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Emilio Campmany

¡Cuidado con el PSOE!

El objetivo de Abascal no son los votantes del PSOE, sino los del PP, aunque debilitar a los populares signifique fortalecer a los socialistas.

El objetivo de Abascal no son los votantes del PSOE, sino los del PP, aunque debilitar a los populares signifique fortalecer a los socialistas.
Pedro Sánchez ríe durante la intervención del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo en el Senado. | EFE

Los dos partidos de la derecha que quedan tienen asumido que ganarán las próximas elecciones generales. En esta situación en la que ambos partidos esperan repartirse más o menos 180 escaños, el objetivo ya no es ganar a la izquierda, que dan por derrotada, sino acaparar cuántos más votos, mejor. El primero en revelar públicamente este objetivo fue Alberto Núñez Feijóo, que confesó su aspiración a gobernar en solitario. Los de Abascal por su parte no se conforman ya con ser decisivos, quieren entrar en el Gobierno. Esto es lo que les ha empujado a plantear apresuradamente en Castilla y León el tema del aborto, porque es uno de los asuntos en los que más se diferencian del PP. La idea es recordar a los votantes antiabortistas que el partido de Feijóo no lo es y que el supuesto voto útil es un voto "contra la vida".

La jugada de Abascal ha sido tachada con razón de balón de oxígeno a Sánchez. Tenía que serlo porque el objetivo de Abascal no son los votantes del PSOE, sino los del PP, aunque debilitar a los populares signifique fortalecer a los socialistas. Por supuesto, como casi todo lo que hace Vox, el desarrollo ha sido muy torpe. El espada encargado de lidiar este toro, Juan García-Gallardo, deambula por los pasillos de la política como un ciego con una pistola, disparando a bulto y de oído. En el PP sin embargo tampoco están sobrados de talento. Alfonso Fernández Mañueco, el presidente del PP de Castilla y León, que afeó la política de Isabel Díaz Ayuso durante la pandemia, no es mucho mejor y lo más caritativo que se puede decir de él es que no se ha enterado de nada. El resultado es que el Gobierno está aprovechando la oportunidad para presentarse como el paladín de los derechos de la mujer no obstante haber sido quien rebajó las penas de violadores y acosadores sexuales.

Vox es el responsable de tamaña torpeza, pero el PP tiene también su parte de culpa. Habiendo recurrido al Constitucional la ley del aborto, Rajoy pudo reformarla a su gusto y al de sus votantes cuando tuvo mayoría absoluta. Prefirió esperar a que el alto tribunal se pronunciara y dejar que el derecho a la vida que la Constitución protege se siguiera violando. Lo hizo por no arrostrar la acusación de imponer un retroceso en los derechos de las mujeres y no atreverse a defender los de los concebidos no nacidos, que a fin de cuentas no votan. Prefirió que fuera el Constitucional, donde los conservadores tenían mayoría, el que limara la ley de Zapatero y fuera él el que soportara las recriminaciones. Los magistrados que en su día puso el PP, contagiados de cobardía, dejaron pasar once años y han dado lugar a que haya un cambio de mayorías de forma que será Pumpido quien diga que la ley que hizo su benefactor, José Luis Rodríguez Zapatero, es impecablemente constitucional.

Así que a los de Vox les place mostrarse tan torpes como son y a los del PP reconocerse tan cobardes como siempre fueron. Pues que se lleven cuidado porque Sánchez podría muy bien levantarles la merienda si en el PSOE embridan la soberbia de su secretario general y hacen las cosas con la astucia con la que suelen. Estos tíos de la derecha no saben con quién se están jugando los cuartos.

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