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Federico Jiménez Losantos

De Vox-Denaes a Vox-Dei: hacia una derecha socialista nacional (I)

El periodista, el militante y el votante de Vox deberían huir de toda opinión propia y esperar a que los Buxadé, en nombre del partido, digan lo que deben opinar.

El periodista, el militante y el votante de Vox deberían huir de toda opinión propia y esperar a que los Buxadé, en nombre del partido, digan lo que deben opinar.
Jorge Buxadé y Santiago Abascal. | Europa Press

En dos meses han sido apartados de Vox o han salido porque se sentían apartados de las decisiones del partido Sánchez del Real, Rubén Manso, Iván Espinosa de los Monteros y Juan Luis Steengmann, todos ellos relevantes desde los orígenes del partido, que repaso en El retorno de la derecha. La mayoría formó parte de Denaes, movimiento intelectual y político de hondo calado en "Defensa de la Nación Española" y contra el abandono de la idea nacional por el PP y del PSOE. Provenían básicamente del PP, con independientes tan importantes como Gustavo Bueno o Amando de Miguel que iban recorriendo quijotescamente España con sus libros en defensa de la nación. Abascal era el referente organizador de aquella campaña que recorrió España y que explica, al acobardarse el PP ante el golpe de Estado en Cataluña de 2017, el trasvase de 40.000 a 4.000.000 de votos a Vox. Sin Denaes y aquella siembra durante varios años no hubiera sido posible.

El tercer Vox, sus dirigentes y sus diferencias con el primer Vox de Denaes

Los de Denaes –tengo el honor de haber sido premiado por la tarea del Grupo LD en una de sus ediciones más importantes, en la Presidencia de la Comunidad de Madrid, con Esperanza Aguirre como anfitriona– eran, y los que sobrevivimos de entonces seguimos siendo, españoles preocupados por el futuro de la nación y del sistema político del 78, cuya Constitución tiene como base la nación española, base diluida en el Estado de las Autonomías y por la continua sumisión al separatismo de los gobiernos de PP y PSOE. Me remito a mi libro –no es que sea el mejor y el último, es que es el único– para recorrer ese camino que llevó de Denaes al primer Vox, el de Vidal Quadras, y al segundo, el de Abascal y su grupo dirigente, ahora disuelto. Lo que aparece tras las salidas conocidas y otras ignoradas es el tercer Vox.

Y este tercer Vox es la negación del primero, el Vox-Denaes. Y nada lo ejemplifica como el artículo de su nuevo ‘hombre fuerte’, Ignacio’ Buxadé, en La Gaceta de la Iberoesfera, que recuerda los Ejercicios Espirituales de San Ignacio que Stalin, antiguo seminarista, tenía en la mesa de trabajo en la que a diario firmaba las condenas a muerte de miles de desobedientes. Es el manual de una organización religiosa que actúa con la disciplina de un ejército, al servicio del Papa, y en la que cada miembro debe ir a donde le manden los superiores perinde ac cadáver, como si fuera un muerto.

Esa renuncia a la voluntad, fruto de la renuncia a la opinión individual, en favor del partido, es decir, la del jefe, es la que Lenin impuso en el bolchevismo. Primero, en su partido, eliminando las facciones, y luego, en toda la URSS. El primer estado totalitario de la historia, explicado por Courtois en su gran biografía de Lenin, nace de su idea de la libertad, que veía excelente para él, y, en consecuencia, para su partido; e intolerable para todos los demás. Lenin no es que creyese la libertad de opinión algo burgués y reaccionario, sino un privilegio exclusivo del que manda, y manda sin límites. Por eso, al preguntarle Fernando de los Ríos en su visita a Moscú "¿Y la libertad?", Lenin respondió "¿Libertad, para qué?". "Para ser libres", le respondió el atildado granadino. Y el Josué del comunismo marxista se sonrió. Cien millones de muertos testimonian el sentido de esa burla sobre la libertad.

El artículo de fe de ‘Ignacio’ Buxadé

Hace poco más de un año, cuando, con pleno apoyo de Abascal, Buxadé, con los primos Garriga, que según ha publicado Iñaki Ellacuría y ellos no han negado, pertenecen también al Opus Dei, toma las riendas de Vox, publica Tener opinión, en el que leemos estas frases que no dudo habrían espantado a Gustavo Bueno, Amando de Miguel y todos los que, de una u otra forma, crearon o participaron en la creación de Denaes, cuna de Vox.

"Hoy en día parece triunfar el político que tiene opinión y efectivamente opina de todo. Aunque diga tonterías, o frases hechas. Se ha aplaudido a políticos, de uno y otro signo, simplemente por tener opinión sobre temas respecto de los cuales su opinión era irrelevante, y además, se ha demostrado errada a los pocos días. Incluso, se ha llegado a afirmar que es valiente un político por decir cosas distintas de las de su partido; confundiendo valentía con desobediencia, libertad con deslealtad"

"No es necesario tener opinión en todo. Más aún, no es sano tener opinión en todo y de todo. En realidad, incluso, hay cosas sobre las que mejor no tener opinión. Y otras, en que la opinión debe ser formada desde el estudio concienzudo y el análisis completo de todas las circunstancias y consecuencias. Y exige tiempo. Y prudencia. Dos cosas de las que en esta política de cortas miras se carece. Incluso, quizás, tras todo ese tiempo de estudio, concluyas que lo prudente es no tener opinión".

"Hay quienes nos hemos lanzado a esta hermosa tarea de conquistar para los españoles su libertad profunda y su capacidad de decidir sobre el Estado persuadidos de que no tenemos opinión en todo. Lo que no es político no merece respuesta política. Aunque la pida el periodista o el tertuliano o el seguidor de la red social. O tu infinita vanidad. En política, la opinión es irrelevante. Es relevante la posición. En política debes posicionarte; no opinar".

"El posicionamiento no es personal, sino político, y por ello comunitario o colectivo, y debe ser adoptado en el partido y por el partido. Así, que lo razonable, inteligente, prudente, sensato, es esperar a que el partido se posicione, esto es, afronte políticamente un hecho con efectos políticos. Si tú opinas o te posicionas antes, dañas al partido. Y a ti mismo, pues puedes quedar como un tonto y siempre como un listillo, que es la forma postmoderna de acreditar tontuna".

O sea, que el periodista, el militante y, mientras padezcamos la democracia, el votante de Vox, deberían huir de toda opinión propia y esperar a que los Buxadé, en nombre del partido, digan lo que deben opinar, única forma de no equivocarse. Lenin no lo hubiera dicho mejor. Bueno, mejor sí, porque fue notable orador y un feroz libelista. Buxadé no ha sido favorecido con los dones de la elocuencia. Pero tampoco Stalin y hay que reconocer que su libertad aprovechó al máximo la disciplina que supo imponer a los demás.

Los que critican a Vox es porque cobran; nadie es libre de opinar

Evidentemente, alguien que piensa así, lo escribe, lo publica en el órgano del partido y no pasa nada, acaba siendo un verdugo de cualquier libertad, interna o externa, es alguien que, como Lenin, aborrece cualquier tipo de libertad personal, salvo la que se manifiesta mediante la adhesión. Y no hay que ser liberal para sobrar en un partido dominado por alguien así, basta con tener un temperamento fuerte, un orgullo de carácter o de casta, una idea de la nación fruto del estudio de su historia, o de la economía, y creer que el mercado es la mejor forma conocida de asignación de recursos para estorbar. "¿Qué es eso de opinar sin saber?", hubiera podido decir Lenin a De los Ríos. "¿Pero sin saber qué?". "Pues lo que se debe opinar. Lo que el Partido, mediante el centralismo democrático, decide que hay que opinar".

Hace poco me asomé a La Gaceta de la Iberosfera. Vi textos de gente culta, como Tamarón, y otros que escriben en LD, o que he leído en ABC y otros medios de derechas. ¿Pero alguien imagina un ABC cuyo jefe de Opinión publicara lo publicado por Buxadé? Ya entiendo por qué en Vox –también lo dijo Iván, al irse– impera el discurso de que los medios de comunicación que los critican es porque cobran de alguien. Se niegan a admitir que haya nadie que opine libremente y no por dinero. Ese fondo reptiliano de Vox explica que haya medios coreando a Garriga y diciendo que en Vox no pasa absolutamente nada y están más fuertes que nunca. No hay más que verlos. Perinde ac cadaver!

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