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Ultranacho Ultraescolar hace el ultrarridículo

¿Cabe más ultrarridículo que poner a tus sabuesos a rastrear y que a pesar de no ser capaces de encontrar un solo hueso con algo de carne lo publiques como si fueran cortes de buey de El Capricho?

¿Cabe más ultrarridículo que poner a tus sabuesos a rastrear y que a pesar de no ser capaces de encontrar un solo hueso con algo de carne lo publiques como si fueran cortes de buey de El Capricho?
Intervención de Javier Milei. | Libertad Digital

Como Javier Milei es un ultramalo, y venía a España invitado al Instituto Juan de Mariana, el director del panfleto de Escolar ordenó a sus esbirros que sacaran toda la porquería de la asociación que ha osado incomodar a Su Augusta Persona, el marido de Begoña. Ellos, fieles y obedientes, sacaron tres piezas en dos días. El problema es que no había porquería que sacar, así que tuvieron que hacer un esfuerzo titánico para vestir al pollino, que quedaba nuevamente desnudo una vez quitabas todos los adjetivos y esa forma de escribir capaz de convertir la compra de una manzana en un supermercado en un acto judeomasónico dentro de una conspiración ultrainternacional.

Si lo estudiamos cronológicamente, la primera pieza nos alarmaba con las subvenciones que recibía un empresario que, a su vez, "promocionaba" la Cena de la Libertad, el evento anual del Instituto en el que se entrega el Premio Juan de Mariana y se homenajea al galardonado. Una vez eliminada la narrativa, lo que quedaba es que la empresa que la asociación había contratado para actualizar parte de su página web del Instituto es propiedad de un empresario que tiene a su vez otras empresas que han ganado concursos públicos. Pecado de lesa majestad. La noticia tenía sólo 6 usos de "ultra", ya fuera en solitario o como prefijo de ultraliberal, ultraderecha, etc., pero se ve que sólo estaban calentando.

Este patético intento de destruir la reputación del Instituto iba acompañado de la indignación que les producía a los ultraescolares que Milei vienese a España "sin agenda oficial", una previa que ya mejoraba sus notas con 7 ultras entre titular y texto. Eso sí, para que vean que se puede hacer periodismo a pesar de todo y denunciar con elefantiásica indignación los supuestos bulos de los demás, decía que Juan Ramón Rallo, que dejó la dirección del Instituto en 2018, había seguido al frente hasta 2023, cabe suponer que porque los otros dos directores que hubo entre medias no eran suficientemente conocidos como para provocar la ira de su ultrarrespetable ultrapúblico.

Al día siguiente, el de la ultracena, destapaban indignados cómo nuestro director Manuel Llamas había "disparado las ventas de su empresa cuando era alto cargo de Ayuso". Aquí alcanzaron su cénit con 8 ultras. Pero de nuevo, una vez eliminada la ultranarrativa construida con gran indignación ultramoral, la realidad consistía en que el director del Juan de Mariana tiene una empresa con sus otros dos compañeros del programa de esRadio Tu dinero nunca duerme y que en 2022 aumentaron su facturación porque añadieron un curso a los productos que ofertaban. El resultado: unos espeluznantes beneficios de 342,58 euros, que supongo que es muchísimo porque en el fondo todos sabemos que son ultraeuros.

Una vez terminada la cena, la entrega del premio y el, para qué negarlo, un poco soporífero discurso del bueno de Milei, nos quedamos decepcionados de que la crónica del mismo sólo tuviera seis ultras, pero este martes hemos podido recuperar la fe en nuestro Ultranachete con los siete que soltó el minion que firma la exhaustiva investigación en la que destapa la alarmante noticia de que el Instituto invierte en una universidad privada, con la que comparte ideario, una parte de su dotación, de la que recibe fondos regularmente para mantener y ampliar sus actuales actividades. Para dar más miedo, hasta entrecomillan "sin ánimo de lucro", como si tener fondos para seguir funcionando incluso cuando los fundadores ya no estemos fuera comparable al saqueo de los ERE. Pero claro, Ultranacho defiende que lo de Ultrabego no ha sido emplear las instituciones con ánimo de lucro, así que sabemos que no tiene muy claro qué significa el concepto.

Si le ha resultado arduo llegar hasta aquí, piense que sólo he empleado ultra en veintidós ocasiones, muchas menos que las empleadas para atacar al Juan de Mariana por tener la osadía de premiar a Milei. Perdón, veintitrés ahora. Esa es la dieta a la que somete diariamente Ultranacho a su ultrapúblico. Pero creo que incluso el lector medio de su ultrapanfleto se habrá dado cuenta de que si después de poner a sus ultrarreporteros a ultrahurgar sólo son capaces de encontrar esto, es que la asociación ultrainvestigada debe estar más limpia que una patena. Una patena muy ultra, eso sí. ¿Cabe más ultrarridículo que poner a tus sabuesos a rastrear y que a pesar de no ser capaces de encontrar un solo hueso con algo de carne lo publiques como si fueran cortes de buey de El Capricho?

Eso sí, lo verán ustedes en las tertulias, sobre todo en las que pagamos todos a la fuerza, o incluso en el Congreso de los Diputados muy campanudo hablando cual catedrático de periodismo sobre qué es información veraz y qué no, y proponiendo normas que destruyan la libertad de expresión y el derecho a la información veraz en nombre de la libertad de expresión y el derecho a la información veraz. Eso es el periodismo a pesar de todo. El periodismo ultra.

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