Ya no se trata de buscar apoyos en el separatismo para alcanzar el poder impidiendo gobernar a la lista más votada, tal y como ha hecho Sánchez para alcanzar La Moncloa. En lo que está ahora el presidente del gobierno es en ofrecer a los separatistas gallegos la presidencia de la Junta en el caso de que el PP (o el PP y Vox) no sumen más de 37 escaños. Y es que todas las encuestas publicadas hasta la fecha ofrecen dos datos con rotunda unanimidad y claridad: el PP será, con gran diferencia, el partido más votado y los separatistas del BNG serán la segunda fuerza, también con destacada ventaja respecto a los socialistas que quedarían en tercer lugar. El único riesgo y la única discrepancia está en si el PP podrá solo —o con el apoyo de Vox— alcanzar la mayoría absoluta. Y, aunque la mayoría de los sondeos, se la otorgan al PP, el PSOE de Sánchez ya se ha mostrado descaradamente dispuesto a respaldar a los secesionistas gallegos antes que permitir un gobierno popular en Galicia. Y es que hasta Ferraz reconoce que su plan de choque para movilizar a la juventud de izquierdas en Galicia beneficia más al BNG que a los propios socialistas pero que "lo que importa es sumar". Y es que poco le importa a los socialistas la relación de BNG con los proetarras de Bildu bajo la alianza "Ahora Repúblicas": cualquier formación antiespañola es válida para Sánchez con tal de mantener el gobierno de España o lo que vaya quedando de ella.
Así las cosas, todos los españoles, empezando por los gallegos, debemos ser conscientes de la trascendental importancia que tienen los comicios del próximo domingo. Por muchos errores de comunicación que haya podido cometer el PP en relación a Junts; por acomplejados que hayan sido en el pasado los dirigentes del PP respecto a los delirios nacionalistas que consideran a Galicia una "nación sin Estado" o por falta de valentía a la hora de defender mayor libertad lingüística en las escuelas de aquella comunidad, la alternativa a un gobierno del PP en Galicia sería un gobierno del BNG públicamente dispuesto a emprender la "vía catalana" del referéndum de autodeterminación y de la inmersión educativa total en gallego. Eso, por no hablar del desastre de gestión económica que afrontaría Galicia en manos de la extrema izquierda nacionalista.
Lo que nos parece evidente es que el PP no exagera un ápice cuando alerta del "procès a la gallega" al que asistiríamos en esta región si el PP no logra aglutinar votos suficientes como para retener el gobierno de la Junta. Y si esto se considera por algunos como una apelación al voto del miedo, pues que así se considere, pues un gobierno del BNG con el apoyo de los socialistas sería, más que temible, un terrorífico futuro para la prosperidad y estabilidad de Galicia y de toda España.

