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Pablo Planas

Sánchez: ni Franco se hubiera atrevido a tanto

No hay más que ver la agenda de los próximos días. El martes 28, reconocimiento de Hamás. El jueves, 30, amnistía de los golpistas.

No hay más que ver la agenda de los próximos días. El martes 28, reconocimiento de Hamás. El jueves, 30, amnistía de los golpistas.
Pedro Sánchez. | Europa Press

No va a quedar piedra sobre piedra, salvo el muro entre los españoles que Pedro Sánchez prometió construir en su discurso de investidura. La ruptura de relaciones anunciada por Israel en respuesta al reconocimiento de un hipotético Estado palestino es un aviso muy serio y muy grave. No se puede atacar impunemente a la única democracia de Oriente Medio porque eso es tanto como patrocinar a los terroristas de Hamás que el pasado 7 de octubre violaron y vejaron a ancianas, mujeres y niños y asesinaron a bebés metiéndolos en hornos domésticos. Si se pierde de vista lo que sucedió aquel día nada tiene sentido.

Sánchez no ha entrado en una dinámica peligrosa porque lleva en ella desde que asumió por primera vez la presidencia del Gobierno. Su mandato es sinónimo de peligro. Él y sus socios de Sumar han decidido reconocer ahora un Estado que no existe pasándose por debajo del arco del triunfo que la política exterior había sido un asunto que requería el consenso de todas las fuerzas políticas, no solo las de izquierdas. En el nuevo paradigma, las relaciones internacionales sólo dependen de Sánchez, familia y amigos. Ya ni se debaten en el Congreso. Magnífico. Muy democrático. Igual que un chiste de Gila. "Begoña, voy a romper relaciones con Argentina. ¿Cómo lo ves?". O: "Yolanda, ¿qué te parece si la liamos con Israel? A Hamás Madrid seguro que le encanta y en las elecciones europeas nos salimos".

La política exterior es el único ámbito de actuación en el que Sánchez se siente en plenitud de facultades. Obvio cuando ni siquiera puede tramitar una ley (en realidad un disparate, otro más) para abolir la prostitución. A eso es a lo que ha llegado el PSOE con Sánchez. Cientos de miles de mujeres y de transexuales prohibidas por el Gobierno más progresista de la historia. En vez de protegerlas se les niega la existencia. Las personas más desfavorecidas son las más afectadas por la gestión de este Gobierno, decidido por otra parte a resolver el conflicto palestino. Ahí es nada.

La habilidad de Sánchez consiste en tapar escándalos con más escándalos, con lo que a un escándalo tremendo le sucede otro terrible, terrorífico, trágico o patético. No hay más que ver la agenda de los próximos días. El martes 28, reconocimiento de Hamás. El jueves, 30, amnistía de los golpistas. Y cuando vuelva Puigdemont ya verán las risas que nos echamos. A este paso de lo de su esposa sólo se va a hablar en la Argentina. Esto ya no hay por donde cogerlo. Del tito Berni y el colega Koldo a las mascarillas y los asuntos familiares. Estamos a dos minutos de declararle la guerra a Italia y a los Estados Unidos si hace falta a poco que se envenene (más) la cuestión del hermano que trabaja en España, vive en Portugal y cotiza en el limbo, presuntamente todo ello. Ni Franco se hubiera atrevido a tanto.

Nuestro presidente está dispuesto a todo. Más fuera de control que nunca. Se cree una especie de superhéroe frente a los supervillanos Milei y Netanyahu. No había más que verlo ayer en el Congreso. El rey del fango. ¿Acaso hay que insistir en que perdió las elecciones del 23 de julio y presume de haberlas ganado? El único que parece que no entiende que "gobierna" sometido a chantajes permanentes es él. Ni piedra sobre piedra ni títere con cabeza va a dejar. Sólo le achanta Marruecos. Y ahí es donde se le desmonta el argumentario humanitario. Resulta que lo que vale para los palestinos no vale para la población del Sahara. Estamos listos.

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