Todos recordarán la famosa frase "el que se mueve no sale en la foto" con la que el entonces vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, advertía a los socialistas que osasen mostrar discrepancias con la línea marcada por la dirección del partido. Pues bien, vistas las presiones —por no decir reacciones/linchamientos— que ha sufrido Juan Lobato, y que le han llevado finalmente a presentar su dimisión como secretario general del PSOE de Madrid, bien podría parecer que la nueva máxima del PSOE liderado por Pedro Sánchez sea "el que sea decente no sale en la foto".
Bien es cierto que, en su caso, el hasta ahora secretario general de los socialistas madrileños no ha pasado de "amagar con ser decente", tal y como ha dicho con acierto Cayetana Álvarez de Toledo, pues cabe recordar que Lobato no tuvo empacho en utilizar la ilegal filtración de los datos del novio de Ayuso, utilizar la documentación que le habían pasado desde Moncloa y servir, en definitiva, de "perro de presa" de Sánchez contra la presidenta madrileña. Sólo las fundadas sospechas de que pudiera con ello implicarse en un ilícito penal llevó a Lobato a levantar acta notarial de los WhatsApp mantenidos con la asesora de Moncloa y las informaciones filtradas. Veremos, en este sentido, hasta qué punto Lobato tira de la manta con su declaración como testigo mañana viernes ante el Tribunal Supremo.
En cualquier caso, la honradez o la disposición a colaborar con la justicia no parece ser una buena guía de actuación para garantizarse la continuidad en el seno del PSOE. Como formación política cada vez más parecida a una organización mafiosa, en el PSOE de Pedro Sánchez prosperan y se mantienen los más corruptos mientras se apartan o ningunean a los más honrados o "arrepentidos". Sin necesidad de llegar al extremo de lo manifestado este miércoles por Victor de Aldama, quien ha llegado a responsabilizar al presidente del gobierno si algo malo le pasara a él o a su familia, lo que parece evidente es que la omertá es tan esencial en el PSOE de Pedro Sánchez como lo era en el caso de la "cosa nostra". Y lo cierto es que Pedro Sánchez ha predicado la ley del silencio con el ejemplo al negarse este miércoles a contestar una sola pregunta de PP y de Vox respecto a la multitud de escándalos de corrupción que afectan a su partido y a su familia.
A este respecto, cabe destacar que la titular del Juzgado de Instrucción nº 3 de Badajoz, Beatriz Biedma, ha acordado este miércoles la citación como imputado del hermano del presidente del Gobierno, David Sánchez, el próximo 9 de enero junto a otros ocho investigados, entre ellos el presidente de la Diputación de Badajoz, Miguel Ángel Gallardo. Y es que, según un atestado de la UCO de la Guardia Civil, la Diputación Provincial de Badajoz aumentó su presupuesto 123.000 euros para enchufar al hermano de Pedro Sánchez, a pesar de las "reticencias" de la directora de Cultura y de que el presidente de la Diputación consideraba "excesiva" la creación del puesto.
Esta noticia, que merecería por sí misma todo el editorial y que la presidencia de Sánchez se tambalease, no ha merecido, sin embargo, el menor comentario del presidente del Gobierno como tampoco las nuevas y escandalosas noticias relacionadas con los miembros de su partido, su mujer o su fiscal general del Estado, imputados todos ellos por distintos delitos. Lo más que ha hecho Sánchez es reprochar a Feijóo que dé credibilidad al "delincuente" de Aldama sin reparar en que si el presunto comisionista del PSOE hay que considerarlo ya delincuente por el hecho de estar imputado, sería un delincuente al servicio del PSOE y de su Gobierno, bajo cuyo mandato Aldama ha llegado a ser condecorado. Además, si Aldama ha de ser considerado un "delincuente", por el hecho de estar imputado, también merecería esa consideración el imputado Fiscal General del Estado de Pedro Sánchez, Álvaro García Ortiz, su imputado ex número 2, José Luis Ábalos, su imputada esposa Begoña Gómez o su imputado hermano, David Sánchez. Con una diferencia añadida, y es que, mientras que el imputado Aldama parece dispuesto a colaborar con la Justicia, todos los demás imputados siguen lealmente acatando la ley del silencio que impone Sánchez.
Vamos, como para no afirmar que el Congreso del PSOE va a aclamar este fin de semana a Sánchez, más que a la búlgara, a la siciliana.