
Antes de que Letur se convirtiera en un trasunto manchego de Alepo, antes de que una DANA mostrenca y asesina se cobrara, al menos, las vidas de 52 personas, los cronistas anticipábamos una sesión de control al Gobierno pobre, insustancial, con Sánchez y Begoña por la India, Cuca Gamarra como cabeza de cartel de la oposición y con Yolanda Díaz respondiendo a preguntas sobre Errejón a diputados peperos sin la inteligencia de Cayetana Álvarez de Toledo ni el gancho de Miguel Tellado. Ná y menos, vaya.
Luego, ya saben, llegaron el infierno de agua y viento, el recuerdo terrible de la Pantanada de Tous, la versión contemporánea y levantina del Diluvio aquel, vetusto e implacable, con la firma de Yahvé. El miércoles amaneció con una resaca fatal de muertos y de ruinas y, en el Parlamento, la tropa, en general, desfilaba con caras de circunstancia. El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, se temía "que los datos que vayamos teniendo en las próximas horas sean desoladores": "Tenemos que estar preparados para malas noticias". Por su parte, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, no desaprovechaba la ocasión para destilar sectarismo biliar atizando a los "gobiernos que privatizan y desmantelan a instituciones, servicios de emergencias", etcétera.
Concluido el minuto de silencio en homenaje a las víctimas de las inundaciones, Cuca Gamarra expresó "en nombre del PP nuestra solidaridad" y su "voluntad de colaborar". Austera, sin ganas de hacer sangre, le preguntó a María Jesús Montero por la institución que "está pensando en ocupar próximamente". La vicepresidenta primera –no es día para bromas– rechazó entrar al trapo: "Tenemos tiempo siempre durante las diferentes sesiones para el rifirrafe político. Hoy le hacemos un favor a la ciudadanía si mostramos unidad. Especialmente, aquellos partidos que tenemos competencias en materia de gobierno". La secretaria general de los genoveses intentó rascar algo refiriéndose al "asalto a RTVE", "la manipulación del CIS" y la "utilización de la Fiscalía General del Estado", pero a la ministra de Hacienda no la sacaba del enroque ni Kaspárov: "No es el día, señora Gamarra".
El diputado popular Jaime de Olano alegaba, no sin razón, que la obligación de su partido era la de "controlar al Gobierno, como reza el orden del día". Le afeó a Yolanda Díaz, más Bernarda Alba que nunca, el haber "pactado más con Errejón, para tapar sus agresiones, que con trabajadores", y le preguntó si "son suficientes sus mentiras del pasado lunes para depurar sus responsabilidades". Recuperó las declaraciones de Tania Sánchez –"Era un gran valor político"–, tildó de "cínicos e hipócritas" a los miembros de Sumar y remató regresando a las palabras de la expareja de Pablo Iglesias: "Lo importante no eran las mujeres, sino el valor político del maltratador". La vicepresidenta segunda, artificial y fútil, se escudó en el caso Nevenka y en "el machismo no es de derechas ni de izquierdas", exigiendo "luchar contra todas las violencias machistas". Después, Ester Muñoz, saltó por la corrupción y por el encubrimiento del pieza de su exportavoz: "En un día como hoy, compórtese y diga la verdad". La líder de Sumar, luciendo un rostro del mejor hormigón armado: "La corrupción del PP le ha costado a los españoles más de 60.000 millones de euros".
Tellado apeló a la cordura no ya parlamentaria, sino moral: "Hoy no procede un debate de este tipo en este pleno y creo que lo ideal sería que reúna a la Junta de Portavoces y que todos, conjuntamente, decidamos suspender esta sesión plenaria, por las víctimas de la DANA". Patxi López: "Estamos de acuerdo". Y añadía un matiz fullero: "Podemos hablar de suspender el pleno de control de esta sesión". Àgueda Micó, de Compromís, tomó la palabra para apoyar la propuesta, ojo al dato, que diría Butanito, ¡del PSOE!, y lamentó que hubiera "cincuenta muertos en mi país". En estas, la presidenta del Congreso, Francina Armengol anunció que se suspendería el pleno durante tres minutos y, aproximadamente, una hora después, conocimos que se suspendía la sesión de control, pero no el pleno extraordinario para aprobar el decreto de RTVE, "dada la negativa del Gobierno y sus socios", tal y como informa la compañera Maite Loureiro. Hay que tener poca vergüenza.
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