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Javier Somalo

El Congreso del PSUCO

El puño y Aldama. Aldama y la rosa. Este nuevo PSOE, el PSOE de la UCO, no ha hecho más que perder peso y poder.

El puño y Aldama. Aldama y la rosa. Este nuevo PSOE, el PSOE de la UCO, no ha hecho más que perder peso y poder.
Santos Cerdán en el 41 Congreso del PSOE en Sevilla | Europa Press

Todas las cañerías del denso fluido corrupto que recorre España desembocan en el despacho de Pedro Sánchez. ¡Quién le vendería la idea esa de la máquina del fango!

Pedro ya no es el mismo. El bótox que le escondió las iracundas contracturas maxilares se ha evaporado, no hay escapatoria cuando te persigue la culpa. Se nota, por más que se refugie en esa chulería pueril que finge serenidad acusando a Feijóo de aprovecharse del Estado para favorecer a su familia. Cuando lo dijo, hubo diputados que no sabían si reír, llorar, insultar, aplaudir o irse a una quedada sindical.

La realidad es que Pedro ya no tiene con quién brindar en Nochebuena sin echarse a llorar. Si el PP estuviera despierto antes de las 12 del mediodía estaría ya repartiendo ministerios. Pero ay, el PP.

El PSOE del 41 Congreso se queda sin activos. A la Familia Alfa —Pedro, Begoña y David—, los ministros y los altos cargos de partido se van uniendo compañeros de auto. El presidente de la Diputación de Badajoz y alcalde de Villanueva de la Serena, Miguel Ángel Gallardo, tiene el honor de haber sido citado a declarar junto al hermano del presidente de Gobierno, David el Músico, ambos en calidad de imputados. ¡Cosa seria, la trama extremeña! Parece que hay millones despistados en torno al mundo musical. La Trinca, podía llamarse la comandita si se demostraran ciertas las partituras.

Si Íñigo Errejón anduviera aún erguido diría que Víctor de Aldama es el núcleo irradiador de la trama sociata postmoderna. Está en los fondos de Begoña, en las mascarillas ful de papel pinocho, en el rescate innecesario de Air Europa, en el tráfico aéreo de oro, maletas y delitos de Delcy Rodríguez. En Madrid, en Santo Domingo, en San Petersburgo, en Caracas, en Georgia, quizá en Malabo. Con Koldo, con Ábalos, con el FBI, con la CIA… con Pedro. No digan que Aldama no estuvo en algún sitio porque al punto surge la foto. Sí, Aldama estuvo en todas partes.

El puño y Aldama. Aldama y la rosa. Este nuevo PSOE, el PSOE de la UCO, venía de gobernar en Extremadura, Andalucía, Castilla La Mancha, Aragón, Valencia, Baleares, Asturias... Desde que Pedro Sánchez llegó a La Moncloa no ha hecho más que perder peso y poder. Sólo lo retiene en Navarra, gracias a Bildu, en Asturias y en Castilla-La Mancha, con el pseudo díscolo Page, adorado por los populares que no quieren gobernar.

Por el camino hacia el 41 Congreso, se condenó y luego amnistió a Manuel Chaves, Gaspar Zarrías y José Antonio Griñán, presidentes de la Junta de Andalucía que dirigieron el régimen andaluz de las subvenciones, el consanguíneo y siempre sobre-cogedor PSBRE. Un esquema similar persigue todavía al PSOE en la Comunidad Valenciana que gobernó Ximo Puig y disfrutó su hermano Francis.

Como también disfrutó con dinero público Juan Bernardo Fuentes Curbelo, alias Tito Berni, diputado socialista, guía de puticlubs y cabecilla del caso Mediador, una trama de sobornos a cargos públicos. Hay tantos, que si fueran al Congreso sumarían más delitos que años de historia.

Inesperado Lobato

Otro que se perderá el cónclave sanchista de Sevilla es Juan Lobato, ex secretario general ya del PSOE madrileño, el de la notaría. Tuvo en sus manos el arma homicida del intento de asesinato político de Isabel Díaz Ayuso. Se lo enviaron desde La Moncloa para que lo desenfundara en público con luces y sonido: he aquí el gran pecado de la innombrable liberal. Era el correo privado de un ciudadano anónimo, el novio de la presidente madrileña, obtenido al modo de la Stasi. Es La vida de los otros, vigilada en Madrid por un fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, "inidóneo" para su cargo pero ideal para el crimen. Tanto, que está imputado por ello. ¡Un fiscal general imputado! Y otra de gambas.

Lobato habló desde una mesita de Educación Primaria. Le faltaba el búho disecado a un lado, la bola del mundo al otro y el pizarrín o el mapa físico de España, con sus ríos. El escolapio socialista se midió para vencer a Calígula pero, tras un amago mazonita, dimitió. ¿Contará algún día qué musa le inspiró? De momento su testimonio ilumina una operación que supone varios y muy graves delitos que, además de al fiscal, se pueden llevar por delante al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, amén de a los infinitos cargos que asisten a otros cargos y que no dejan de ser una insufrible carga.

Entre los que huyen de la quema, los ya abrasados y los del PSOE de la UCO, la sede de Ferraz se va a quedar como piso franco del SEBIN aprovechando los contactos de Aldama en el cielo y en el infierno. La verdad es que el jefe Pedro ya no es un refugio, su mera compañía contamina mortalmente como el polonio putiniano.

¿Y el PP qué opina de esto?

Como bien dijo Alberto Núñez Feijóo, que en las distancias cortas con Sánchez está muy bien —no sé quién le recomienda alejarse tanto—, si uno no se puede fiar de un imputado como Aldama, entonces "¿hay que fiarse de su esposa o de su hermano, señor presidente?". Touché.

El caso Bárcenas —y, sobre todo, su desembocadura en una moción de censura— no es ni la sombra de la galaxia corrupta del PSUCO. Por eso resulta inexplicable e inconveniente correr hacia un incendio si no hay nada ni nadie que rescatar. ¿Cuántos votos de la izquierda ha captado Alberto Núñez Feijóo en el Congreso de la UGT mientras Yolanda Díaz, en su aguada salsa, le insultaba desde el púlpito? ¿Cuántos votantes han salido disparados hacia Vox por el incómodo efecto Arquímedes?

El gran error de la inteligencia genovesa sucedió en la sede de la UGT, ese sindicato condenado en media España por fraude en subvenciones, por quedarse con dinero de los que considera "sus" trabajadores y parados. Ahí, en esa cueva, lanza su cadavérico dedo índice la ministra de los ERTE contra el líder de la oposición el mismo día en el que el ex secretario general de UGT en Andalucía, Francisco Fernández Sevilla, era condenado a tres años de cárcel y multa de 50 millones de euros por delitos de falsedad y fraude en la gestión de las subvenciones que le concedió la Junta de Andalucía por 40,6 millones de euros para impartir formación a personas desempleadas. ¡Tela!, diría un sevillano, sea o no ugetista, vaya al Congreso o huya de él.

¿Quién hace los análisis en el PP para llegar a la conclusión de que la sede de UGT es un filón de votos?

Al PSOE, a la gran familia del 41º Congreso, le persigue la UCO con pruebas. Niegan las evidencias, son cazados mientras mienten y ponen la mano en el fuego hasta que se traicionan. Este debería ser el fin del sanchismo, todo un gobierno y un partido al servicio de la corrupción más descarada de nuestra democracia, si es que seguimos en ella. Si no lo administra bien el PP será porque no quiere.

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