
Todos los medios de comunicación fuertes y potentes han tendido una alfombra roja para que el truchimán de La Moncloa escupa sus mentiras a todas horas. ¡Rectificaciones! Así les llama ahora el muy cara dura a sus engaños. Valiente mentiroso. Y los periodistas a su servicio se ríen de sus rectificaciones. Canallas. Nada de todo esto me extraña. Aquí lo dejé escrito hace varias semanas: va a por todas este aprendiz de dictador en los medios de comunicación, mientras los de la Oposición están cazando gamusinos en Extremadura. Y, una vez más, el primer seguidor del terrorista Txapote, Sánchez, lo está consiguiendo: borrar sus desaguisados y tropelías. De momento ya pocos recuerdan el dictum democrático: "Sánchez, que te vote Txapote". Lo consiguió. Ya sé, ya sé, que eso es fácil en un país sin genuina memoria. Sí, en un país sin apenas sociedad civil desarrollada moral y políticamente, sin materia crítica en las universidades, y con una Oposición entretenida en juegos imbéciles de poderes localistas y caciquiles, el presidente del Gobierno puede hacer y deshacer a su antojo en todas partes.
La maquinaría del Estado está a su servicio. Por ahí la Oposición está hoy más perdida que ayer, e incluso se asusta por que un mequetrefe del Senado le exija a Núñez Feijóo justificación de sus sobresueldos o cómo se llamen las gabelas de la casta política. Pero lo mollar, sí, para el jefe de la banda socialista son los medios de comunicación. Y ahí, por favor, nadie lo ponga en duda: arrasa, simplemente, porque todos los periodistas de esas cadenas están comprados por Sánchez. No hay un solo periodista libre en esos negocios. Dejan entrar a cuatro periodistas peperos listillos, de vez en cuando y muy controlados por las nóminas, para justificar un supuesto pluralismo de cartón piedra. Lo de siempre. No hablo de oídas. A muchos de ellos los conozco directamente, no digamos a sus principales guionistas y asesores, para emitir un juicio obvio: no son nada al lado del truchimán de La Moncloa, o peor, no valen ni como basura para abonar el campo.
Ejemplo relevante de fábrica de malos abonos es AtresMedia, o cómo se llame ese conglomerado de televisiones, radios y periódicos. Terrible. Pero esa empresa sola le está haciendo la campaña al PSOE, Bildu todos los demás partidos que apoyan el sanchismo. Y ahí van a "debatir", sí, Sánchez y Núñez Feijóo… En ese contexto de corrupción de los medios de comunicación chapotea con prestancia y galanura el jefe del gobierno de un Estado sin apenas Nación, sí, porque la sociedad civil no tiene ni capacidad para hablar en español en muchos territorios de España. ¡Unidad de España! La gente sueña. Esto es un conjunto de tribus pastoreadas por un gañán con ínfulas de dictador. Pero todavía hay imbéciles que creen que la llegada al poder de la gente del PP y Vox será un camino de rosas. Bobos. A3Media o cómo se diga se basta para blanquear a Sánchez. Está siendo el modelo ideal para mantener a un país al margen de lo real.
Es una maquinaria de mentiras bien presentadas y aderezadas. Está siendo la principal plataforma para sacar a Sánchez del pozo en el que se encontraba hace un mes. Pero, al César lo que es del César, Sánchez lo está aprovechado bien. Nunca dio la batalla por perdida. Él sale todos los días y a todas horas a ganar. Es el hombre más odiado de España, pero actúa con absoluta indolencia. Desconoce por completo el significado de la palabra moral. No le importan nada las encuestas, los asesores y los medios de comunicación. Se siente por encima del bien y del mal. O peor, está como las maracas de Machín. Escucharlo un rato es para volverse loco: en dos frases hay tres mentiras y cinco contradicciones.
Pero él sigue perorando sobre lo bueno de su gobierno. La autocrítica es sólo una palabra que se le aplica a otros. Engañar es su oficio. Es obligado reconocerle su horrorosa persistencia para convencer a otros aún más fanáticos que él. En fin, este tipo no se rinde. Las encuestas son implacables con su futuro, pero él sigue actuando con la misma arrogancia. Nadie da un duro porque pueda ganar las elecciones, pero nadie tiene claro que su salida de La Moncloa será fácil. Vamos que este tipo aspira a seguir en el poder, aunque reconoce ya que eso jamás podría hacerlo sin pactar con los comunistas de Sumar, los separatistas y todo ese personal que vive de matar lo que le da vida, España. Hay, sin embargo, una leve verdad en este sujeto. Por fin, ha reconocido que el PSOE jamás ganará unas elecciones, o sea, el PSOE jamás gobernará sin el apoyo de comunistas y separatistas. ¿Cómo utiliza ese dato la Oposición? Permita, querido lector, que no responda, porque podría herir su sensibilidad. Lo dejo para otra ocasión.
