
Bienvenidos a la Liga de Diego Pablo Hernández o Xavi Capello. Una Liga que se está, de momento, ganando para el Barcelona con el denominado "unocerismo" por bandera. Un resultado que hace unos años hacía estremecer el cuerpo esteta de Xavi y que ahora, como le funciona a él, es aceptado. Que sí, que el Barcelona quiere jugar más que en su día Simeone o Fabio y lo hace en la mayoría de ocasiones, sin embargo, la realidad es que muchos partidos, los que le han dado una gran ventaja sobre el Real Madrid, los está sacando con defensas como Araújo siendo el MVP. Un defensa, no un delantero o un medio creador.
Este Barcelona quiere jugar, pero la realidad es que por momentos, por muchos momentos, encontramos un equipo más práctico que vistoso. Lógicamente tiene fases de muy buen fútbol, faltaría más con jugadores como Pedri o Gavi, pero sobre todo fuera de casa estamos viendo un Barcelona tremendamente efectivo y no estético. Esto no debería ser noticia. Ganar es ganar. El problema viene cuando lo hace un entrenador que incluso como jugador daba lecciones de cómo hay que ganar.
Desde que tengo uso de razón recuerdo a Xavi Hernández hablar de que ganar por ganar no le gustaba. Le ha dado lecciones a todo el mundo del fútbol y por supuesto lo ha hecho con sus dos principales rivales en España, el Real Madrid y el Atlético. Aún recuerdo aquel 1-0 de Champions del Atlético de Simeone al Barcelona en el Vicente Calderón con un partidazo del equipo del Cholo que al señor Xavi le pareció un "arreón de 15 minutos". Ayer fue un arreón de veinte para su equipo. También se quejó del 2-1 del Real Madrid en la final de la Copa del Rey hablando de "resultado impostor". "Jugadas desgraciadas", "vivir de jugadas a la contra", "resultados impostores" , "imagen lamentable"... Todo eso cuando ganan otros, porque cuando gana Xavi a la contra, ganar por 1-0 o 0-1 es una forma lícita de vencer.
En la noche de ayer, el Barcelona tiró 4 veces a puerta en un total de 6 tiros. El Villarreal realizó 11 disparos y dos fueron a puerta. Le ganaron la posesión a Xavi. Pudo sentenciar y le pudieron remontar. Esa es la realidad. Y con esos datos fue a rueda de prensa. Ahí le preguntaron por amarrar resultados y dijo lo siguiente: "No es una nuestra principal arma el amarrar los partidos, pero está siendo así. No especulamos, pero se están dando los resultados así. Somos un equipo ofensivo aunque hayamos ganado partidos por la mínima". ¡Tiene razón Xavi! Nadie dice lo contrario. El problema viene por lo que siempre ha pasado con el técnico azulgrana, que él pide jugar en verso a los demás y cuando a él no le riman las canciones, no pasa absolutamente nada.
El Barcelona ha cambiado. Ya no es el equipo que era antes, cuando Xavi dominaba el medio. Ni siquiera es como el Barcelona de Luis Enrique que ya varió en su día el estilo. Este equipo, merecido líder de Primera, impone un fútbol vistoso por fases, intenso sin balón y capaz de resolver partidos por simple pegada o por contras fulminantes. Todo eso sin renunciar a replegarse en defensa para sostener resultados por la mínima. ¡Y me parece perfecto que haga eso el Barcelona! Es, para mí, uno de los equipos que más trabajados están en el planeta fútbol y eso es culpa de la batuta de Xavi Hernández. Pero repito, le va a perseguir siempre su eterna obsesión por decirle a los demás lo que está bien y lo que está mal.
Antes se presumía del ataque y ahora, en muchos partidos, el Barcelona presume de Araújo. Me parece maravilloso. Es un defensa descomunal. Ahora bien, también era uruguayo Godín, por ejemplo, y cuando el Atlético ganó la Liga en el Camp Nou con un gol suyo de cabeza, a Xavi no le pareció un campeonato estéticamente aceptable. Lo que no es estético Xavi es lo de ayer del Atlético en Vigo, te lo reconozco. De hecho fue horrible y ganaron de manera milagrosa, pero hay muchas maneras de ganar una Liga, todas lícitas, y tú, te guste o no, estás liderando una en la que te pareces más por momentos a lo que tanto criticabas que a la dictadura del fútbol champagne que tanto te gusta.
