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Castigar a Sánchez

Es urgente echar democráticamente al peor Presidente que ha tenido España desde la transición política.

Es urgente echar democráticamente al peor Presidente que ha tenido España desde la transición política.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en una sesión de control en el Congreso. | EFE

El próximo domingo todos los ciudadanos descontentos, irritados, hartos de la forma de gobernar de Pedro Sánchez, tendrán la ocasión de propinarle en las urnas el primer golpe que, si no definitivo, será esencial para su derrota en las próximas elecciones generales y su consiguiente desalojo de la Presidencia del Gobierno.

Porque estas elecciones van de eso. Aunque sean municipales en toda España y autonómicas en doce Comunidades, en realidad muchas personas votarán en lo que se suele denominar "clave nacional": serán la primera vuelta de un proceso electoral que tendrá su etapa definitiva en las generales de final de año.

El propio Sánchez así ha planteado estas elecciones, con una campaña centrada exclusivamente en su augusta persona, con promesas electorales en todos los mítines, que parecen mas bien una tómbola, eso sí, utilizando para ese fin el Consejo de Ministros y el dinero de todos los españoles.

Sánchez sabe que, si el próximo domingo recibe un castigo electoral contundente, tendrá que ir haciendo las maletas y recogiendo sus enseres personales de la Moncloa, porque eso significaría que, en diciembre, el castigo en las generales sería definitivo, y la alternativa a su gobierno Frankenstein, formada por el PP y Vox, sería una realidad con el popular Feijóo a la cabeza del próximo ejecutivo.

Motivos para castigar con el voto a Sánchez el próximo domingo hay para dar y tomar. La enumeración de todos sus desmanes sería muy larga. El último, no previsto por el propio interesado, ha sido el bofetón que le ha proporcionado ETA-Bildu, colocando a 44 exmiembros y colaboradores de la banda terrorista en sus listas electorales. La indignación que ha recorrido España ha sido brutal.

No es que, en el pasado, las diferentes marcas de ETA no llevaran personas en sus listas que habían ejercido el terrorismo o colaborado con él. No, la diferencia fundamental entre antes y ahora es que, por primera vez en la historia democrática de España, un Presidente del Gobierno ha tenido a los herederos políticos de ETA como socio preferente para pactar con ellos diversas leyes e iniciativas parlamentarias. Y el motivo para hacer eso era absolutamente repugnante: pactaba con Bildu para mantenerse en el poder. Presos por votos y blanqueamiento de los herederos políticos de ETA, al considerarles un partido más, incluso "democrático", como se ha atrevido a poner por escrito la Fiscalía.

Pero además del tema de Bildu, durante su Presidencia, Sánchez, al formar un gobierno con los comunistas de Podemos y apoyarse en lo mejor de cada casa —ERC, Bildu, PNV— ha querido llevar adelante su proyecto de cambiar el régimen constitucional de 1978. Ha desestabilizado el sistema, ha querido controlar la justicia, ha puesto en marcha un proceso de ingeniería social con leyes que atacan al sentido común y a unos valores arraigados en la sociedad española. En definitiva, ha gobernado sólo para una parte de la sociedad, con un sectarismo realmente alarmante.

Sánchez, junto con Zapatero, han querido cambiar España, pero en la mala dirección, pactando precisamente con los que quieren que España deje de ser España. El indulto a los golpistas independentistas catalanes; la supresión en el Código Penal del delito de sedición y la reducción de las penas en el caso de malversación son de los episodios mas siniestros y oscuros de nuestra democracia, porque el motivo de fondo para llevar a cabo todo eso ha vuelto a ser permanecer en el poder, para lo que necesitaba ganarse el favor de ERC.

Tampoco es menor el daño que Sánchez ha infligido a su propio partido, que está literalmente hecho unos zorros. Actualmente no existe el PSOE, existe el sanchismo. Los barones regionales García-Page, Lambán, Fernández Vara, Puig, Armengol, no merecen otra cosa que perder el domingo por haber sido colaboradores necesarios de esas políticas de Sánchez. Algunos de ellos se han atrevido a expresar públicamente alguna discrepancia con las políticas de Sánchez, pero se han quedado ahí, sin provocar un debate interno, por ejemplo, en el Comité Federal, máximo órgano del PSOE entre Congreso y Congreso, que Sánchez tiene absolutamente controlado y congelado.

Por todo ello, el próximo domingo, los ciudadanos tienen una oportunidad de oro para poner a Sánchez en su sitio, que no es otro que la rampa de salida del Palacio de la Moncloa. Es urgente echarle democráticamente de la Presidencia del Gobierno, porque es, sin lugar a dudas, junto con Zapatero, el peor Presidente que ha tenido España desde la transición política.

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