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Los discursos antisemitas y sus consecuencias

La campaña internacional antisemita no es, como se pretende hacer creer, contra el primer ministro Benjamín Netanyahu y su gabinete sino contra el pueblo de Israel.

El asesinato de dos diplomáticos de la embajada de Israel en Washington es la consecuencia directa de los discursos de odio contra los judíos y contra Israel. Y esos discursos no parten de los extremos del debate público, sino de gobiernos europeos como el británico o el español, que elevan el tono contra Israel por la ofensiva en Gaza mientras callan ante las atrocidades rusas en Ucrania. Se conoce que la población ucraniana no muere ni sufre bajo las bombas de Putin.

Pedro Sánchez trata de erigirse en el cabecilla de la ofensiva europea contra Israel dando cobertura a los deleznables desvaríos antisemitas de la extrema izquierda de Sumar. Cabe recordar que fue Ada Colau quien rompió el hermanamiento de Barcelona con Tel Aviv después de la masacre de Hamás del 7 de octubre de 2023. Tras las altisonantes declaraciones de la entonces alcaldesa hubo en Barcelona pintadas contra los judíos en la fachada de una sinagoga y el señalamiento de un hotel propiedad de una empresa israelí entre otras manifestaciones de odio contra la comunidad judía en Cataluña.

Sánchez abraza la causa antijudía, niega a Israel el derecho a defenderse de Hamás (organización terrorista que elogió al presidente español), promueve bloqueos, embargos y expulsiones y está a un paso de retirar al embajador por petición de su socia Yolanda Díaz. Un disparate y una cortina de humo frente al cerco de la corrupción. La política exterior española al servicio de su agenda personal. Sánchez desprecia las líneas rojas democráticas en el ejercicio del poder y conecta con la corriente central antisemita de la izquierda europea. Sus estupideces sobre Eurovisión enardecen a los jóvenes del pañuelo palestino y a las feministas que serían lapidadas en una Palestina "libre".

El aparente consenso antijudío se basa en operaciones de desinformación masiva, en cifras falsas de fuentes de parte, en maniobras propagandísticas de la izquierda profundamente antisemitas, en mentiras y en relatos manipulados. Son campañas cuya función es la de justificar los actos terroristas de Hamás y actos terroristas como el del asesinato de Yaron Lischinsky y Sarah Lynn Milgrim, la joven pareja tiroteada a la salida del Museo Judío de Washington, en el centro de la capital estadounidense. Llueve sobre mojado. El descerebrado que los ha matado se llama Elías Rodríguez y gritó "¡Palestina libre!" al ser detenido.

La campaña internacional antisemita no es, como se pretende hacer creer, contra el primer ministro Benjamín Netanyahu y su gabinete sino contra el pueblo de Israel, al que se niega su existencia de la misma manera que el nazismo. De ahí la petición del ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, para que líderes internacionales dejen de difundir la propaganda terrorista palestina.

La masacre cometida por Hamás fue el detonante de la intervención militar israelí. La liberación de algunos de los secuestrados el 7 de octubre mostró a las claras la crueldad de los terroristas y su desprecio por los derechos humanos. Israel es una democracia. Todo lo que tiene alrededor son regímenes contrarios a las libertades más elementales. Es un país rodeado que se defiende del terrorismo. A lo mejor otros pactarían. Pero Israel ha decidido resistir. Casi todo lo demás es mentira.

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