
El presidente del Gobierno, que obtuvo su titulación de economista en una recoleta, elegante y agradable institución privada de San Lorenzo del Escorial rodeada de floridos jardines y plácida tranquilidad, supongo que sabe de qué habla cuando se refiere a esos "chiringuitos" donde, previo religioso pago, se regalan títulos universitarios a niños y niñas de buena familia a los que los dioses no quisieron premiar con el don de la inteligencia. En España, es sabido, ya hay casi más universidades que bares.
Una desmedida hiperinflación de centros de formación "superior" de medio pelo, tanto privados como públicos, cuya única utilidad social conocida consiste en proveer de una coartada a los hijos de las clases medias para que, entre grados, dobles titulaciones, másteres, erasmus, cursos de idiomas en el extranjero y prácticas no remuneradas en empresas de postín, expriman hasta la última gota de los ahorros de sus padres y, de paso, alarguen la adolescencia hasta bien entrados los 30. Particularmente conmovedor a ese respecto resultó el testimonio de un alumno ante el presidente para reclamar que los horarios de las clases presenciales sean modificados por ley, ya que los actuales les impiden "conciliar". Supongo que será el sueño lo que les impiden conciliar cuando, tras salir de copas la noche anterior, se las colocan de buena mañana.
Por lo demás, siendo perentorio acabar con el timo de los chiringuitos manguis y los títulos ful de Estambul, el doctor Sánchez, alguien que se postula de izquierdas, debiera decir algo también sobre el sentido de que un Ejecutivo socialdemócrata premie con una subvención universal e indiscriminada a cualquiera que rellene el impreso para matricularse en una universidad estatal. La gente no lo sabe, pero esos estudiantes que abarrotan las zonas de bares de copas todas las noches de los jueves únicamente pagan el 15% del coste real de sus matrículas. El otro 85% se lo abonamos los contribuyentes. Y son cientos y cientos de miles. ¿Qué justifica que un conductor de Uber costee la carrera de Bellas Artes en la Complutense a la hija pintora de un rentista? La carrera y también el doctorado, presidente.