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Pablo Planas

Los barones

Vaya fractura, qué bárbaros Page y Lambán, el mismo Lambán que se arrastró por los suelos la semana pasada pidiendo clemencia.

Vaya fractura, qué bárbaros Page y Lambán, el mismo Lambán que se arrastró por los suelos la semana pasada pidiendo clemencia.
Vara, Lambán, Page y Puig en el desfile del 12 de octubre.

A Salvador Illa, barón socialista de Cataluña, se le ha escapado que en la región donde ejerce de muleta de Junqueras se va a celebrar una consulta, que es el término que los socialistas utilizan para no emplear el término más preciso de referéndum. Una consulta, dice, que no será de autodeterminación pero que tampoco se sabe de qué será. Una pregunta a los catalanes sobre algún tipo de acuerdo que alcancen los partidos. Una "idea" más o menos parecida exponía su antecesor al mando del PSC, Miquel Iceta. Estos señores de los socialistas catalanes son los mismos que a comienzos de la pasada década eran convencidos partidarios del "derecho a decidir", un eufemismo independentista para nombrar el mismo artefacto político, el referéndum de autodeterminación.

El caso es que todavía no ha salido del horno la reforma del Código Penal para que los golpes de Estado como el perpetrado por el separatismo hace cinco años no sean delito y ERC ya ha anunciado otro referéndum. A lo que Illa ha replicado que mejor llamarlo consulta. Sentadas las bases de la negociación, entran en escena los barones del PSOE, esa cuadrilla de peones del partido cuya función es aparentar que se oponen mucho y con gran severidad a las tropelías de su Gobierno y de su secretario general.

Hay una larga tradición de la cosa. Los más famosos en tiempos pretéritos fueron el extremeño Ibarra y el manchego Bono, a quienes han sustituido ahora el también manchego Emiliano García-Page y el aragonés Javier Lambán, erigidos en paladines de la conciencia moral de una organización profundamente amoral. En el mismo teatrillo sale el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, fogonero y fontanero de la voladura del Código Penal, para decir que en Cataluña no habrá referéndum, ni pactado ni unilateral, dos minutos después de que su leal socio Junqueras diga exactamente lo contrario. ¿Y cómo es eso? ¿Qué les impedirá a los golpistas cumplir con su promesa de que lo volverán a hacer una vez eliminados los delitos de sedición y malversación? ¿Es que acaso los huevos morenos de Bolaños son más disuasorios que el Código Penal?

Así es que por un lado el PSOE pacta con ERC un Código Penal a la carta de ERC y, por el otro, unos barones del PSOE dicen que habrá una consulta mientras otros se rasgan las vestiduras como los fariseos en una coreografía perfectamente medida y ejecutada a las puertas de unas elecciones autonómicas y municipales. ¿Fractura en el PSOE? Uy, sí, vaya fractura, qué bárbaros Page y Lambán, el mismo Lambán que se arrastró por los suelos la semana pasada pidiendo clemencia a Sánchez tras decir, ignorante de los micrófonos, que mejor les hubiera ido al partido y a España con otro líder.

Así son los barones del PSOE. Hay para todos los gustos, qué alegría y alboroto, de la muñeca chochona al perrito piloto. El gran Illa y el superlativo Page, pastoreados por morritos Bolaños con las apariciones estelares de Lambán y del alcalde de Valladolid, el ínclito Óscar Puente, o del exalcalde de San Sebastián Odón Elorza, que se queja de la ausencia de debate interno en el apaño de la malversación. Falta Fernández Vara, pero es que el presidente de la Junta de Extremadura dice que con los nuevos tipos de los desórdenes públicos y la no malversación Puigdemont estaría en España. Claro que sí, fenómeno. Y sería el "president" de la república catalana.

Estos son y así son los barones del PSOE. Y si no les gustan, tienen otros.

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