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Pablo Planas

Separatas a todo tren

En manos de los incompetentes de la Generalidad, el tráfico ferroviario en Cataluña quedaría colapsado en dos semanas.

En manos de los incompetentes de la Generalidad, el tráfico ferroviario en Cataluña quedaría colapsado en dos semanas.
Concentración ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, e 2017. | Flickr/CC/Ramon Oromí Farré @sobreelterreny

Los trenes de cercanías en Barcelona son un auténtico desastre, una calamidad absoluta debido a que los trenes los pone Renfe, las vías, Adif, y los horarios, la Generalidad catalana. ¿Qué puede salir mal entonces? Pues todo. Retrasos, cancelaciones, trenes atestados, mal servicio, suciedad, estaciones peligrosas, falta de vigilancia, vandalismo, robo de cobre... Los trenes de Cataluña lo tienen todo para garantizar una experiencia inolvidable. Y ahora es el tema de moda. Se habla más en los medios procesistas de las afectaciones en eso que llaman "Rodalies de Catalunya" (antes Cercanías) que de Puigdemont o del próximo referéndum.

El asunto, que parece una cuestión menor, tiene su miga. Una de las excusas del procés es que el resto de España maltrataba a Cataluña. ¿Cómo? Con la red de autopistas de peaje. "No queremos pagar", decían los independentistas en sus manifestaciones y marchas lentas bajando de la segunda residencia. Esa "movida" fue una de las semillas del referido procés, un banderín de enganche para quienes compraron la burra de que una Cataluña independiente sería la Dinamarca del sur de Europa o la California del Mediterráneo.

Aparte del golpe de Estado, la fuga de miles de empresas, el destrozo social, el descrédito en todos los ámbitos públicos, también ocurrió que decayeron los peajes. Ahora, los mismos que emprendieron la campaña contra los peajes piden su restitución porque las autopistas se han convertido en ratoneras que en invierno dificultan los desplazamientos a la Cerdaña y en verano, las excursiones al Ampurdán. Les ha salido el tiro por la culata. Por listos.

Lo de los trenes va por el mismo camino. Hay quienes atisban ahí una palanca para resucitar el proceso. Medio millón de usuarios encabronados no son poca cosa. Ocurre que la Generalidad tiene su parte de culpa aunque trate por todos los medios de echársela toda al Gobierno de "Madrit". Pero no cuela porque la planificación de los horarios, la atención al cliente, las tarifas y la gestión y supervisión general del servicio dependen del "Govern". Sí, los trenes y los maquinistas los pone Renfe y las vías, Adif, pero la que manda y supervisa es la Generalidad.

Ahora bien, poco se puede esperar de una administración incapaz de organizar unas oposiciones. Claro que ellos son más de enchufes y de afinidades políticas y montar unos exámenes les supera y les explota la cabeza, como ha quedado acreditado. Y si no son capaces de convocar unas pruebas públicas de conocimientos, tampoco se les puede pedir que monten unos horarios plausibles y mucho menos que los trenes salgan y lleguen según dichos horarios. En lo que no tienen rival es en untarse de aceite y responsabilizar de todo a una suerte de enemigo exterior español que está todo el día conspirando para fastidiarles, según creen.

Y hete aquí que ahora piden los trenes y las vías. Con Pedro no debería ser muy difícil. Más complicado parecía lo de los indultos, la sedición y la malversación y los que ahora reclaman los trenes consiguieron todo aquello punto por punto. La única explicación a que Sánchez no les conceda lo que ahora exigen es por hacerles un favor, por evitarles el ridículo. En manos de los incompetentes de la Generalidad, el tráfico ferroviario en Cataluña quedaría colapsado en dos semanas y no les serviría, como es obvio, para insistir cansinamente en otro referéndum.

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