El programa televisivo de la cadena autonómica catalana, Està passant, se distingue por sus ataques continuos a las señas de identidad comunes de todos los españoles y un odio especialmente encarnizado hacia los catalanes que no son separatistas. El pasado Martes Santo, el programa mostró a una actriz disfrazada burdamente de Virgen del Rocío para jolgorio de los presentadores del espacio, Toni Soler y Jair Domínguez, que entre carcajadas celebraron las siniestras ocurrencias ideadas por los guionistas.
En el gag elegido para ridiculizar a los andaluces y a la religión católica, la actriz disfrazada de Virgen afirmó que llevaba "200 años sin poder echar un polvo como Dios manda", mientras coqueteaba con los presentadores y mandaba a los devotos del Rocío "a tomar por culo". La payasa, entonces, se puso a imitar el acento andaluz de manera ridícula provocando las carcajadas de los presentadores, que aprovecharon para hacer todo tipo de bromas sobre los andaluces.
Pocas veces se ha visto en la televisión pública un espectáculo tan degradante como el que TV3 brindó a sus espectadores esta pasada Semana Santa, pero es que resulta muy difícil, por no decir imposible, alcanzar las cotas de zafiedad y ramplonería de los comicastros radicales separatistas cuando se ponen a crear. La televisión pública catalana, que tiene en el odio a España su principal —por no decir única— seña de identidad, da cobijo a toda una caterva de opinadores y bufones para que hagan gala diariamente de su mediocridad y su falta de talento a precio de oro con cargo al bolsillo de todos los catalanes; también de los que quieren seguir siendo españoles, a los que distinguen con un odio visceral fruto del racismo y la xenofobia que ha caracterizado siempre al nacionalismo.
Si cualquier otra televisión autonómica se atreviera a ridiculizar al nacionalismo las condenas del Gobierno serían inmediatas y, con toda seguridad, se activarían los mecanismos para la actuación de la fiscalía especial para delitos de odio. Los separatistas, en cambio, tienen barra libre para atacar a los españoles utilizando para ello ingentes cantidades de dinero público, pues no en vano TV3 es, de lejos, la televisión autonómica más cara de España con un gasto anual de más de 330 millones de euros, insuficiente para financiar los cinco canales de televisión con que cuenta.
La autonómica catalana es un vertedero de odio que trabaja día y noche para denigrar a la cultura española y ridiculizar las referencias compartidas mayoritariamente por todos los españoles, incluidos la mayoría de los catalanes. El ataque de esta pasada semana a los andaluces es un episodio más en la larga trayectoria denigrante de una televisión pública dedicada diariamente a hacer el trabajo sucio al separatismo más casposo, racista y xenófobo.