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La propaganda socialista

La existencia de la sala judicial de "Derechos humanos y Memoria Democrática" revela la importancia que para el Gobierno tiene la Agitación y la Propaganda permanente contra la Oposición.

La existencia de la sala judicial de "Derechos humanos y Memoria Democrática" revela la importancia que para el Gobierno tiene la Agitación y la Propaganda permanente contra la Oposición.
Dolores Delgado. | LD/Agencias

La propaganda es para el PSOE, hoy como ayer, una técnica maliciosa para mantenerse en el poder. Los socialistas y los comunistas siempre fueron maestros de la cosa. La Oposición sólo habla, o peor, se queja sobre la importancia de la "batalla cultural", pero desconoce por completo los intríngulis de esa poderosa maquinaria socialista y comunista. La Oposición es muy torpe no sólo en la crítica a esa maquinaria de mentiras sanchistas, sino en el manejo y elaboración de un discurso cultural digno de ese nombre; sin duda alguna, la Oposición cae en otros tipos de malicias, pero no tiene el endemoniado "don" de la propaganda para el mal, para la generación permanente de mentiras, engaños y falsedades para anular al adversario político hasta convertirlo en un apestado.

El Gobierno, sin embargo, ha conseguido que la mayoría de los españoles formen parte de la "facho-esfera". Nadie se salva del anatema sanchista salvo los exterroristas, los separatistas, los comunistas y los socialistas. A Sánchez le funciona la cosa de la propaganda a pedir de boca. Ejemplo al canto: la última actuación de Dolores Delgado, jefe de la sala fiscal de "Derechos Humanos y Memoria Democrática", que ella misma "creó" (sic) para cuando dejara de ser fiscal general del Estado. Sí, casi al mismo tiempo que vivimos el caos ferroviario y se investiga sobre las causas del apagón eléctrico, casi al mismo tiempo que unos pocos medios de comunicación reconocen que no hay día sin un escándalo protagonizado por el Gobierno, en fin, casi al mismo tiempo que se abren algunas ventanas para creer que Sánchez podría caer ante tanto desgobierno, la señora Delgado abre a bombo y platillo una investigación para "esclarecer" una "posible estrategia" entre Francisco Franco, Jefe del Estado de España, entre 1939 y 1975, y el régimen político de Adolf Hitler en "la detención y posterior traslado de españoles exiliados en Francia a diferentes campos de exterminio".

Seguramente, este asunto quedará en nada; la cosa es tan destrabada, anacrónica y ridícula que nadie sensato puede darle pábulo de racionalidad jurídica, pero tampoco nadie negará que esta iniciativa tiene una función ideológica tan relevante como la exhumación de cadáveres de la Guerra Civil, la celebración del 50 aniversario de la muerte de Franco, la exhumación de los restos mortales de Franco de la Basílica del Valle de los Caídos y su traslado al cementerio de El Pardo, la "re-significación", o sea, la destrucción y profanación de un templo sagrado como es la propia Basílica, etcétera, etcétera. La propia existencia de esta sala judicial de "Derechos humanos y Memoria Democrática" revela la importancia que para el Gobierno tiene la Agitación y la Propaganda permanente contra la Oposición. La misma Ley de Memoria Democrática es, seguramente, la pieza capital del destino destructivo, resentido, en fin, ideológico de este Gobierno cuyo único objetivo es acabar, definitivamente, con la Nación española y variar de sentido y significado el Estado-nación, según es recogido en la Constitución de 1978.

No creo que este problema, es decir, la perversidad propagandística de unos y la estulticia ideológica de los otros, se resuelva con el retorno del hombre ingenuo al sentido común, entre otros motivos porque el común sentir cambia también con los tiempos. Vivimos instalados en un mundo ideológico plagado de mentiras. No hagamos, pues, del sentido común un sueño para volver a la normalidad política. Eso no existirá jamás en España, mientras haya políticos como Sánchez que, lejos de autolimitarse, viven instalados en la persecución del otro, o, como Feijóo, que prefiere antes colaborar con su perseguidor que combatirlo en todos los frentes. Parece que estamos condenados a vivir en una caverna llena de tinieblas. La propaganda, el engaño y la ideología dominan sobre lo obvio, lo evidente, en fin, sobre todo aquello que está al alcance de nuestra vista. Nos quedamos sin luz en toda España y ciento de periodistas, o políticos, le echan la culpa a cualquiera salvo al Gobierno. El desgobierno es total en todas las instituciones dependientes del gobierno; está derrumbándose todo, pero la mayoría de los medios de comunicación lo ocultan; hablan como si aquí no pasara nada, como si el gobierno de Sánchez fuera legítimo. La mentira es tan poderosa en España que ha anulado el mero instinto para captar la materia inerte, lo muerto, de la vida pública-política: la democracia.

La propaganda socialista y comunista es tan avasalladora, destructiva y cruel, que hasta los más críticos con el sistema sanchista se resisten a denunciar el fin, casi la muerte, del régimen democrático. He ahí otro de los triunfos de la propaganda sanchista: la democracia muere, pero la mayoría se obstina en seguir hablando del régimen democrático español. Mentira. Es tan potente la maquinaría de propaganda sanchista que no ha aprobado y, seguramente, no aprobará los Presupuestos Generales del Estado, ley clave de todo sistema parlamentario, y todavía es tratado por casi todos los medios de comunicación, reitero, como si estuviéramos ante un gobierno legítimo. ¡Qué vergüenza! Sí, la gran ganadora del proceso de decadencia política de España es la Propaganda de la Izquierda.

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