
Un activista de la organización criminal conocida como PSOE que lleva décadas cobrando de nuestros impuestos para decir en la "televisión de todos" lo que a la PSOE le interesa que diga ha publicado un manifiesto para reafirmarse en la mentira de que Alberto González Amador es el "autor confeso de un fraude fiscal". Xabier Fortes ha vuelto a propalar el bulo de que la actual pareja de Isabel Díaz Ayuso es un defraudador confeso, siguiendo, como siempre hace, el argumentario del partido al que defiende y ha defendido con ahínco durante toda su carrera profesional cobrando de nuestros impuestos.
Parece mentira que haya que explicar lo obvio, pero ante la defensa cerrada del equipo de opinión sincronizada, que ha acudido a defender a uno de sus integrantes como si fuera un terrorista palestino cercado por el ejército israelí, hay que recordar un elemento clave para que pueda existir una confesión: que sea realizada por el culpable. Eso es así ante el juez, el cura o la opinión pública. La propia definición de "confeso" en el diccionario aclara que, dicho de una persona, significa que ha confesado su delito o culpa. La suya, no la del vecino del quinto, o la de su cliente. Yo no puedo confesar que Xabier Fortes es un mentiroso. Yo puedo acusar, yo puedo opinar, yo puedo pontificar, pero el único que podría confesar tal cosa es el propio Fortes.
Son incontables los juristas que han recordado que, legalmente, sólo vale como confesión una declaración ante el juez del acusado. Esto puede sonar útil porque estamos hablando de unas palabras escritas en un contexto legal: en concreto, un escrito enviado por un abogado al fiscal para negociar un posible acuerdo por el que González Amador se declararía culpable a cambio, previsiblemente, de una sentencia puramente económica o que incluya una pena que no suponga el ingreso en prisión. Lo mismo que hicieron Messi, Cristiano, Diego Costa, Falcao, Modric, Marcelo o Alexis Sánchez, entre muchos otros futbolistas; lo que se negó a hacer Xabi Alonso, un héroe de la libertad que acabó ganando en los tribunales.
Sí, legalmente González Amador no es un delincuente confeso. Pero el programa de Fortes no es un juzgado y cuando se refieren a él de esa manera lo hacen de forma coloquial: alguien que ha confesado un delito, aunque no sea en la forma legalmente aceptada. El problema es que, incluso coloquialmente, un delincuente confeso es un delincuente que ha confesado su culpa, y el novio de Ayuso jamás ha confesado nada. El escrito famoso lo elaboró su abogado quien, como debería ser obvio hasta para Óscar Puente, es una persona diferente. Lo que crea el abogado sobre si su cliente ha cometido o no un delito es su opinión, podríamos decir incluso que es su opinión informada, profesional y cualificada, pero es una opinión suya, no una confesión de su cliente.
La duda es: ¿miente Xabier Fortes cuando hace esa acusación o simplemente es demasiado tonto como para entender qué es una confesión y qué no? Pues leyendo su comunicado, que en su primer párrafo especifica no una, sino dos veces, que quien le envía un burofax y le emplaza a un acto de conciliación no es González Amador sino su abogado, para pasar a partir de ese momento a decir que reconoció "por medio de su abogado" haber delinquido, parece obvio que entiende la diferencia entre un cliente y su abogado, y que simplemente miente. Ahora, no es un "mentiroso confeso". No esperen semejante gesto de honradez del lacayo más cutre del sanchismo.
El defraudador confeso Alberto González Amador me avisa de una querella por llamarle defraudador confeso. Lo explico en esta nota. Ahí lo dejo:) pic.twitter.com/05xxXoFBOP
— Xabier Fortes (@xabierfortes) December 9, 2024
No es que me importe mucho el destino penal del novio de Ayuso, la verdad, pero sólo espero que, si al final es declarado culpable, pueda pagar a Hacienda con el dinero que les saque a los Fortes, Intxaurrondo y demás activistas pagados por nuestros impuestos por difamarle. Nada sería más justo. El espectáculo de los peones del presidente mintiendo a favor del poder mientras acusan a quienes de verdad hacen periodismo de ser una "máquina del fango" merece un castigo.