
Mientras el PSOE culminaba una amnistía que "podrá ser ley, pero no derecho", según resumió en esRadio Javier Gómez de Liaño, Yolanda Díaz daba una charla sobre "currantas" en la sede del Ministerio, enmarcada en los actos del 8-M. Zafándose de nuevo de los temas de la semana, la trama Koldo de sus compañeros de gabinete y la amnistía que con una impostada felicidad vendía Félix Bolaños, Yolanda Díaz se propuso de nuevo encontrar un hueco en las portadas hablando de su último tema predilecto: el tiempo. Y tras su cruzada (inexplicable) contra los horarios de ocio en España, la ministra disertó sobre la "pobreza de tiempo" de las mujeres. Díaz nos descubría así una realidad de la que quizás aún no éramos conscientes: que la vida cansa. Y ella tendría la receta para solucionarlo.
En un Gobierno que ha batido todos los récords de bochorno (basta buscar lo que decían hace sólo unos días sobre cambiar la ley de amnistía o las zafias mentiras de ayer) lo de Yolanda Díaz sólo aporta una gotita más de sonrojo. Pero quizás valga la pena analizarlo un poco: ¿busca polémicas artificiales para tratar de tapar tanto ruido en torno a sus compañeros? ¿Responde a un ataque de celos por no llevarse un titular? ¿O realmente van en serio y se creen que pueden adaptar los alocados horarios españoles a los alemanes y acabar con el agotamiento (sólo) de las mujeres? Lo que está claro es que los titulares más absurdos de Yolanda Díaz son los que hablan de nuestras vidas y de cómo quieren organizárnoslas: vivimos mal, nos dice, adornándolo mucho, Sumar; no nos demos cuenta, pero no deberíamos quedar tan tarde y no hay por qué cansarse tanto. Es cómico, sí, pero también inquietante.
Quizás haya quien les compre la idea de que realmente ella tiene una varita mágica y España puede permitirse pagar a cada mujer horas de "cuidados", que es lo que parece ser que plantea la ministra cuando habla de que deberíamos tener ratos para bailar. Pero al resto nos suena particularmente irritante este populismo infantiloide; este afán por legislar sobre lo ilegislable; por "descubrir" problemas y vender que tienen soluciones; esa mención tan molesta al "sofá" en el que nos tiramos cuando "no podemos más" (¿también está mal?). Está hablando de nuestra casa Yolanda, rizando el rizo de un Gobierno dispuesto a hacernos tragar lo que sea sin esforzarse ni un poco en las explicaciones. Y ojo: que una ministra nos diga que nos divertimos fatal y que gastamos mal el tiempo, aunque sea pura cháchara en un país plagado de problemas reales, puede acabar desembocando en alguna ley que nos complique un poco más la vida, esa que ella quiere arreglarnos.
