
No hay verano sin barco. Quienes se van a la montaña creen que están veraneando, pero en realidad están pasando unas vacaciones de Navidad largas. El verano requiere sol, mar, playa y barco. Lo ideal es tener un amigo con barco, primero, porque así no tienes que pagarlo, y segundo, y sobre todo, porque así no tienes que ponerlo a punto cada año. Pero si ya has caído en la trampa de ser "el tipo del barco" vengo hoy a darte algunos consejos para su puesta a punto de cara a las vacaciones.
Te hablaré de cosas que manchan, cortan, o arden a continuación; a fin de cuentas, ya lo anticipó Sócrates, "para desembarcar en la isla de la sabiduría, hay que navegar en un océano de aflicciones". Pero el mejor consejo, no obstante, es llenarlo de neveras con hielo y cerveza. Es posible que esto no sirva para engrasar el motor o limpiar los filtros de un desagüe, pero te aseguro que no hay barco que funcione mal en verano si lleva a bordo los suficientes botellines de cerveza fría y chicas en bikini.
Sustituir los ánodos
Para empezar bien el verano, supongo que deberías sustituir los ánodos, para lo cual debes saber qué demonios son los ánodos y dónde están. También los llaman ánodos de sacrificio, lo que ya te da una idea de la lata que van a darte. En síntesis, se trata de un pequeño chisme metálico que va pegado al casco y del que nunca habías escuchado hablar. Su función es corroerse, mediante un juego eléctrico que no soy capaz de explicar, para que no lo hagan los demás metales del barco. En cierto modo, un ánodo es como el asesor de un presidente: su función es corroerse para que no lo haga el presidente. Así que, si no sabes cómo sustituirlos, prueba a darles una Dirección General.
Revisar el aceite de varillas
Esto se hace conectando el tubo de la bomba de extracción que sale de la parte de abajo del cárter a un manguito de largo variable. Como no sabes qué es la bomba de extracción, ni dónde está la parte de abajo, ni de arriba, del cárter, y no tienes manguitos de largo variable (obscenidades aparte), olvídate de revisar el aceite. Es un barco, no una maldita ensalada.
Echa un ojo a las válvulas
Como todos los trastos con motor, los barcos tienen válvulas. Es muy importante que las mires fijamente en la puesta a punto para tu primer día de navegación. No hace falta que toques nada. Si echas un ojo a las válvulas, no fallarán. Si no lo haces, fallarán.
Una de las grandes preguntas de la navegación es por qué las modernas válvulas de ahora se estropean cada poco tiempo, mientras que las de los romanos se conservan intactas todavía hoy. Tengo para mí que es una metáfora cultural del devenir de la civilización occidental.
Preparativos para pescar
Quizá quieras incluir en tu barco todo lo necesario para una jornada de pesca. La preparación de este material necesitaría otro artículo de Usos y costumbres del verano, pero mientras tanto, para evitar malentendidos, prefiero dejarte –una vez más— la sabia reflexión de Dave Barry: "pescar es aburrido, a menos que pesques un pez de verdad, y entonces es asqueroso".
El estado de la hélice
La hélice es un conjunto de aletas que giran alrededor de un eje, como los periodistas del equipo de opinión sincronizada giran alrededor de Sánchez. La idea es que, al girar, al contrario que le ocurre a Sánchez, el barco avance, a ser posible, hacia buen puerto. Para una experiencia de navegación óptima la hélice debe estar entera, sumergida bajo el agua, y sin restos de cadáveres humanos enredados.
La teoría de las velas
Las velas posibilitan la navegación cuando la hélice no funciona, o cuando la has olvidado en casa. El problema es que la navegación con hélice es ocio y descansa, y la navegación con vela es deporte y cansa.
Personalmente, odio los veleros, es como una especie de nostalgia de la vieja piratería. Si en el coche usas motor y no velas, ¿por qué deberías llevar velas para navegar en 2024? Además, la navegación a vela es peligrosa. Lejos del romanticismo del velero de los catálogos de venta de barcos –ya sabes, tú, ella, el mar, y la puesta de sol—, lo cierto es que en estos trastos, cuando no estás intentando subir por la borda porque te has caído, estás tratando de recuperar el conocimiento porque un palo acaba de golpearte la nuca. Tienen los veleros una función de selección natural nada desdeñable, si a las bicis sin frenos que se pusieron de moda en 2015 le debemos la extinción de la mayoría de los hípsters, a los veleros le debemos la extinción de tipos de secano, que lo más cerca que han estado de un barco fue comiéndose un pulpo a feira en la calle Velázquez 96, y que creen que llevar un velero te convierte automáticamente en Don Juan Carlos.
Limpieza del barco
La mejor manera de tener el barco siempre limpio es vender el barco y comprarse un submarino.
La estructura
Lo normal es que la estructura del barco se encuentre en buen estado. Si está rota lo notarás enseguida porque se te empezará a mojar el culo y tendrás que echarte a nadar. Aún así, si quieres, puedes golpear con los nudillos la roda, la regala, el codaste, o incluso la quilla, que es la prima de María Jesús Montero, y emitir un gruñido de aprobación.
Kit de seguridad
Por último, comprueba atentamente que llevas chalecos, extintores, botiquín de primeros auxilios, devocionario de últimos auxilios, fuegos artificiales, bocina tamaño Titanic, y whisky. Los chalecos, los extintores, el botiquín, el devocionario, los fuegos artificiales, y la bocina no son imprescindibles.