Las palabras son como los cepillos de dientes: también se desgastan con el uso. El término "izquierda" ha sido tan manoseado, maltratado y pervertido por los socialistas, en particular por los socialdemócratas europeos, que ha acabado por convertirse en una rémora semántica que casi conviene eludir. Por eso, el único partido genuinamente de izquierdas que todavía queda en el hemisferio occidental del continente, la Francia Insumisa de Mélenchon, decidió repudiar su nombre original (se llamaba el Partido de la Izquierda) por el desprestigio que hoy va asociado a tal significante, en particular entre la población más joven.
"Yo ya no sé si soy de los nuestros", dijo en cierta ocasión Pío Cabanillas Gallas, aquel franquista tan inteligente y tan gallego. Y a nosotros, los que venimos de la izquierda de antes, nos ocurre lo mismo cuando vemos a esa tropa del PSOE chapoteando en sumarios judiciales y tan encantada de haberse conocido. Que España adelanta por la izquierda, proclamaba triunfal el lema del Congreso. Y el enunciado apelaba, es de suponer, a la trayectoria económica del país en los últimos tiempos. Aunque no logro entender cómo, desde una perspectiva de izquierdas, se puede celebrar la contradicción de que España supuestamente avance al mismo tiempo que los habitantes de España retroceden.
Porque a ese ente llamado España le irá muy bien con Pedro Sánchez, no lo dudo, pero lo cierto es que a las personas que habitamos en el trozo de la Península Ibérica que linda con Portugal y Francia nos va peor. Y es que, sí, el PIB de España parece que crece. Pero lo en verdad importante no es el PIB de España, sino el PIB de los ciudadanos de España, ese que los economistas expresan en términos per cápita. ¿Qué nos importa que crezca el PIB absoluto si nosotros cada vez tocamos a menos riqueza por persona? España, con su temeraria apuesta ciega por la inmigración masiva y sin cualificar procedente del Tercer Mundo, está retrocediendo por la izquierda y por la derecha. Pero, sobre todo, está perdiendo el futuro de la próxima generación.