
Tengo bastante interiorizado desde hace años que el Atlético de Madrid, a los de siempre, les molesta y les molestará pase lo que pase. Hace años, antes de que llegase Simeone, los rojiblancos eran vapuleados porque no competían. Ahora, por todo lo contrario. Por lo tanto, ni antes ni actualmente, veo motivo alguno para intentar agradar ni a Real Madrid ni a Barcelona. A ninguno de los dos como club ni tampoco a sus acólitos.
El Atlético de Madrid lleva siendo la única alternativa a los de siempre desde que en 2013 le quitó una Copa del Rey a los blancos en el Bernabéu. Luego fue una Liga en el Camp Nou al Barcelona en 2014. Y en 2021 otro torneo doméstico jugándose el título en la última jornada con el Real Madrid. Además, en 2018, ganó la Supercopa de Europa también contra los blancos siendo el único equipo en décadas que le gana una final continental al cuadro madridista. Que alguien me diga qué equipo español o europeo le ha quitado en 14 años cuatro títulos de forma directa a Real Madrid y Barcelona. Ninguno, ¿verdad? Lo suponía.
El Atlético molesta. Me gustaría que molestase más, lo reconozco. No me conformo con quitarles el caramelo cuatro veces. Tampoco con eliminar al Barcelona dos veces de la Champions. Ni con ser el único conjunto que va a una final de Copa de Europa con el Real Madrid y les planta cara hasta el final. No, la verdad es que no me conformo con eso. Quiero más, como cualquier aficionado colchonero que, por mucho que se mienta sobre el tema, quiere ganar siempre. Pero más allá de todo eso que el Atlético se haya convertido en alternativa ha provocado que afloren los más bajos instintos de aquellos que bufanda en mano o bufanda escondida bajo un micrófono odian patológicamente a todo lo que les puede arrebatar un solo metro cuadrado de su cortijo. Y ellos son precisamente los que te dicen que hay que echar al Cholo.
Llevo años diciendo que aquellos que dicen buscar el bien del Atlético echando a Simeone, siendo ellos de otro equipo, o son muy mentirosos o son muy falsos. No sé si conocen a alguien que vea a su enemigo deportivo cometer un error y vaya a decirle que lo rectifique para dejar de ganarle. ¿Lo habéis visto alguna vez? No sé, quizá alguien ve que su rival al tenis no sabe pegarle con el revés y se las empieza a echar a la derecha para ayudarle. No, imposible. Si tu rival falla por un lado le atacas por ahí. Por eso no me creo al que te susurra al oído oliendo a Bernabéu nº5 o a Brummel Camp Nou que eches al Cholo para poder ganarles ligas y Champions a su equipo.
Además de eso, el Atlético ha provocado tal odio visceral que tienes a gente mintiendo en medios de comunicación como si les fuese la vida en ello. Manipulando en todo tipo de plataformas. Desde puñaladas que ocurren a 50 km del Metropolitano y supuestamente "ocurren en los aledaños del estadio del Atlético" a fotografías en las que siempre sale el escudo rojiblanco cuando ni siquiera tiene nada que ver. Acusan a Ancelotti de fraude... Foto en el banquillo del Metropolitano. Acusan de un delito a un jugador del Getafe... Foto de un duelo ante el Atlético. Un toro mato a Manolete... pues venga, vamos con todo y con el siguiente titular: el toro era socio del Atlético de Madrid. En serio, no les miento. La realidad es así.
Esto ha llegado a tal punto que en telediarios he llegado a escuchar "conectamos con el lugar del crimen" cuando se hacía una conexión en el Metropolitano antes de un derbi. En programas de radio se han organizado auténticos aquelarres antirojiblancos que, como es lógico, han alejado sistemáticamente a los aficionados colchoneros de tales atrocidades periodísticas porque, créanme, los hinchas colchoneros, cada vez más, han dejado de leer, ver o escuchar medios de comunicación. Sobre todo porque una cosa es el pique deportivo y otra haber convertido en deporte nacional insultar y menospreciar al Atlético de Madrid y a sus aficionados. Hinchas que cada vez tienen más difícil encontrar un medio de comunicación que les respete.
Lo peor es que todo esto se contagia. Tanto odio al Atlético hace que, sin comerlo ni beberlo porque no está en esa guerra, el entrenador del Leganés llamase llorón a Simeone en pleno partido por las quejas del Cholo sobre el poder del Real Madrid en el tema arbitral. Luego llega el Leganés al Bernabéu, pim, pam, pum, y Borja Jiménez sonríe y en vez de usar los mismos modos que usó ante el Atlético agacha la cabeza y se mantiene en descenso con un silencio blanco e impoluto. Y así con todas y cada una de las parcelas relacionadas con el fútbol. Repito: insultar al Atlético se ha convertido en un deporte gratuito.
Desde aquí y por la parte que me toca en un medio que me da toda la bendita libertad del mundo habrá crítica siempre al Atlético de Madrid, a Simeone y al que tenga que ser criticado o exigido, pero jamás riéndome, insultando o menospreciando a la afición colchonera. Aunque me quede Cholo ante el peligro. Porque no se nos puede olvidar que más allá del fútbol y los colores, los aficionados son personas y si el periodismo no respeta, que no exija ser respetado.
