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EDITORIAL

Illa y un gobierno para contentar al independentismo

Illa se dispone a gobernar con el mismo programa que los separatistas, un programa que va contra España, contra la igualdad y contra lo que queda de España en Cataluña.

La toma de posesión de Salvador Illa como presidente de la Generalidad ha servido para confirmar que el dirigente socialista catalán no tiene intención de ser el presidente de todos los catalanes, por mucho que diga lo contrario. El monolingüismo y la desaparición de la bandera de España en el acto oficial del relevo son ejemplos obvios de que los catalanes que se sienten españoles y tienen el español como lengua materna no son considerados ciudadanos de la Cataluña socialista. No lo eran con los gobiernos separatistas y no lo serán con un Illa que ha suscrito con ERC un acuerdo económico que es un auténtico robo contra el resto de los españoles y supone el fin del Estado autonómico y la independencia fiscal y financiera de Cataluña.

Los gobiernos socialistas en Cataluña entre finales de 2003 y finales de 2010 fueron nefastos. De ahí salió la exclusión de los ciudadanos no nacionalistas ratificada en el Pacto del Tinell, una auténtica demostración de supremacismo separatista. Y el Estatut que nadie pedía, que votó menos de la mitad del electorado catalán y cuya revisión en el Tribunal Constitucional fue la excusa de socialistas y separatistas para iniciar el llamado procés. Además, los tripartitos dejaron temblando las arcas de la Generalidad. Cuando Mas fue nombrado presidente se encontró con tal desastre financiero que tuvo que adoptar severos recortes para afrontar la situación, unos recortes de los que en una muestra de miserable cinismo culpó al Estado. Fue entonces cuando cobró fama entre los separatistas la mentira convertida en eslogan del "España nos roba".

El pacto al que han llegado ahora los socialistas con los republicanos separatistas es una reedición corregida de aquel infame acuerdo del Tinell, la rendición absoluta frente a los postulados independentistas, una indignidad contraria a los más elementales principios de solidaridad entre los españoles. Con ese acuerdo y lejos de acabar el procés lo que hace el PSC es asumir todas las tesis separatistas y comprometerse a continuar el camino hacia la ruptura. Illa toma el relevo de los independentistas y adopta sus formas, la negación del español y de España. Como hiciera Montilla, trata de que el independentismo le perdone y le acepte. De ahí que se deshiciera en elogios de presidentes de la Generalidad tan funestos como Quim Torra o el delincuente Puigdemont.

Quienes jalean a los socialistas y sus palmeros mediáticos no se cansan de proclamar el fin del procés cuando en realidad Illa se dispone a gobernar con el mismo programa que los separatistas, un programa que va contra España, contra la igualdad y contra lo que queda de España en Cataluña.

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