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Meritxell Batet y su mundo feliz

En Barcelona ya casi nadie tiene problemas para pagar el alquiler de un piso porque ya casi nadie se permite el lujo de arrendar pisos enteros.

En Barcelona ya casi nadie tiene problemas para pagar el alquiler de un piso porque ya casi nadie se permite el lujo de arrendar pisos enteros.
Meritxell Batet | EFE

Que me conste, únicamente comparto dos cosas con la señora Meritxell Batet. La primera es que ambos hemos pasado la mayor parte de nuestras vidas en la ciudad de Barcelona, municipio turístico de la costa donde creo que también ella continúa empadronada a estas horas; la segunda es que tanto la señora Batet como yo frecuentamos a lo largo de muchas madrugadas la legendaria pista de salsa de la discoteca Bikini en la Diagonal, lamentablemente desaparecida y cuyo solar ocupa ahora un horrible centro comercial. Y si bien la señora Batet trabajó de camarera allí durante algún verano mientras que por mi parte me limité a ejercer el rol de cliente habitual, se equivocará el lector si infiere que el pijo era yo.

Pensando en voz alta, ejercicio que acostumbra a conllevar sus riesgos, la socialista Batet acaba de confesar ante un micrófono de la SER que "la mayoría (de los que viven de alquiler) no tiene problema para seguir pagando". Aunque luego se ha apresurado a pedir perdón; perdón no por la literalidad de lo expuesto, sino por haber incurrido en la imprudencia de haberlo verbalizado en público a escasos días del inicio de una campaña electoral. Aunque, y en descargo de la muy izquierdista Batet, cabe admitir que ha dicho la verdad.

Y es que en Barcelona ya casi nadie tiene problemas para pagar el alquiler de un piso porque ya casi nadie se permite el lujo de arrendar pisos enteros; la gente ahora alquila solo habitaciones, cuartitos cuyo precio medio oscila, según el barrio, entre los 400 y los 700 euros al mes. La candidata progresista parece que no lo sabe, pero el alquiler promedio de una vivienda en su ciudad anda por los 1.200 euros (fuente: Idealista); y el sueldo anual más común en esa misma ciudad (fuente: INE) por los 22.300 euros. Dicho de otro modo: el alquiler de un sitio para vivir se lleva la mitad del salario anual de un trabajador promedio. Nada, solo la mitad. Pero Meritxell no ve problemas por ningún lado. Ah, la izquierda exquisita y su burbuja feliz.

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