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Mi cerveza con Ábalos

La única explicación verosímil es que José Luis controlaba el aparato interno del PSOE, incluidas las finanzas del partido. ¿Se entiende o hago un dibujo?

La única explicación verosímil es que José Luis controlaba el aparato interno del PSOE, incluidas las finanzas del partido. ¿Se entiende o hago un dibujo?
Pedro Sánchez y José Luis Ábalos. | EFE

Yo tengo una memoria muy mala para las fechas, pero creo que la escena debió de transcurrir allá por 2014, hace unos diez años. Me habían llevado a una tertulia de televisión, en Madrid, para opinar de algún tema que he olvidado y del que seguramente no sabría gran cosa. A mi lado, y por casualidad, sentaron a un desconocido diputado del PSOE, uno de esos culiparlantes que vegetan legislaturas enteras calentando un escaño sin que nadie repare jamás en su mera presencia. Algo que no me suele ocurrir nunca, y menos en esos ambientes, el tipo me cayó simpático de entrada. Así que accedí gustoso a tomar una cerveza con él y otros contertulios en un bar cercano tras concluir el programa.

En privado, me pareció más simpático y cercano todavía. Por cierto, el hombre había conseguido su acta de parlamentario en Valencia y se llamaba José Luis Ábalos. Los dictadores inteligentes —muchos lo son— recurren a la meritocracia en la selección de los altos cargos de sus regímenes para tratar de obtener una fuente de legitimación alternativa a la derivada del sufragio popular. Por eso hay ahora mismo tantos tecnócratas tan competentes, tan formados y tan brillantes entre los cuadros dirigentes del Partido Comunista Chino. Igual, por cierto, que la autocracia del general Franco, un antecesor de Xi Jinping en tantas cosas, supo llenar el Consejo de Ministros de numerarios del Opus Dei capaces de sacar el número uno en todas las oposiciones del mundo.

José Luis y Jéssica lo habrían tenido muy crudo para pisar moqueta tanto con el heredero de Mao como con el Caudillo. Pero Sánchez llegó dispuesto a repartir juego entre la tercera división regional. ¿Por qué? Ese es el misterio. Por amistad, no (en política nadie es amigo de nadie). Y tampoco por su capacidad personal y técnica en las materias que competen a la cartera de Fomento, una hipótesis que suena a chiste. ¿Entonces? Bueno, la única explicación verosímil es que José Luis controlaba el aparato interno del PSOE, incluidas las finanzas del partido. ¿Se entiende o hago un dibujo?

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