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El TSJM deja en ridículo a Sánchez y tumba la querella contra Peinado

Todo lo que ha hecho Sánchez en relación a la investigación sobre su mujer no ha hecho más que perjudicarla a ella y afectar negativamente a la presidencia del Gobierno.

Dada la unanimidad y contundencia con la que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha rechazado la querella de Pedro Sánchez contra el juez Juan Carlos Peinado, que instruye la investigación sobre los negocios de Begoña Gómez, puede que este sea un momento idóneo para que el presidente del Gobierno se tome un respiro de cinco días a fin de leer, comprender y asimilar la respuesta judicial a su disparatada iniciativa.

Sánchez acostumbra a actuar en caliente, sin calibrar las consecuencias de su actos y los efectos que tales pueden tener en el crédito de las instituciones, en este caso la Abogacía del Estado, usada por el presidente del Gobierno para elaborar y presentar una querella que es un auténtico tiro en el pie. Parece ser que nadie se atreve a llevar la contraria a Sánchez y de ahí movimientos en falso como el de la querella contra el juez Peinado, un arrebato de ira y soberbia de quien se cree por encima de todo y de todos y, en consecuencia, pisotea la separación de poderes.

La utilización de la Abogacía del Estado en una causa personalísima de Sánchez no tiene ni pies ni cabeza y sólo puede responder a la absurda idea de que el presidente del Gobierno es intocable. El enfado de Sánchez al ser citado en calidad de testigo tiene que ver con la errónea percepción de su figura institucional. Fue el mismo Sánchez quien afirmó que su intención era colaborar con la justicia. Pero la realidad es que se negó a contestar a las preguntas y ha pretendido amedrentar al magistrado que investiga a su esposa mostrando el alcance de su poder y parapetado tras una Abogacía del Estado cuyo prestigio ha quedado seriamente en entredicho. Nada nuevo tratándose de Sánchez, que contamina todo aquello que le envuelve.

El TSJM ha respondido con inusual contundencia ante el ejercicio de jactancia y mala fe protagonizado por Sánchez. Conviene señalar además que el voto discrepante señala que Sánchez debería ser multado por mala fe procesal y por el ejercicio abusivo y temerario de la acción penal.

Los títeres del Ejecutivo censuran las que consideran unas manifestaciones del TSJM "inusuales e innecesarias". Pero lo realmente inusual e innecesario es la querella de un presidente del Gobierno contra un juez por hacer su trabajo y tratar de tomarle declaración de manera presencial y no por escrito. Entre otras razones porque Sánchez fue llamado a declarar como esposo de Gómez, no como presidente del Gobierno. Aunque a Sánchez le parezca que su cargo es inescindible de su persona, existen facetas de su persona que nada tienen que ver con su cargo, como la de ser marido de una señora imputada.

Hasta el presente todo lo que ha hecho Sánchez en relación a la investigación sobre su mujer no ha hecho más que perjudicarla a ella y afectar negativamente a la presidencia del Gobierno. Un desastre sin paliativos confirmado por el TSJM y expresado en una querella calamitosa que pasará a la historia política y judicial. El presidente del Gobierno debería pensar en hacerse un favor y dimitir para dejar de hacer el ridículo y de hundir a su señora.

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