
Estamos asistiendo en vivo y en directo, al descuartizamiento del Estado, la humillación de la nación que lo sostiene y la burla de las leyes que preservan el Estado de Derecho. Sánchez, con los mismos hueviales para entregar el Sahara a Marruecos, "en nombre de España", ha entregado a los golpistas catalanes la soberanía nacional española, la independencia judicial, la unidad jurisdiccional, el dinero de todos los españoles y ha concedido a la región catalana el rango de Estado. Rango que niega al único existente desde hace cinco siglos, desde que los Reyes Católicos terminaron la reconquista de España, que duró ocho siglos, recuperaron el Estado visigodo, de dos siglos, que heredaba la Hispania romana y cristiana que cuajó en tiempos de Octavio y de Cristo. Dos mil años. Pues ni dos mil días, ni dos mil meses, Sánchez y su compinche Pumpido han destruido ese legado bimilenario, en dos días. Falta legalizar la pertenencia de ese Estado catalán a su nuevo emperador, Putin. Los catalanes, nunca independientes, seguirán sin serlo. Sólo cambiarán la relación con Madrid por la de Moscú.
Cómo borrar el rastro de Putin en el procés
El último chantaje de Puigdemont a Sánchez es cancelar la deuda que con la justicia española tiene Moscú desde el procés. El Parlamento Europeo y la Comisión que gobierna esta UE de plastilina ha alumbrado tres informes oficiales que prueban la clara injerencia del Kremlin en el desmantelamiento de España a través de Cataluña. El hombre clave del golpismo catalán para canalizar estas relaciones ha sido Josep Lluis Alay, y la implicación de Moscú está legalmente judicializada en el Caso Volhov, véase El Mundo del 4-11-2023. El mismo diario, el 1-11-2023, publicó un excelente resumen de Maite Pagaza de los tres informes oficiales de la UE sobre la participación de Putin en la subversión de la democracia española.
No es la primera vez que agentes de Moscú intervienen en la política española, ni que españoles participan en la dictadura leninista. El caso más conocido es el de Andreu Nin, luego disidente de Stalin, como Gorkín y otros del POUM, y, antes aún, el sector de la CNT de Angel Pestaña, que visitó al anciano anarquista Kropotkin para llevarle cuatro kilos de manteca pocos días antes de morir, como cuento en Memoria del Comunismo. La izquierda separatista de ERC y Estat Catalá, buscó siempre el apoyo de los regímenes totalitarios para compensar su debilidad en España. Véanse el Maciá al país de los soviets (E. Ucelay-Da Cal. Ed.1984) o la huida de Dencás a la Italia de Mussolini tras fracasar el golpe de Companys en 1934.
Pero el mayor paralelismo en la relación de los agentes de Moscú con el separatismo catalana nos retrotrae a la guerra civil, con la llegada como cónsul a Barcelona, de Vladímir Antónov-Ovséyenko. Era la cabeza de puente de la masiva intervención militar de la URSS en la guerra civil, que, tras la entrega en Odessa del Oro del Banco de España por Negrín, trajo la llegada de tres mil consejeros militares de la URSS, entre ellos sus mejores generales, y cuya dirección política llevaron hasta 1939 Togliatti (Ercoli), la NKVD, el GRU (su equivalente militar) el PCE… y el PSUC. Porque Stalin siempre vio en los nacionalismos catalán y vasco un flanco débil de España, que, como antigua potencia occidental, cabía explotar. Y si Putin piensa lo mismo y ha actuado en Cataluña es por las mismas razones.
La escalofriante historia de Antónov-Ovséyenko
¿Pero quién era Vladímir Antónov-Ovséyenko? Dejando aparte la edulcorada biografía de la Wikipedia, era ucraniano de origen (Chernígov, 1883), de familia militar zarista. Había entrado en el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, que era también de Lenin, en 1903 y perteneció al ala menchevique y anti-leninista tras el fallido golpe de 1905, en que fue uno de los jefes rebeldes en Alexandria (Polonia) y Sebastopol. Detenido allí y condenado a muerte, huyó de la incompetente vigilancia zarista de Siberia, como tantos otros, y durante la I Guerra Mundial se dedicó a la propaganda. Director de Golos (La Voz) y Nacho Slovo (Nuestra Palabra), tuvo relación con padres de la socialdemocracia rusa, como Lunachrarski, autor del libro terrorista ¿Qué hacer? título copiado por Lenin, Mártov, Trotski y Manuilski, muchos de los cuales fueron importantes en 1917 y luego en la guerra civil española.
Aunque pertenecía al ala menchevique, más ortodoxamente marxista que la de Lenin, se pasó a los bolcheviques en el fallido golpe de julio y el de octubre de 1917. Fue el jefe militar de la subversión de Petrogrado en el golpe contra la democracia rusa; y dirigió la toma del Palacio de Invierno, con la violación y asesinato de mujeres del batallón ciclista, el último en defender el edificio que representaba la legalidad del gobierno Kerenski, ya huido. Y del saqueo de su bodega y la borrachera de dos días que asombró a los enviados especiales extranjeros y que recuerdo en Memoria del Comunismo. Fue uno de los comisarios más feroces del Ejército Rojo de Trotski, su viejo amigo; y dirigió políticamente la masacre de Tambov, una de las insurrecciones campesinas más importantes de la guerra civil.
Como revolucionario y militar de carrera, caso rarísimo entre los leninistas, fue el primer comisario político de una gran operación militar, la del aplastamiento de la citada insurrección de Tambov. Su importancia en el gobierno la revela que los jefes del ataque militar de cien mil soldados contra los cincuenta mil de los social-revolucionarios o eseristas hermanos Antóvov, que expulsaron a los comisarios de la Cheka que requisaban el grano y provocaban la hambruna, eran los dos militares más relevantes del ejército soviético, Tujachevski, entonces su primer general, y Zukhov, que llegó a serlo tras la toma de Berlín al final de la Segunda Guerra Mundial.
Antónov-Ovséyenko implacable en la guerra civil dentro de Ucrania, era disciplinado y obedeció las órdenes del partido en todos los avances y retrocesos del poder soviético, militares o civiles. Esta probada obediencia al poder político le permitió sobrevivir bajo Stalin. Y así llegó a Barcelona en 1936, como uno de los militares de mayor experiencia en toda la URSS. Esa experiencia le hizo chocar con los embajadores Rosenberg y Gailkin, pero le llevó a coordinar la guerra al POUM y la CNT en los Fets de Maig. A su utilización del nacionalismo catalán como elemento legitimador del PSUC y la auténtica dictadura comunista dentro el campo republicano se debe la famosa frase de Negrín de que era "más catalán que los catalanes".
En realidad, cumplida su misión, fue víctima de la gran purga de 1937, detenido en 1938, condenado y salvado por un tiempo, gracias a sus contactos en el Kremlin, fue finalmente fusilado en 1939. Tras morir Stalin, fue uno de los viejos comunistas rehabilitados por Krustchev en 1956. Hoy habita la iconografía de los libros sobre nuestra guerra civil, con sus gafas de miope, puño en alto y el atuendo civil que disimula la condición real de uno de los agentes más implacables del terror soviético en España.
Los hombres de Putin en Cataluña
Los datos que recopila el artículo citado de Maite Pagazaurtundúa, son tan importantes que no deberían pasar como un comentario de opinión. Dan la pista que Puigdemont y Putin pretenden borrar de la investigación judicial española y, por tanto, de la Unión Europea. Veamos algunos:
Alexander Ionov, hoy juzgado por lo mismo en los USA, difundió las primeras noticias falsas sobre el procés, a través de medios financiados por Moscú como Sputnik y Rusia Today, acompañado, por todos los que, desde la extrema izquierda a la extrema derecha, apoyan en España a Putin. La clave es 2016, cuando en septiembre, por primera vez, se publica en Sputnik: "una Cataluña independiente reconocerá que Crimea es rusa". El exdiputado ruso Serguei Markov reconoció en El Periódico el 22-11-19 que ofreció ese apoyo al independentismo a cambio del reconocimiento de Crimea, que se había entrevistado tres veces con emisarios de Puigdemont que, en 2019, pidió en Sputnik el levantamiento de las sanciones a Rusia.
En tiempos de Pujol, el modelo que se pretendía para una Cataluña independiente era el de Israel, y hubo infinidad de contactos en esa línea. Una pujolista tan recalcitrante como Pilar Rahola pasea por Argentina su condición de amiga de los judíos, cuando defiende en España el apartheid y la persecución de los castellanohablantes, incluida la hermana de Messi, que tuvo que volverse a Rosario huyendo de la inmersión. Pero sin Pujol al frente, CDC, como Maciá, se encaminó hacia Moscú. En 2018, Victor Terradellas, responsable de relaciones internacionales y de la Fundación Catmón, fue detenido por presunto desvío de fondos públicos a entidades nacionalistas. En 2022, declaró como investigado en el Caso Voloh; y en diciembre de ese año, confesó en France TV que Rusia les había ofrecido 10.000 soldados para su rebelión contra el Estado español.
Esos 10.000 soldados, verosímilmente del Grupo Wagner, habían sido ofrecidos en realidad, según el consorcio periodístico OCCRP, por el hombre clave de Putin para operaciones encubiertas, Nicolai Sadovnikov, que junto a Sergey Motin se reunió el 26 de octubre de 2017, la víspera de la declaración de independencia por Puigdemont, con Jordi Sardá Bonvehí. A cambio de los soldados y millones de dólares, la Cataluña independiente promulgaría una legislación favorable para un sistema de criptomonedas, útiles para operaciones, ilegales y sin rastro, de Moscú en todo el mundo.
La demolición de España, proyecto internacional
En 2019, Alay, el hombre de Cataluña en Moscú o viceversa, y el propio Puigdemont, confirmaron al New York Times que ese año, tras el golpe, hubo varios viajes a Moscú, uno de ellos pagado por la Generalidad, para "asuntos que interesan a la creación de un Estado independiente en un futuro". Pues bien, ese futuro ya es presente. Putin tiene puesto un pie en la república que Sánchez entrega al separatismo catalán, cuyos aliados serán los del eje Moscú-Pekín-Teherán-Puebla. Al Cártel de Puebla -Venezuela, Cuba, Nicaragua, Chile, Argentina, Brasil, Bolivia y demás-, con Zapatero de embajador y Baltasar Garzón de abogado del narco, ya pertenecen el PSOE y Podemos. Así que, hasta sin Sánchez, el proyecto internacional de demolición de España, continuará. Con Sánchez y Pumpido, mucho mejor.
