Decía Woody Allen que cada vez que escuchaba a Wagner le entraba ganas de invadir Polonia. Pues bien: al escuchar a Sánchez hablar de sus "planes" de Defensa, cualquier enemigo de nuestro país bien podría sentirse incitado a hacer lo propio respecto de España. Y es que el espectáculo de improvisación, falta de ideas, eufemismos y falta de apoyos que ha dado el presidente del Gobierno este miércoles en el Congreso ha dejado en evidencia que la mayor falla de nuestro sistema defensivo frente a los enemigos internos y externos de nuestro país lo constituye él.
Al margen de lo que le piden desde Europa y desde la Otan, Sánchez carece, simplemente, de cualquier plan de defensa: no ha dicho en qué consiste o cómo piensa aprobarlo o cuando piensa ejecutarlo o cómo lo va a financiar. Tan solo ha reiterado su compromiso de elevar el gasto militar, que él encubre con el eufemismo de gasto en "seguridad", hasta el 2% de nuestro PIB, compromiso que ya debía haber cumplido antes de finalizar el 2024 y que no alcanza al 3% que nos reclaman nuestros aliados y socios comunitarios.
Tampoco ha informado de cómo piensa financiarlo. Tan sólo ha repetido la cantinela de que no va a detraerlo de las partidas dedicadas a "gasto social". ¿Quiere decidir esto que va a acudir a una nueva subida de la ya asfixiante presión fiscal que padecemos los españoles? ¿Va a incrementar todavía más la ya astronómica deuda pública que arrastramos? ¿Es capaz Sánchez de detectar gasto público improductivo cuya reorientación permitiese incrementar la inversión en defensa hasta el 2% del PIB sin aumentar por ello los impuestos y la deuda?
Por otra parte, ¿cómo va Sánchez a informar de todo esto si, para empezar, carece de un proyecto de Presupuestos Generales del Estado y no cuenta con el apoyo ni siquiera en el seno de su propio Gobierno para llevar a cabo una mayor inversión en Defensa?
Ante la tomadura de pelo que ha constituido la comparecencia del presidente en el Congreso no se puede más que respaldar la posición de Feijóo de no apoyar dicho incremento en defensa si previamente no hay un Pacto de Estado o una convocatoria de nuevas elecciones.
En cuanto a Vox, bien está que Abascal critique a socialistas y populares europeos por "habernos hecho dependientes de potencias hostiles como Rusia", pero ¿qué tienen que ver los daños que la Comisión Europea y su, ciertamente, nefasta agenda ecologista ha hecho a "nuestra industria y a nuestra agricultura" con lo que se está discutiendo ahora, que no era otra cosa que la necesidad de incrementar nuestro gasto en Defensa? Y, ¿qué sentido tiene referirse a Rusia como "potencia hostil" para luego pasarla a tildar de amenaza "inverosímil y ridícula"? Evidentemente, pero sin olvidar el apoyo militar ruso a formaciones separatistas españolas, nadie plantea que las pulsiones imperialistas del dictador Putin constituyan una amenaza a nuestra integridad territorial, pero, ¿significa acaso que no constituya una de las más graves amenazas que se ciernen contra países aliados de la OTAN y, sobre todo, contra esos "principios, raíces y valores de nuestra civilización" con los que Abascal se llena la boca para criticar —con mucha menos razón— a la Comisión Europea? Con la excusa de que la Alianza Atlántica no se compromete exclusivamente con la defensa de España, ¿va a terminar Vox por solicitar la salida de España de la OTAN, como quieren las formaciones separatistas y de extrema izquierda con las que Vox votó hace días en el Parlamento Europeo en contra de un mayor gasto militar?
Al margen de esto, lo que hace aún más inconsistente y lamentable la aparentemente demoledora intervención de Abascal es que plantea el plan de rearme como si este estuviera vinculado a una declaración de guerra a Rusia o como si esa mayor capacidad defensiva no pudiera destinarse en favor del control de nuestras fronteras o contra la amenaza que, para nuestra integridad territorial, constituye, ciertamente, Marruecos. Nada de esto es cierto. Y lo único que ha hecho Abascal es darle un inconsistente aire marcial al bochornoso espectáculo dado por Sánchez.

