Menú

¿Dónde está Teresa Ribera?

La actuación el pasado 29 de octubre de los organismos y funcionarios que dependen de ella fue, sencillamente, indefendible.

Casi dos semanas después de producirse las inundaciones más trágicas de los tiempos recientes y cuando las víctimas mortales ya pasan de los dos centenares, la titular del ministerio más importante en la gestión de esta tremenda crisis sigue sin dar explicaciones. Teresa Ribera, a la sazón vicepresidenta tercera del Gobierno, no se ha dignado comparecer ante los ciudadanos para explicar las gestiones de su departamento, tal vez porque la actuación el pasado 29 de octubre de los organismos y funcionarios que dependen de ella fue, sencillamente, indefendible.

La Agencia Estatal de Meteorología y las confederaciones hidrográficas, entidades públicas encargadas de la vigilancia de los fenómenos atmosféricos, el aviso a las autoridades cuando se prevén eventos catastróficos y la supervisión de los cauces y presas para evitar desastres como el que ha asolado parte de la provincia de Valencia, dependen de Teresa Ribera, la gran ausente de la escena pública durante estas dos semanas porque para ella (y para Sánchez) es más importante garantizarse un puesto en la Comisión Europea, que es a lo que está dedicada en exclusiva desde hace ya meses.

Es evidente que la Generalitat Valenciana actuó con un grado de descoordinación impropio de un Gobierno que se enfrenta a una emergencia de las dimensiones de esta DANA, pero también lo es que la tarea de los organismos dependientes de Teresa Ribera se llevó a cabo de una forma harto chapucera, como se deduce del correlato de los hechos en la tarde fatídica de las inundaciones. En concreto, es inaceptable que la Confederación Hidrográfica del Júcar prescindiera en sus avisos durante la tarde del día 29 de octubre de mencionar el tremendo caudal que comenzaba a discurrir por el barranco del Poyo, el principal responsable de la tragedia. El argumento de los técnicos de la confederación de que solo se ocupan de cauces de ríos y que los barrancos son competencia de los gobiernos autonómicos es una excusa vergonzosa que, además, se compadece muy mal con el hecho de que esos mismos técnicos incluyeran dicho barranco en sus avisos anteriores. Si el organismo encargado de las alertas deja de mencionar un determinado punto geográfico a lo largo del día, la administración que recibe esos mensajes puede entender legítimamente que no representa un peligro, tal y como se asumió en el centro de emergencias de la comunidad valenciana.

Es inaudito que el ministerio de Teresa Ribera esté pasando de puntillas sobre un asunto que afecta de manera directa a la candidata de Sánchez para formar parte del Gobierno de la UE. Suya es la gestión de las cuencas y suya también la responsabilidad de que los organismos de emergencias cuenten con la información más completa, rápida y eficaz. En esta ocasión, la actuación del ministerio y sus organismos dependientes ha sido un fiasco con el resultado que ya conocemos, algo que debería llevar a la titular del departamento a asumir sus evidentes responsabilidades.

El Gobierno de Sánchez, además, ha demostrado su rechazo a la prevención hidrológica de la peor manera, inhibiéndose de los trabajos de limpieza de cauces y posponiendo las obras que resultan imprescindibles para evitar catástrofes como la que ha ocurrido en Valencia, todo de acuerdo con su ideología ultraecologista y en consonancia con lo que exige la Agenda 2030. La principal responsable, Teresa Ribera, no puede zafarse de este asunto y seguir haciendo campaña en Bruselas, como si los más de doscientos muertos provocados por la DANA no la interpelaran directamente por la manera tan desastrosa que su departamento gestionó la crisis, mientras ella estaba desaparecida gestionando su futuro personal.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal