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Javier Somalo

El correazo y la paz social

Libertad Digital ha conseguido que tres sindicatos como CC.OO., UGT y CSIF critiquen al Gobierno de Sánchez por la gestión de Correos.

Libertad Digital ha conseguido que tres sindicatos como CC.OO., UGT y CSIF critiquen al Gobierno de Sánchez por la gestión de Correos.
Una mujer observa la información sobre el voto por correo. | EFE

Se superó Barceló. Parecía imposible pero la guardaespaldas mediática del presidente en funciones por fin tenía a su ídolo en antena, en la guarida del "sanchismo" ese. Con lo mal que lo tratan por ahí, en "aquellos platós de televisión y aquellos estudios de radio desde donde se le ha atacado con soflamas mañaneras", la enfermería de Gran Vía 32 tuvo que emplearse a fondo.

Pregunta sobre Correos:

"Presidente: ¿han dado ustedes órdenes para que no se reparta el voto en Correos como dice el líder de la oposición?".

No hace falta ni contestar. Es la pregunta la que lleva una carga acusatoria difícil de superar pero que encaja milimétricamente con la estrategia defensiva de pintar a Alberto Núñez Feijóo como un mentiroso. Es la última gran mentira. Es esa "proyección" psicoanalítica que el inepto doctor descubrió la víspera del aciago debate, la única forma de luchar contra eso de que "yo no miento, cambio de opinión". De paso, como la mentira no llega para ajustar encuestas desastrosas, Sánchez —y sus Ángels y Pastores— ha decidido acusar también al PP de inducir maniobras extrañas a cuenta del correazo, o sea de la sombra sobre Correos —nunca sobre los carteros—, empresa pública presidida por un amigo del presidente menos votado. Ahora Feijóo es Trump.

De la conspiración a los datos

Hay una expresión que siempre me ha parecido desafortunada y que se utiliza cuando la patronal y los sindicatos se ponen de acuerdo o lo fingen: paz social. El problema de fondo es que ninguna de las dos esferas, subvencionadas en España, suele preocuparse de veras por el interés real de empleados y empleadores, así que si están de acuerdo es casi peor. Pero se usa y se convierte en discusión política básica, en conquista sin igual.

Que el grupo Libertad Digital, liberal indomable aunque rentable, haya conseguido que tres sindicatos como CC.OO., UGT y CSIF critiquen al Gobierno de Sánchez por la gestión de Correos en el trámite de votos es un logro que deja esa paz social casi como una nota a pie de página. Y, por encima de todo, es una muestra inequívoca de que la salida de este presidente es una necesidad indiscutible, no un capricho.

Lo que han conseguido trasladar en diferentes entrevistas e investigaciones Dieter Brandau, Carlos Cuesta y Juan Pablo Polvorinos no es que Feijóo ponga en jaque el sistema o que haya un pucherazo en marcha que haría inútil el voto por correo de millones de españoles. Lo que han hecho periodistas y sindicalistas es airear una verdad: que el voto por correo, junto al calor del verano y el periodo vacacional era una de las bazas de Sánchez para convocar unas elecciones, la del 23J, que sólo pretendían tapar un éxito electoral previo de la derecha, el del 8M.

El propio Feijóo, que pisaba terreno muy conocido y con la autoridad de haber presidido Correos durante cuatro años, lo dejó claro en la entrevista con Federico Jiménez Losantos. No hay maniobras propagandísticas de la derecha, no hay insinuaciones desleales, no hay maquinaciones. Hay datos. Y es necesario ponerlos encima de la mesa para garantizar al votante que su papeleta llegará a la urna. Hay datos. Y es necesario ponerlos encima de la mesa para garantizar al votante que su papeleta llegará a la urna. "Ni un solo voto puede quedarse en las carterías".

Y el presidente de Correos, Juan Manuel Serrano, es amigo de Sánchez, fue su jefe de gabinete en el PSOE durante cuatro años, cobra unos 210.000 euros brutos al año por ocupar un puesto de designación directa por confianza y provoca una pérdida de 600 millones de euros en tres años en la entidad que debería gestionar, no arruinar. Con esa tarjeta de visita, Serrano parece el indicado para que, sin demasiado esfuerzo, con su mera presencia, el caos organizativo se encargue de que los votos vayan acompañados de escándalo.

CC.OO. alerta de una "caza de brujas" contra los que hablen con periodistas o con enlaces sindicales críticos. UGT denuncia que el presidente de Correos "ha ordenado ocultar datos" bajo amenaza de despido y CSIF insiste en que no se han realizado las contrataciones necesarias para un proceso electoral en el que se preveía un voto por correo de auténtico récord.

Todos ellos avisaron con tiempo suficiente haciendo valer la enorme importancia y responsabilidad del servicio postal, valor que aumenta exponencialmente en unas elecciones. Lo más llamativo es que en UGT, rama sindical del PSOE, hayan querido dejar tan claro que Feijóo fue un buen presidente de Correos. Eso no figuraba en ningún manual de campaña. Si sale a la luz es porque será verdad que el candidato llega al examen ciudadano con experiencia gestora exitosa. A veces no hace falta el espectáculo.

Pase lo que pase, hay que agradecer a estos sindicatos o sindicalistas y a los sufridos carteros que hayan querido hablar en voz alta cuando todavía se puede llegar a tiempo. El resto hay que agradecérselo a lo mejor que tiene España, los españoles. No somos de tomar la Bastilla cíclicamente ni de arrancar los adoquines a la primera de cambio. Ni el calor ni las provocaciones políticas y mediáticas conseguirán que la calma —siempre vigilante, eso sí— se perturbe de aquí al domingo electoral. Queda una semana en la que el PSOE y sus protectores mediáticos jugarán todas las cartas que puedan. Aquí prometemos estar atentos, como siempre, no como esos verificadores de izquierdas que ponen sellos de verdadero o falso a lo que dicen los demás.

Si hay una imagen que resume a la perfección lo que significa este Gobierno es la de la ministra Teresa Ribera en bicicleta. No supone la gravedad de otros actos perpetrados por Sánchez pero reúne su legado en unos pocos segundos de vídeo: mentira, hipocresía y burla al ciudadano. Acude pedaleando a una cumbre climática en Valladolid pero la escoltan dos coches, los mismos que usaría sin la tontada ecosostenible. En realidad la ministra iba en uno de esos coches, se apeó y se subió a la bici para recorrer los últimos metros. Ocultando, mintiendo, sin esfuerzo, sin riesgo, sin necesidad. Todo fachada. Puro fraude. Gobierno de España. Por eso hay que votar.

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