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Vuelve la 'Movida' madrileña

Esto, lo de perder el tiempo a los treinta paseando gratis en trenes por Europa, va a ser el mismo sucedáneo de un proyecto vital decente.

Esto, lo de perder el tiempo a los treinta paseando gratis en trenes por Europa, va a ser el mismo sucedáneo de un proyecto vital decente.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se fotografía con simpatizantes y militantes en Murcia. | EFE

Vuelve, sí, la legendaria Movida, ahora bajo la forma de una subvención gubernamental a los viajes en trenes de largo recorrido con fines exclusivamente lúdicos y/o erótico festivos a lo largo de Europa para "jóvenes" de treinta años. En el fondo, una repetición, solo que corregida y aumentada, de aquella estúpida necedad de Tierno Galván tan aplaudida en su tiempo: "El que no esté colocado, que se coloque… y al loro". Un "joven" de treinta años es alguien que, si ha cursado estudios universitarios, tiene que llevar un sexenio integrado en el mercado laboral; y si posee una formación de bachillerato o FP, su vínculo con el mundo del trabajo debería remontarse a un par de lustros.

A los treinta años, un hombre o una mujer debe estar fichando todas las mañanas en una empresa. Y no sólo fichando, sino también ahorrando cada mes para juntar el dinero necesario de la entrada de un piso. Lo otro, lo de la bohemia, está muy bien cuando se parasita a unos padres ricos de los que heredar algún día o cuando se posee alma de marginal. Por eso, un hombre o una mujer que a los treinta años cumplidos sigue alargando la adolescencia indolente se arriesga a que su vida acabe resultando un huésped inoportuno.

La mítica Movida madrileña no fue más que un narcótico cultural promovido y comercializado por políticos cínicos con la ayuda inestimable de una legión de periodistas idiotas. Y es que procedía celebrar que toda una generación, la mía por cierto, andaba drogada y alcoholizada durante los siete días de la semana. Puesto que para aquella generación, la de la súbita desindustrialización de España tras el ingreso en la Unión Europea, no iba a haber trabajo, que al menos se lo pasarán bien con mucha marcha, birras y farlopa. La Movida fue el triste sucedáneo de un proyecto vital decente que el poder le ofreció a la carne de cañón que había venido al mundo con el desarrollismo de los sesenta. Y esto, lo de perder el tiempo a los treinta paseando gratis en trenes por Europa, va a ser lo mismo.

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