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Pablo Planas

¿Bajará a Segunda el Barça?

El drama es que la larga mano del Farsa lo ha contaminado todo, como demuestra el hecho de que uno de los principales investigados sea Albert Soler.

El drama es que la larga mano del Farsa lo ha contaminado todo, como demuestra el hecho de que uno de los principales investigados sea Albert Soler.
Barça Megastorethe Official FC Barcelona Megastore near the Camp Nou. | Flickr/CC/_bianconero

Sostener que el F. C. Barcelona no bajará a Segunda División y podrá participar en las competiciones europeas con normalidad no siempre es la expresión de un deseo. En este caso trata más bien de un principio de diagnóstico que no tiene nada que ver con las pruebas y revelaciones que se acumulan sobre la compra de arbitrajes y sí con el contexto político y "deportivo" en España. Reducir el actual escándalo a un "caso Negreira" es la primera piedra de la defensa de la entidad corrompida y corrupta, ese "més que un club" que para una parte de la sociedad catalana es mucho más importante que la Generalidad, la Moreneta y las Sardanas.

Los medios de comunicación catalanes sostienen que es imposible que el club haya pagado por los favores arbitrales de las últimas dos décadas. Desde su perspectiva se trata de una desafortunada gestión del patrimonio de los socios tendente a obtener la neutralidad del estamento arbitral de la que se aprovechan en Madrit para mantener viva una especie de "causa general contra el independentismo", lo que incluye supuestos espionajes a dirigentes separatistas, el "exilio" del putinófilo Puigdemont, el caso de la familia Pujolone, el embargo de un pisito de Arturu Mas, la inhabilitación de Junqueras y demás casos relativos a la corrupción, el golpismo y el separatismo, elementos indisolubles e inseparables del "conflicto de Cataluña contra España".

Con lo publicado y certificado a día de hoy, hay razones más que suficientes no ya para descender al Barça, sino para disolver esa entidad. Por lo mismo que han hecho los directivos azulgranas, pero en grado de tentativa, se hundió a la Juventus en Italia. El drama es que la larga mano del Farsa lo ha contaminado todo, como demuestra el hecho de que uno de los principales implicados e investigados sea Albert Soler, exalto cargo de los gobiernos del PSOE y del club.

Si el Barcelona bajara a Segunda o desapareciera no pasaría absolutamente nada. Igual que no pasó nada cuando el Gobierno de Rajoy decidió aplicar una versión recortada y simpática del artículo 155 de la Constitución. Lo grave fue convocar elecciones sin ilegalizar a los partidos que habían perpetrado el golpe de Estado y sin desmantelar la Generalidad, los Mossos, TV3 y la inmersión lingüística. A Mariano le temblaba la mano y le pudo la presión de los socialistas. Después vino el juicio de la ensoñación, la prisión atenuada, los indultos, la mesa de diálogo y la reforma del Código Penal.

En el caso de que la justicia actúe contra el Barça, no sólo se verían comprometidos ese club y sus directivos. Ahí caerían dirigentes federativos, arbitrales, de la Liga y también del Gobierno dada la implicación del señor Soler, que fue concejal del PSC en Barcelona, diputado del PSOE en Madrid, altísimo cargo de los Gobiernos de Zapatero y Sánchez en materia de Deportes y primer ejecutivo del F. C. Barcelona cuando ese club untaba al vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros. El "caso Negreira". Sí, que no salgan el nombre del Barça o el apellido Soler alto cargo de Su Sanchidad y José Manuel Franco en el Consejo Superior de Deportes del ministerio de Iceta y Cultura.

Pues no pasará nada. Y no es un deseo, es una predicción meteorológica basada en los patrones climáticos del noreste peninsular. Eso no quita para que el público se pueda dar el gusto de corroborar sus sospechas sobre los favores arbitrales y políticos, sobre el mezquino victimismo del catalanismo, la podredumbre de la "prensa catalana", las mariscadas y jamones que el árbitro del Barça pagaba a sus colegas, los informes de su hijo jactándose de los errores a favor del equipo culé, las pagas extras de verano de 120.000 o 140.000 al "asesor" arbitral o la singular trayectoria profesional del señor Soler en el PSOE y en el Barça.

¿Compra de árbitros? Habría que dilucidar también si el Barça pagó favores al Gobierno del PSOE o fue el Gobierno del PSOE quien organizó las pitadas contra Felipe VI en las finales de la Copa del Rey entre el Bilbao y el Barcelona. O ese infausto partido a puerta cerrada en el Camp Nou contra Las Palmas el 1 de octubre de 2017 para apoyar el referéndum golpista. Pierdan toda esperanza. Al Farsa no le pasará nada. Otra cosa es lo que les pueda ocurrir al presidente y los expresidentes de ese club que según el fallecido Núñez daba nombre a la ciudad de Barcelona. Rosell se comió dos años de prisión preventiva para resultar finalmente absuelto por un caso datado en su época de hombre de negocios deportivos en Brasil. Hay quien dice que la única víctima del "Procés" es él. Ahora mismo se habla más de Laporta que de Bartomeu, investigado en el procedimiento judicial. El actual presidente del Barça tiene toda la pinta de estar a las puertas de una apoplejía y amenaza con querellas a todo aquel que ose mancillar el nombre del Farsa. Perdón, del Fútbol Club Barcelona. En las redes sociales hay "bots" que difunden la especie de que Laporta retornará a Messi y comprará Haaland y Mbapeé con las indemnizaciones de los pleitos interpuestos por el club.

Lo único que no es descartable es que el Barça se hunda por la gestión económica. Hasta el catalanismo más extremo da por sentado que habrá que privatizar el club y se insta a Roures a dar el paso y comprar la marca con el apoyo de un rescate del Estado y de la "Generalitat". O sea, que no bajará a Segunda y que quienes quieren que se haga justicia pagarán de su bolsillo junto al resto de los contribuyentes el mantenimiento del primer equipo azulgrana en la Primera División. Apuesta segura.

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