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La prueba del nueve: el medallazo de Aldama

¿Puede alguien creerse que Marlaska, Margarita Robles y Pedro Sánchez no sabían quién era Aldama?

¿Puede alguien creerse que Marlaska, Margarita Robles y Pedro Sánchez no sabían quién era Aldama?
El empresario Víctor de Aldama. | Libertad Digital.

Cuando éramos niños y nos instruían en Aritmética, nos enseñaban la prueba del nueve en su versión más simple. Era la manera de confirmar si nuestras operaciones con números —suma, resta, multiplicación y división—, eran adecuadas sin tener que recurrir a otra persona para comprobarlas o sin vernos obligados a rehacerlas y ver si obteníamos el mismo resultado. Era un método definitivo y preciso. Si no se pasaba la prueba del nueve, no había caso. Nos habíamos equivocado.

En las investigaciones científicas, la sentencia de un experimentum crucis –una prueba empírica irrefutable o, al menos, muy decisiva a la hora de elegir entre dos explicaciones o teorías sobre unos fenómenos—, equivalía a la prueba del nueve. Véanse por ejemplo las mediciones de Arthur Eddington sobre la predicción de Einstein acerca del efecto gravitatorio en la luz, algo que pudo apreciarse en 1919 durante un eclipse completo de sol. Y sí, Einstein llevaba razón, y no la física clásica de Newton.

¿Que a qué viene esto? Sencillamente, al medallazo que el cada vez más fétido ministro Fernando Grande-Marlaska concedió a Víctor de Aldama, el autor e intérprete del cante judicial más famoso de los últimos tiempos, cante que tiene a toda la oligarquía socialista y a sus socios políticos cogidos por salvas sean las partes sin demasiadas posibilidades de dejar de sufrir por el momento. Hasta llegar al "indulto" previsible de Conde-Pumpido queda un calvario de flagelaciones y quién sabe si algo más.

No es ya ninguna primicia. Fue Marlaska quien concedió a Aldama la medalla al Mérito de la Guardia Civil y su ingreso en dicha Orden del Mérito del Cuerpo en septiembre de 2022. La medalla consta de la correspondiente Cruz con distintivo blanco por haberse concedido en tiempo de paz y le fue otorgada "con motivo de la festividad de Nuestra Señora de la Virgen del Pilar", la patrona, y a propuesta de la entonces directora general de la Guardia Civil, María Gámez, que tuvo que dimitir por las sospechas de corrupción que recaían sobre su marido y su cuñado, Juan Carlos y Bienvenido Martínez respectivamente.

Ahí andan, atareados en las cloacas del Ministerio del Interior para encontrar una fórmula magistral que les permita recuperar el "medallazo" que le regalaron al ahora chivato porque saben perfectamente que esta medallita no es la de la suerte, como compuso y cantó Carlos Gardel, sino la medallita de la muerte política para toda una cuadrilla de bandoleros instalada en el PSOE desde 2014 y en la Moncloa desde 2018.

Contó Miguel Barroso, sí, ése, que cuando Kruschev retiró los misiles de Cuba, un Fidel Castro cabreado sacó su españolismo a relucir lanzando a la calle a miles de cubanos con carteles que decían "Nikita, mariquita, lo que se da no se quita", una versión corta de nuestro clásico recogido por el padre de los Machado "Santa Rita, Santa Rita/ lo que se da no se quita" y luego unamuniano, "Abogada de imposibles/ santa Rita la bendita/ la vida es un don del cielo/ lo que se da no se quita".

Pum, pum, ¿Quién es?
Soy Aldama y mi tropel.
Toma la medalla.
Pum, pum, ¿quién es?
Soy quien descubrió el pastel.
Suelta la medalla.

Pero es que eso no se puede hacer, ni deshacer. Lo hecho, hecho está y para toda la eternidad. Podrá reinterpretarse, sepultarse, desmemoriarse, pero que el dúo Sánchez-Marlaska le dio un medallazo a Aldama hace sólo dos años y que Francisco José Vázquez, un coronel de la Guardia Civil —¡Dios mío!—, fue encargado de piropearle en un discurso donde mencionó sus "tributos" a España, su "altruismo", sus "profundos valores" y ser "casi un guardia civil", no puede enmendarse. Qué papelón, mi coronel, ahora que se sabe que fue encarcelado por no pagar sus tributos a España. Lo de los profundos valores y el altruismo lo dejamos para los humoristas.

Y volvamos a la prueba del nueve. ¿Puede alguien creerse que Marlaska, Margarita Robles y Pedro Sánchez no sabían quién era Aldama? ¿Es que se dan medallas con cruces al Mérito de la Guardia Civil sin saber a quién se le dan? ¿Quién le susurró a María Gámez y al ministro exjuez que la medalla debía serle concedida a este personaje que ahora llaman el "pequeño Nicolás" (Maduro, será, digo yo) y desacreditan por tierra, mar y aire cuando hasta hace poco era uña y carne con medio gobierno y sus aliados venezolanos y mexicanos?

Lo que ocurre es que este medallazo es la prueba del nueve, el experimentum crucis, que certifica la íntima confianza y la cercanía de Aldama al Palacio de la Moncloa y a todo el gobierno social-comunista. ¿Que no sabían que Aldama era el de las mascarillas con las que traficaron para hacerse ricos cuando España se moría a chorros? ¿Que no sabían que este tal Aldama se veía con Begoña Gómez, con Koldo y Ábalos para negocietes varios? ¿Y no sabían que era el del rescate de Air Europa, el de los lingotes de oro, el de Delcy, el de la España vaciada, el del petróleo, el del paraíso fiscal? Vamos, anda.

Eso no se lo cree ni Felipe González, que decía Santiago Carrillo. No se lo cree ni el Papa por mucho que lo desee. Lo que el medallazo de Aldama prueba es que sí, que su cante es jondo de cojones y que esta vez hay pruebas y las habrá.

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