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Cayetano González

Derogar el sanchismo

El 28-M, los españoles tienen la primera oportunidad para "derogar el sanchismo" y hay que aprovecharla.

El 28-M, los españoles tienen la primera oportunidad para "derogar el sanchismo" y hay que aprovecharla.
Pedro Sánchez. | Europa Press

Estuvo acertado el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, cuando el pasado martes, en el debate que tuvo en el Senado con el Presidente del Gobierno, hizo un llamamiento para "derogar el sanchismo" el próximo 28-M, día en que los ciudadanos podrán votar para elegir los Ayuntamientos de toda España y los Parlamentos de doce Comunidades Autónomas de donde saldrán los presidentes de las mismas.

Fue una expresión que no debió gustar nada a su destinatario, porque es de las que entiende todo el mundo. El diccionario ideológico de la lengua española de Julio Casares, dice que "derogar" tiene dos acepciones: la primera, "anular una cosa establecida como ley o costumbre", y la segunda: "destruir, suprimir". Cualquiera de las dos es válido para lo que habrá que hacer cuando se consiga echar, a través de las urnas, a Pedro Sánchez de la Moncloa.

Porque no será suficiente con desalojar a Sánchez de la Moncloa. Ese es el primer paso, pero el segundo será "derogar" todas las leyes que el sanchismo ha producido y que afectan directamente a la convivencia entre españoles, a su libertad, echas desde el sectarismo y con una gran carga ideológica. La ley de la mal llamada Memoria Democrática, la reforma del Código Penal para suprimir el delito de sedición, la ley de Educación, de eutanasia, o del aborto libre son algunos ejemplos de lo que el próximo gobierno de centro-derecha tendrá que cambiar.

El sanchismo es algo que trasciende al personaje que lo encarna. El sanchismo es una forma de ejercer el poder basado en la mentira; es hacer lo contario de lo que se ha dicho; es apoyarse para mantenerse en el poder en partidos que tienen como objetivo que España deje de ser España; es acercar a todos los presos de ETA al País Vasco; es orillar totalmente a la oposición, con la que no hay ningún tipo de diálogo, ni en esos temas que antaño se denominaban "cuestiones de Estado".

El sanchismo reduce el objetivo principal de su quehacer político a permanecer en el poder, y si para eso hay que invadir, controlar, teledirigir Instituciones públicas, se hace sin ningún pudor. Véase el caso del Tribunal Constitucional con el dócil Conde-Pumpido al frente o el CIS de Tezanos. Si alguien intenta salirse de ese carril, es sometido a una presión desde el poder, absolutamente intolerable y que no respeta las mínimas reglas de un sistema democrático. El caso de la empresa Ferrovial y su decisión de trasladar su sede a los Países Bajos es un claro ejemplo de ello.

Por eso tiene razón Feijóo: hay que derogar el sanchismo, que ha sido tan nocivo para España, para la convivencia entre españoles, para el respeto que se debe tener en una democracia a la separación de poderes, para que la ley sea igual para todos, y no mejor para los políticos golpistas catalanes, a los que primero se les indulta, y luego se suprime el delito de sedición y se rebaja el de malversación. ¿Por qué? Para permanecer en el poder.

La primera parte de este partido para derogar el sanchismo se juega el próximo 28-M. Su principal y casi único impulsor —los Bolaños, Calviños, Marlaskas, Monteros (María Jesús), son actores secundarios— debe sufrir una derrota contundente, sin paliativos, sin dejar margen de error. Es cierto, que el sentido del voto en unas elecciones municipales y autonómicas difiere algo del de unas generales. Pero en este caso, no debería ser así, ya que las elecciones del 28-M van a tener una interpretación en clave nacional.

Si la alternativa al sanchismo, es decir PP y Vox, obtienen una contundente victoria el 28-M, el camino hacia "derogar el sanchismo" estará mucho mas expedito para dar la estocada definitiva en las elecciones generales a finales de año.

En esa "derogación del sanchismo" también están incluidos todos aquellos dirigentes socialistas —barones regionales, sobre todo— que han dejado durante estos años que el "sanchismo" redujera el PSOE a un ente inexistente, absolutamente sumiso a los intereses de su líder, sin plantar cara, de verdad, a ninguno de los desmanes que ha cometido desde que está en la Moncloa. En el pecado llevan la penitencia, y, por tanto, si García-Page, Lambán, Armengol, Fernández Vara y otros, el 28-M tienen que irse a su casa, les estará bien empleado por no haberse atrevido a hacer frente a la deriva suicida a la que Sánchez ha llevado al PSOE en estos años. El 28-M, los españoles tienen la primera oportunidad para "derogar el sanchismo" y hay que aprovecharla.

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