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Santiago Navajas

Ganar no es vencer

No es lo mismo la gestión que las ideas. La derecha acostumbra a ganar elecciones asumiendo el marco mental de la izquierda.

No es lo mismo la gestión que las ideas. La derecha acostumbra a ganar elecciones asumiendo el marco mental de la izquierda.
La presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata a la reelección por el PP, Isabel Díaz Ayuso (i), el alcalde y candidato a la reelección José Luis Martínez -Almeida (d) y el presidente del partido Alberto Núñez Feijóo (c) saludan a los simpatizantes desde el balcón de Génova tras conocer los resultados electorales en Madrid. | EFE

La derecha ha ganado las elecciones en España. Ahora solo falta que gobierne la derecha en España. No es lo mismo tener el poder que ejercerlo. No es lo mismo la gestión que las ideas. La derecha acostumbra a ganar elecciones asumiendo el marco mental de la izquierda. El final de Ciudadanos es consecuencia precisamente de sustituir ideas por ocurrencias, de pretender crecer electoralmente a costa de decrecer en perfil ideológico. Pero para ser un PP bis o un PSOE light ya están los originales. Es la diferencia entre ser liberal o de centro.

El PP ha ganado porque el PSOE ha perdido. España está derrapando peligrosamente en las curvas ante el abismo del populismo y la sudamericanizacion al que nos está llevando la alianza de Pedro Sánchez con los lugartenientes del comunismo, los herederos del terrorismo y los promotores del golpismo. Por si fuera poco, la corrupción intrínseca de ese aparato entre mafioso y sectario que es el PSOE reventó en las pústulas de compra de votos, algo que parecía desterrado desde que el Frente Popular avaló el fraude electoral en 1936.

El gran problema de España es que el PSOE todavía no ha hecho una catarsis que le libre de su herencia criminal y sus siniestros ancestros. Necesita un Secretario General que, al igual que Felipe González arrojó por la borda el marxismo, haga borrón y cuenta nueva de sus referentes comprometidos con la violencia, el terrorismo y el golpismo. En definitiva, que abjure de los que como Indalecio Prieto y Largo Caballero hicieron todo lo posible para descarrilar la Segunda República de sus originales raíles democráticos y liberales. El PSOE no puede seguir ni un día más con alguien como Pedro Sánchez que advierte que "Largo Caballero actuó como queremos actuar hoy nosotros", defendiendo el "legado" del exministro socialista, conocido como 'Lenin español', porque fue "consecuente con sus actos". La alianza de Sánchez con comunistas, Bildu y ERC no solo no le quita el sueño sino que es lo esperable de alguien cuya esencia es largocaballerista.

Un ejemplo del sometimiento de la derecha al marco mental de la izquierda. El que fue dirigente del PSOE, pero posteriormente expulsado por su deriva extremista, y fundador de la banda terrorista FRAP murió en Suiza en 1975, donde está enterrado. Recientemente, iba a expirar la concesión de su tumba, por lo que sus restos iban a ser trasladados a un osario. Nada menos que el secretario de Estado de Memoria Democrática que el gobierno de Sánchez pagará la factura de alguien que contribuyó como pocos a la destrucción de la Segunda República, que pretendía convertir en un apéndice de los soviéticos, y a la eliminación física de los adversarios políticos. Y es que para los socialistas, lo importante no es el delito en sí, sino quién es el delincuente. No se deben extrañar ni escandalizar cuando en el País Vasco acogen a los etarras como héroes. Al fin y al cabo, ¿no hacen eso mismo los socialistas con los suyos?

Cuando llegue al poder, ¿creen ustedes que un gobierno de derechas se negará a pagar la sepultura de Álvarez del Vayo en Ginebra dado que el Estado español no debería pagar a traidores, golpistas y terroristas (a los que la izquierda llama "insurgentes" y "guerrilleros")? Aún más, ¿honrará públicamente a las víctimas del FRAP, haciendo la memoria histórica que los socialistas no quieren que se haga en su ejercicio de amnesia selectiva? Lo dudo, dado que me temo que seguirán la vía del apaciguamiento y la no polarización que tan buenos resultados ha dado, de Chamberlain a Rajoy. Y no solo es una pena sino que es trágico. Porque hasta que la izquierda no sea capaz de afrontar su culpa histórica, España no tendrá un sistema libre de tensiones y amenazas.

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