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Segundo error de Feijóo

Dejar solos frente a las cámaras de Televisión Española a Sánchez, Abascal y Díaz puede suponer su segundo yerro grave en pocos días.

Dejar solos frente a las cámaras de Televisión Española a Sánchez, Abascal y Díaz puede suponer su segundo yerro grave en pocos días.
Alberto Núñez Feijoo. | Cordon Press

Javier Arenas Bocanegra, el candidato del PP a presidir la Junta de Andalucía, tenía ya tan granadas las elecciones sobre el papel que los expertos en comunicación del partido le recomendaron encarecidamente que no fuera al debate entre los candidatos que había organizado Canal Sur. Tras darle algunas vueltas al asunto, Arenas les hizo caso y no compareció en el plató, dejando de ese modo bien visible su silla vacía ante todos los votantes andaluces que siguieron por televisión el diálogo entre el resto de los aspirantes. Y así fue como se acabó la larga carrera política de Javier Arenas tras resultar derrotado en aquellos comicios por José Antonio Griñán, su rival del PSOE que terminaría imponiéndose por la mínima después de una constante remontada en las encuestas durante la campaña.

Bien haría Feijóo en algún rato libre tecleando en su móvil el número Arenas para saludar a ese jubilado lleno de experiencia que quizá le podría aportar algún consejo valioso cara al 23 de julio. Y es que, tras la excesiva demora en poner coto a las torpezas escénicas de la locuaz Guardiola, dejar solos frente a las cámaras de Televisión Española a Sánchez, Abascal y Díaz puede suponer su segundo yerro grave en pocos días. Porque en una confrontación entre Vox y la izquierda, ganan seguro los dos contendientes, tanto Vox como la izquierda. Gana Vox al escenificar que ellos encarnan a la derecha genuina, la que planta cara sin complejos ni medias tintas a los progres.

Y gana la izquierda al hacer verosímiles, e igual frente a los posibles abstencionistas de la antigua órbita de Podemos que ante los eventuales tránsfugas de la socialdemocracia más centrista que duden pasarse a Feijóo, los mensajes de alarma por el papel crucial de Vox en un Gobierno de Feijóo. A fin de cuentas, Abascal no perderá nada si finalmente se moviliza la izquierda abúlica, absolutamente nada, pero a Feijóo ese posible despertar tardío de la siesta le puede costar la Moncloa. No debería fiarse tanto de los expertos de comunicación, esos tipos fallan más que las escopetas de feria. En fin, todavía está a tiempo de marcar el número de Arenas.

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