
Si el 8 de marzo de 2000 un sátrapa genocida, exagente del KGB que vigilaba (y disparaba) el Muro de Berlín, hubiese agredido un país europeo en una invasión a sangre y fuego con matanzas indiscriminadas de civiles, Libertad Digital diría en su editorial exactamente lo mismo que hemos dicho en 2022 cuando Putin lanzó a sus hordas criminales sobre Ucrania y que seguimos diciendo en 2025, por encima de cualquier criterio de conveniencia política, oportunismo o intereses bastardos. Creemos que los principios no están para presumir sino para defenderlos y ahí está la hemeroteca para avalarnos. Conviene recordarlo en este momento en el que la sociedad española asiste con bochorno al espectáculo que están ofreciendo aquellos que hasta hace un par de semanas presumían de pureza ideológica y espiritual con ardor guerrero, convertidos ahora en adalides del pragmatismo pacifista, dejando los principios a un lado. De los Tercios de Flandes a Woodstock, sin el menor rubor.
Estamos con Ucrania porque estamos donde siempre hemos estado: en la defensa libertad y de la Nación española. Contra un enemigo declarado de España, como es el aliado del golpismo catalán Vladimir Putin, a quien nosotros no tenemos ninguna deuda que pagar.
25 años después, los enemigos internos de España con Pedro Sánchez al frente están muy cerca de conseguir su objetivo: liquidar el orden Constitucional, la Nación española y, por ende, las libertades de todos. Por eso creemos que es prioritario articular en la derecha social y política una alternativa liberal-conservadora seria, sólida y viable que derrote a Pedro Sánchez. Ejercemos el patriotismo de verdad, no el de boquilla, el patriotismo que sitúa por encima de todo los intereses de España y no los subordina a los caprichos, ocurrencias, idas y venidas de ningún dirigente extranjero, por muy poderoso que sea.
En Libertad Digital sabemos que la democracia no es el estado natural de las cosas, que las libertades hay que pelearlas y ganarlas cada día. Sabemos que la coherencia y la independencia tienen un coste que asumimos. Nos sentimos igual de cómodos siendo incómodos para los comunistas de siempre que para los falangitos de nuevo cuño. No nos van a amedrentar ni los unos ni los otros. Nos sobran ganas para, como mínimo, 25 años más.
El presidente del Gobierno ya ha dejado claro que un medio crítico como este es un obstáculo. Nos halaga pero necesitamos (tu) ayuda para demostrarle que lo que dice es rigurosamente cierto.