Menú

Ni para chantajear sirven

Desde 1980 a hoy, el peso relativo de Cataluña en la economía española no sólo se ha estancado de modo crónico, sino que ha retrocedido dos puntos.

Desde 1980 a hoy, el peso relativo de Cataluña en la economía española no sólo se ha estancado de modo crónico, sino que ha retrocedido dos puntos.
El presidente de la Generalidad, Pere Aragonès, durante la sesión de control en el Parlamento catalán. | EFE/Quique García

Yo, que a fin de cuentas soy catalán desde el punto de vista administrativo, no tendría nada que objetar, más bien lo contrario, si los independentistas confesos o encubiertos que han regido ese territorio durante las últimas cuatro décadas hubiesen obtenido ventajas diferenciales para los siete millones y pico de españoles que residimos de modo oficial en alguna de las cuatro provincias bajo su jurisdicción. Al cabo, nadie ha visto nunca a un madrileño protestar airado por el hecho de que todas las líneas del AVE partan de Atocha. Como tampoco hay noticia de vasco alguno molesto por disponer de una financiación propia y obscenamente privilegiada frente a las del resto.

¿Por qué, entonces, deberíamos criticar a nuestros mandatarios los ciudadanos de Cataluña si hubieran conseguido prebendas colectivas de los distintos Ejecutivos nacionales, tanto de los del PP como de los del PSOE? Pero el problema es que no las han conseguido. En Cataluña disponemos de unos separatistas tan rematadamente inútiles que han sido incapaces de lograr, pese a haber dispuesto en media docena de legislaturas de la llave para la gobernabilidad de España, ninguna ventaja de verdad relevante para los pobladores de su demarcación. Y de ahí el que, tras cuarenta años ininterrumpidos de arrogante hegemonía nacionalista en la plaza, Madrit, aquel denostado poblachón manchego repleto de funcionarios ociosos deglutiendo bocadillos de calamares en horario de oficina, resulta que ya dispone de una renta per cápita un 11% superior a la de la muy laboriosa, austera y abnegada Cataluña.

Y ello a pesar de contar con un territorio cuatro veces más grande que los de los calamares, amén de alojar a una población un 14,4% superior a la suya. Desde 1980 a hoy, el peso relativo de Cataluña en la economía española no sólo se ha estancado de modo crónico, sino que ha retrocedido dos puntos. Mientras tanto, el PIB per cápita madrileño se ha proyectado un 35% por encima de la media nacional. "Madrid se va", sentenció Pasqual Maragall en 2001. Y en efecto, Madrid se nos fue. Ni para chantajear sirven.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal