A estas alturas de legislatura, no hay Ministro que no camine solo por su propio túnel. Es una penitencia cenital, con aroma a desenlace de ciclo. Como titularía el argentino Osvaldo Soriano, cada uno avanza triste, solitario y final. En una feria infatigable de calamidades y errores, con circos de pistas múltiples, cada uno libra su propia batalla contra la opinión pública, los medios de comunicación y las encuestas. La última que se ha sumado al carrusel de infortunios y nulidades ha sido la Ministra de Transporte, condenada ya a pasar a la historia como la Ministra-de-los-trenes-que-no-cabían-en-los-túneles. Ignoro si es lectora de otro argentino, Ernesto Sábato, en cuya obra "El túnel", el protagonista principal se lamenta y afirma: "En todo caso, había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío."
Hagamos una proyección literaria de lo que ocurrió. En febrero de 2021, altos funcionarios del Ministerio despachan con Raquel Sánchez y le informan de que el magro contrato de los 31 trenes de ancho métrico y 6 alpinos por 258 millones de euros tiene un problema. Se miran todos. Nadie se atreve a decir nada. La Ministra exasperada pregunta: "¿Alguien puede decirme lo que ha ocurrido?". Saben que han cometido un error gravísimo y que las consecuencias son irreparables. Para entonces, Adif y RENFE, RENFE y Adif han comenzado el cruce habitual de acusaciones. "Habéis sido vosotros". "No, esta vez no tenéis excusa, han sido vuestros técnicos". La Ministra observa airada. No da crédito. "¿Alguien puede explicarme lo que ha ocurrido? ¿Y quién tiene conocimiento de esto? Máxima reserva hasta que sepamos qué podemos hacer …".
En medio del careo fijo discontinuo entre ambas entidades, los técnicos de la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria, con un tono similar al que utilizarían los jueces de "El proceso" de Kafka", concluyen que no hay solución posible. "¿Y el préstamo del BEI? ¿Qué consecuencias tiene sobre la financiación de los trenes?" Pregunta acaloradamente la Ministra mientras observa a su Secretaria de Estado que, en ese momento, no sabe si cesar a uno, al otro, o a ambos, aunque, a decir verdad, habiendo sido presienta de Adif se le notan las preferencias. La Secretaria de Estado es buena lectora de Sábato, quizá por ingeniera y por el túnel, y recuerda una frase de la obra: "¿Por qué esa manía de querer encontrar explicación a todos los actos de la vida?".
"Quiero una solución. Y la quiero ya" Exclama la Ministra ante los circunspectos empleados públicos que la observan compasivamente. "Y no se dice nada a nadie. Como esto se sepa y no hayamos dado con la solución se nos va a caer el pelo. Repito, nada a nadie. Y de Revilla y de Barbón ya me encargaré personalmente". Los asistentes a la reunión asienten resignadamente, sospechando, el que más y el que menos, que son organizaciones porosas y que, tarde o temprano, alguien cantará. Un empleado que está en la esquina, y a quien no reconoce la Ministra se atreve a hablar. Todos miran: "Se podrían aplicar los gálibos establecidos en la IFG sobre la situación real de la infraestructura, pero de adoptar esta decisión conllevaría la fabricación de un tren con unas dimensiones notablemente inferiores a las de los actuales, a los que va a sustituir. Y eso significaría que estamos ante una modificación sustancial del contrato … En definitiva, que tendríamos que resolver el contrato, indemnizar al adjudicatario y volver a licitar." La Ministra, con las iris encendidas, le contesta: "Aquí se vienen con soluciones, no con problemas. Nada de nuevo contrato. Busquen otra solución. ¡Que se ponga todo el mundo a trabajar!"
Los meses transcurren y no ha trascendido el error. La Ministra respira pero sabe que tiene una amenaza que pende sobre ella en cualquier momento. No las tiene todas consigo. Se ha convocado una reunión con todas las partes interesadas en septiembre de 2021, las dos entidades empresariales públicas, para entonces ya definitivamente enfrentadas, la Agencia y la empresa, que actúa con sigilo a la espera de una pronta solución. Camina de un lado a otro en su despacho de Nuevos Ministerios. Hasta ahora no se ha filtrado, pero el retraso empieza a ser visible. Y tiene que buscar una explicación porque en 2023 hay elecciones autonómicas, y sabe los efectos que podría tener su impericia.
La Secretaria de Estado entra en el despacho con un ademán de autosuficiencia. "Ministra, creo que hemos dado con la solución". Observa de hito en hito a su jefa. Prosigue: "Vamos a optar por el denominado "método comparativo", que si bien está descrito en la norma europea, no está regulado en la española, y que consiste en la utilización como base de un tren que actualmente circula por las líneas de ancho métrico como referencia. También aprobaremos un plan de acción que determina que CAF va a contratar una empresa especializada en la aplicación de este método y adaptación del proyecto al resultado del análisis. RENFE pondrá a disposición un tren para el trabajo de medición y seguimiento del proyecto. Adif aportará los datos de caracterización de la infraestructura y compromiso de mantenimiento de la infraestructura en los mismos parámetros. Y eso es todo". La Ministra contempla el Paseo de la Castellana desde la ventana del despacho: "No sé lo que es el "método comparativo" pero espero que sirva. Y, una pregunta, ¿por qué han tenido que transcurrir tantos meses para que os hayáis puesto de acuerdo ahora? ¿Y el tiempo perdido?" La Secretaria de Estado se encoge de hombros, se gira y sale del despacho. Tiene que comparecer en el Congreso y sabe cómo se las gastan en la oposición.
La mañana del 3 de febrero de 2023 hace un frío germinal, que bien podría haber congelado los estanques de Nuevos Ministerios. La Ministra lee la prensa regional. De pronto, entra intempestivamente su jefe de prensa. "Ministra, lo saben. Hoy se va a publicar. Los trenes del Cantábrico …" La Ministra deja caer el periódico que tiene en sus manos. Fija la mirada en el periodista del Ministerio. Al fin ha ocurrido pero no se lo puede creer de manera definitiva. "Deberíamos salir nosotros anticipadamente y reconocer el problema. Es la única manera de mitigarlo, aunque sea parcialmente …". La Ministra asiente, sumida en la preocupación, y en el trance de comunicar el incidente al Presidente del Gobierno. Las expectativas electorales no son buenas. Lo que faltaba. "Adelante. Pero quiero también unos cabezas de turco, aunque sean dos técnicos que se vayan a jubilar ahora. Me da igual. Pero que no ascienda la responsabilidad a este despacho. ¿Entendido?" El periodista sale. La Ministra recoge de nuevo el periódico pero no puede concentrar la atención en la lectura. Ha ocurrido lo inevitable.
Todo lo que se ha contado hasta aquí es una mera traslación narrativa de lo que ha podido ocurrir, con los recursos propios de la literatura. Raquel Sánchez probablemente no haya leído "El túnel" de Sábato. Pero si lo ha leído, quizá recuerde esta frase: "Me dominaba a la vez un sentimiento de infinita soledad y un insensato orgullo: el orgullo de no haberme equivocado." Así empezó Llop, y así ha acabado. Pidiendo perdón. Al tiempo.
Mario Garcés es Inspector de Hacienda e Interventor y Auditor del Estado. Jurista, académico y escritor. Portavoz adjunto del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados.