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Itxu Díaz

El evento del acto

Está tardando demasiado la respuesta unitaria al desafío que está planteando Sánchez –no lo olvidemos- a España, a la Constitución, y al Rey.

Está tardando demasiado la respuesta unitaria al desafío que está planteando Sánchez –no lo olvidemos- a España, a la Constitución, y al Rey.
Reunión entre Ortuzar y Puigdemont en Waterloo. | PNV

A España la han salvado mil veces los liderazgos individuales. Argentina, Argentina, una vez más, Argentina, está más cerca que nunca de salir del pozo negro de su historia por un liderazgo particular, el de Javier Milei. Que está loco, que no es del todo liberal, que no es del todo conservador, que es ultra, que su plan de resurrección del país es demasiado moderado, que pretende arreglar todo en dos días, que su proyecto es demasiado a largo plazo, que aburre ya la letanía de peros que tratan de ensombrecer la realidad: extirpar el socialismo de Argentina, hasta dos días, no era un heroísmo sino un milagro.

Y no está a punto de obrar ese milagro ningún partido con gruesa experiencia política, ni con una gran implantación. Lo está logrando al atreverse a situar ante el espejo a la corruptísima izquierda argentina que ha hundido y arruinado la nación durante décadas. Y, si me permiten, lo está logrando también por sus huevos, argumento político débil, si quieren, pero de importancia capital en la tierra de nuestro Andrés Calamaro.

Milei ha tenido la inteligencia de bajar a la tierra de la política práctica sus conocimientos teóricos, rodeándose de un equipo brillante, y tratando de ganarse el apoyo de muchos que, unos años atrás, no le votarían ni de broma. Pero hoy por hoy es el voto más seguro para deshacerse del kirchnerismo, a cuyo patriarca Néstor ya hace años que le puso Federico, y no por casualidad, el Dioni de la Pampa, y resulta innecesario añadir que todo lo que vino después fue aún peor, incluida la ocasión perdida de Macri.

La política es una mezcla de liderazgo, proyecto y sumas, pero de las de verdad, no las de la Yoli, que en el colegio, cuando le pedían sumar tres manzanas con seis peras, le daba como resultado cinco brócolis. Hay muchas cosas que podemos aprender del ascenso de Milei en Argentina, o de Meloni en Italia, si bien cada país tiene sus propias habas borboteando en la olla. Pero la principal es la necesidad de aglutinar a los opositores en momentos críticos, para ejercer con eficacia la lucha contra el régimen, peronista o socialcomunista. Ni por asomo estoy sugiriendo una fusión entre las facciones políticas de la derecha, pero sí su coordinación en lo fundamental que, a esta hora, salvo que yo me haya perdido algo importante, es hacer frente a la maniobra golpista-secesionista de Sánchez.

Ante el gran desafío para la pervivencia de la España constitucional, el PP reacciona con agilidad inicial -gran entusiasmo-, pero finalmente convoca "un acto" -gran confusión-. Un acto, a botepronto, sin siquiera especificar si es sexual, teatral, o si es necesario acudir con chaqué.

A esta hora no sabemos si es uno de esas grimosas pijama-party de partido, de las que te dan banderita, pulserita, photocall y bocadillo, o si se trata de un acto de protesta con vocación de integración de toda la sociedad civil. Asombra que no hayan sido capaces de convocar una manifestación constitucionalista sin más, cuando tienen, por vez primera, a más de la mitad de los españoles deseando saber fecha y hora para apuntarse. Por supuesto, tampoco han acordado con Vox acudir conjuntamente, porque han facilitado al partido de Abascal tanta información sobre el evento como al resto de los españoles, ninguna; el evento es como se conoce en el Madrid posmoderno al acto o convocatoria cuya razón de ser nadie es capaz de descifrar, pero que no obstante es de asistencia obligada.

Está tardando demasiado la respuesta unitaria al desafío que está planteando Sánchez –no lo olvidemos- a España, a la Constitución, y al Rey. Y hay dos señores, uno experto en contorsionismo en maleteros y prófugo de la justicia, y otro que más le valdría estarlo, vasco, para más señas, dándose la mano en Waterloo, choteándose de su privilegio, y proclamando en perfecto castellano que nos tienen a los españoles cogidos por los huevos, aunque lo hayan dicho a su manera, en un cierto politiqués, esa jerga que acuñó nuestro añorado Amando de Miguel.

Y mientras esperamos a que alguien en la derecha reaccione y tome nota de los resultados de la oposición y el liderazgo eficaz de Milei, la buena noticia es que del lado de los golpistas las cosas no van mejor. Sánchez sigue apostándolo todo a su flor en el trasero y a sus heteropatriarcales partes, pero esta vez la pirueta es demasiado compleja y hay unas cuantas fisuras en el plan; fisuras por las que confiamos en que se despeñe al pozo del olvido político, a penar su traición con algún cargo irrelevante en alguna institución absurda en la que no pueda hacer más daño, como la OMS, el Consejo Internacional de los Consejos Internacionales, la directiva del Barça, o la Asociación de Amigos de Mohamed VI.

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