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No puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo

El 16 de abril, España funcionó por primera vez en día laborable con un cien por cien de energías renovables; el 28 de abril, España, al cien por cien, se apagó

El 16 de abril, España funcionó por primera vez en día laborable con un cien por cien de energías renovables; el 28 de abril, España, al cien por cien, se apagó
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | EFE

El presidente del Gobierno ha querido hacer de un suceso insólito como el apagón un vulgar ataque político contra fantasmas. Insólito, porque en una economía desarrollada, un apagón nacional lo es, pero las advertencias de que podía ocurrir, ahí estaban. Lo esencial de la intervención de Sánchez en el Congreso fue negar que las energías renovables tuvieran algo que ver con lo sucedido y acantonarse en que la energía nuclear es muy mala, entre otras pérfidas cosas porque la hacen los "ultrarricos". Sobre todas estas cosas, lanzó afirmaciones verdaderamente falsas, y fácilmente chequeables, aunque eso es lo de menos en los concursos de demagogia. El objetivo, a fin de cuentas, era defender que la política energética del Gobierno es una maravilla frente a un grave incidente que demostró que es temeraria.

El "sostenella y no enmendalla" de Sánchez podrá tener algún recorrido entre nosotros. Hay gente a la que la energía nuclear le da mucho miedo, motivo por el cual el presidente la puso en la diana y montó un dilema falso para desviar la atención del auténtico problema. Hay también fanáticos de lo verde, entre ellos miembros del Gobierno, a los que reconfortó en sus creencias. Pero más allá de supersticiosos y creyentes, hay vida inteligente. Y ese sector no da crédito. El apagón español ha tenido una repercusión internacional extraordinaria porque ha mostrado el tipo de problemas que pueden aparecer con la incorporación masiva de las renovables a las redes eléctricas. Mucha gente relacionada con la energía ha estado muy atenta a lo sucedido. Y la mayoría de los diagnósticos que se han hecho contradicen abiertamente lo que dijo Sánchez.

En Bloomberg lo definieron como "el primer apagón de la era verde". Wall Street Journal lo hizo de forma similar: "El apagón español es el primero de la era de la energía limpia". En Public, el periodista especializado Michael Shellenberger no se mordió la lengua: "El Gobierno español está mintiendo sobre el apagón". Otros medios citaron informes de la Agencia Internacional de la Energía y del propio operador español para destacar que se sabía que podía ocurrir. Todos apuntaron a lo mismo, al desafío que supone para la red eléctrica la alta proporción de renovables y la baja de energías tradicionales. Algunos han marcado en el calendario dos fechas históricas: el 16 de abril, España funcionó por primera vez en día laborable con un cien por cien de energías renovables; el 28 de abril, España, al cien por cien, se apagó.

El cuento del presidente del Gobierno de que las renovables no tuvieron nada que ver con el apagón es un cuento infantil, aunque no ingenuo, y es un cuento falso porque obvia deliberadamente el asunto clave, que es la proporción. Nadie en el mundo especializado lo creerá, pero además lo ha desmentido el operador de la red. Lo ha desmentido Red Eléctrica del modo más taxativo posible: en la práctica. Lo ha hecho al cambiar la composición del mix energético. El 28 de abril, tres minutos antes del cero, el mix llevaba más de dos tercios de renovables, con más del cincuenta por ciento solar, y desde ese día fatídico no se ha vuelto a repetir la temeridad. "No vamos a desviarnos ni un milímetro de nuestra hoja de ruta", dijo Sánchez en el Congreso. Pues ya nos hemos desviado, por suerte. Ni eso era verdad.

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