El empresario Juan Carlos Barrabés, organizador del Máster de la Universidad Complutense dirigido por la mujer del presidente del Gobierno, reconoció ayer ante el juez haber mantenido numerosos encuentros con ella en La Moncloa, en dos de los cuales estuvo presente también Pedro Sánchez. En una declaración realizada por videoconferencia por motivos de salud, el socio de la mujer del presidente admitió que en algunos de esos encuentros participó también Manuel de la Rocha, entonces secretario general de Presidencia y, actualmente, secretario de Estado del Departamento de Asuntos Económicos y G-20. Según el testigo, para el que las acusaciones pedirán transformar su situación procesal en la de imputado, los encuentros tuvieron como objetivo charlar sobre innovación en el escenario post-pandemia.
En realidad, esas reuniones fueron clave para que fructificara el proyecto de Begoña Gómez de dirigir una cátedra de prestigio en la Universidad española, para lo cual el apoyo y la búsqueda de financiación de Barrabés resultaron imprescindibles. En contraprestación por esos servicios, la mujer del Presidente firmó numerosas cartas de recomendación (rebautizadas por Sánchez ahora como "cartas de interés"), las cuales habrían contribuido a que las empresas de su socio se hicieran con la adjudicación de numerosos contratos públicos, licitados por diversos ministerios y organismos dependientes del Gobierno.
La declaración testifical del socio de Begoña Gómez otorga verosimilitud a las acusaciones que pesan sobre la mujer del presidente del Gobierno y aporta nueva luz a las investigaciones del juzgado donde se instruye este caso, al situar en el Palacio de la Moncloa el origen de lo que más tarde se convertiría en una relación que, desde ayer, apesta aún más a tráfico de influencias y corrupción política. La confirmación de las reuniones en La Moncloa con Pedro Sánchez es coherente con la declaración del Rector de la Universidad Complutense de la semana pasada, que relató al juez la llamada de una funcionaria de Presidencia para concertar con Begoña Gómez una reunión en la sede del Gobierno, de la que saldría el acuerdo para la creación del Máster financiado por Barrabés.
Las declaraciones del empresario han dejado muy tocado al PSOE, cuya portavoz, Esther Peña, trató ayer de capear el escándalo de manera ridícula aludiendo a la normalidad de que Sánchez se reúna con empresarios en La Moncloa. En su intento de lanzar balones fuera, Peña obvió explicar por qué se producen esas reuniones individuales con un empresario que, no por casualidad, se convierte más tarde en socio de la mujer de presidente, a partir de lo cual comienzan a lloverle adjudicaciones de todo tipo por parte del Estado.
Buena prueba del estropicio político que la declaración de Barrabés ha provocado en las filas socialistas es que desde el PSOE ya se apela, como último recurso, al hecho de que Begoña Gómez no se habría enriquecido personalmente con todos estos enjuagues. La pobre excusa pone de manifiesto la gravedad de un caso de corrupción que, de confirmarse las declaraciones de los testigos, se habría orquestado en La Moncloa con el apoyo incuestionable de Pedro Sánchez.


