceramente empieza a cansarme tanto déjà vu colchonero y por eso creo que hay que subir un poco el tono de la crítica. El Atlético de Madrid lleva casi dos años repitiendo una y otra vez los mismos errores desde todos los estamentos del club. Sí, voy a seguir hablando del mal momento del Atlético señalando a varios culpables, no solo al saco de los golpes de siempre que suele ser el entrenador. El equipo rojiblanco perdió en Brujas con un partido que hemos visto 1000 veces. Por eso tiene aún más delito, porque lo hemos visto en infinidad de ocasiones. Y cuando una persona, sea el Cholo o sea cualquier jugador, tropieza 1000 veces con la misma piedra se pueden hacer dos cosas: pensar en que todo es mala suerte o darse cuenta de que el problema está en casa.

El Cholo, cada vez que su planteamiento no sale, algo que ocurre en el 80% de los partidos, habla de contundencia. Habla de pegada tengan dos ocasiones o tengan cinco. Es un canto al cielo. Es el nuevo "partido a partido". Es un mantra repetido hasta la saciedad, parecido al que sueltan los jugadores cuando les preguntan qué ha pasado y por 1332ª vez te dicen que no pueden salir así en las primeras parte. No pueden, pero salen. El plato quema, pero lo toco. ¿Por qué? No sé, aunque me quemo siempre, soy así de masoca. Y digo masoca por no utilizar otro adjetivo propio de cualquier persona que se equivoca todo el rato con lo mismo sabiendo cómo solucionarlo.

Simeone lleva mucho tiempo queriendo jugar a algo a lo que no puede jugar. No tiene equipo para controlar los encuentros con 0-0 como si fuese ganando por 0-4. ¡No sois tan buenos! Alguien os ha engañado o vosotros os habéis creído algo que, de momento, no sois. No sois tan buenos como para especular, Diego Pablo. No sigas por ese camino para demostrar que no te equivocas. Quizá en el momento en el que vuelva ese Atlético que pensaba que podía perder ante cualquiera, solo quizá, pueda dejar de perder ante cualquiera, pero por el camino no puedes salir al terreno de juego a verlas venir y a depender de la famosa contundencia. Hay que ir a por la contundencia. Hay que perseguirla, no esperar a que en dos ocasiones marques dos goles y se acabó. Porque los partidos especulativos de los rojiblancos son insultantes. Tapas el marcador del encuentro y se lo pones a un espectador neutral y al ver el ritmo, la intensidad y la ganas de atacar de los colchoneros seguro que piensa que es el minuto 80 y que el partido ya está resuelto.

Simeone y sus jugadores, además, son primeros de grupo a nivel de excusas. Son líderes con muchos puntos de ventaja sobre cualquier perseguidor posible. El Cholo pone de excusa la contundencia, otra vez, y la plantilla directamente coge al míster, lo pone delante en el paredón y cuando les fusilan le colocan de escudo para no llevarse ellos ni un solo tiro. Y se vive muy bien echándole la culpa de que juegas mal al entrenador, ¿verdad? Juego mal, pierdo el partido, me echo un parchís, unos likes en Instagram y si me preguntan digo que "el profe me tiene manía". "¿Culpa mía? No no, la culpa es del Cholo. Yo soy muy bueno".

En este Atlético se ven cosas propias de un equipo sin orgullo. Ayer en Belgica, Marcos Llorente cae lesionado con el equipo enfilado ya hacia el desastre, enfocan al banquillo y ves a Lemar y a Kondogbia de risas. Se pone 2-0 el Brujas, Griezmann falla un penalti, le anulan el gol posterior, enfocan a Lemar y está de risas con el línea. ¿Pero qué es esto? ¿En qué se ha convertido el Atlético de Madrid? Lemar se ríe, De Paul vive la vida a su manera, Joao cuando le apetece se va al vestuario enfurruñado y sin respirar, Felipe juega al fútbol ping pong cuando se supone que está lesionado, Carrasco está desaparecido, Giménez juega un partido y se vuelve a lesionar, Cerezo suelta dos o tres bromas ante la prensa cuando le preguntan por problemas reales, Reguilón es jugador del Atlético aunque ya no te acuerdes de ello porque se le fichó lesionado... En serio, ¿qué es esto? ¿Quién pone orden en el cole? Eso sí, Gil Marín solo bajará al vestuario si en marzo se ve quinto. Esa es la abrumadora exigencia que hay en el Civitas Metropolitano. A papa le vale con pasar de curso aunque te queden dos así que el niño apretará los codos a partir de abril.

Viendo el panorama, hay una parte de mí que quiere que Simeone no siga en el Atlético. Lo dije ayer en Twitter y lo digo hoy: soy el Cholo y me voy. Hasta luego. Me despido con cariño, cojo una silla, la abro y me siento a ver qué pasa sin mí. Observo la portentosa reconstrucción que harán Gil Marín y Andrea Berta, porque la culpa es solo mía y cuando me vaya se diseñará un equipo campeón que dejará de vender antes de comprar. Observo cómo los jugadores que se lesionan cada dos por tres se convierten en seres humanos más duros que el diamante, porque se lesionaban por mi culpa. Observo a mis centrales alcanzando el nivel de Puyol o Maldini, porque la culpa era de mi 5-3-2. Observo a los que se creen Messi y Cristiano siendo Balones de Oro porque, adivinen, soy yo el culpable de que no jueguen bien. Yo haría eso. Y de verdad lo digo, puede que sea hora de que Simeone se vaya para dejar de ser la excusa de mucha gente. Desde la directiva hasta los del "profe me tiene manía" del vestuario. Quiero que se acabe el usar a Simeone de excusa y quiero ver el paso adelante que dan los que se quejan tanto de él. Porque, para bien o para mal, el Cholo lleva siendo el muro de seguridad de muchos desde hace 11 años.

Ahora bien, el Atlético tiene mucha suerte, porque pese a todo sigue dependiendo de sí mismo para optar a todo lo que hay en juego. En Champions tiene dos partidos en casa ante Brujas y Lekerkusen que, ganándolos, cambian el grupo radicalmente. En Liga queda un mundo. Y la Copa aún no ha empezado. Eso sí, para cambiar las cosas hay que empezar a pensar, Cholo, club y jugadores, todos, que las excusas no dan puntos. Hablando de déjà vu, creo que llevo pidiendo esto dos años y aquí seguimos.

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