Menú

¡Qué tarde la de aquel día!

¿Cómo iba a saber Sánchez que su amigo, su hombre de máxima confianza, su mano derecha e izquierda, su "arquitecto", iba a ser un traidor a la moral, un robaperas de manual, un defraudador del partido, un indeseable?

¿Cómo iba a saber Sánchez que su amigo, su hombre de máxima confianza, su mano derecha e izquierda, su "arquitecto", iba a ser un traidor a la moral, un robaperas de manual, un defraudador del partido, un indeseable?
Pedro Sánchez con Gustavo Petro en la cumbre de Sevilla. | Europa Press

Me refiero a la de ayer, día 30 de junio, inolvidable para todo español que se precie. Día duro de trabajo para la inmensa mayoría, de horas y horas cocidas al sol sahariano que nos ha machacado. Todo el día trabajando como perros para traer dignidad a casa y hacer de España un país próspero y convivible. Pero qué tarde nos han dado, peor que la caló, estos maleantes. Menos mal que al fin llegamos a casa y nos sentimos mucho mejor gracias a Jaime Mayor, a Juan Carlos Girauta y a Cayetana Álvarez de Toledo.

Lo explicaré. El día antes, el día de san Pedro, ojo, ya apuntaba maneras. En Sevilla, Amparo Rubiales, nada menos que presidenta del PSOE provincial, que fue la primera consejera autonómica de la Historia, alentaba la expulsión de Felipe González del partido por decir lo que piensa. Luego borró el tuit, después negó que hubiera hecho tal cosa y finalmente ABC reprodujo lo que hizo. Tal cual. La degeneración vivida a los 80 años: no sólo es mentir, sino juzgar y condenar al discrepante. Stalin volvió a verla.

Lo mejor estaba por llegar. Ayer, la ministra Robles, ministra de su Defensa, que no de la nuestra, decía que eso del 5 por ciento firmado en la OTAN por Pedro Sánchez, el que la calificó como "una pájara", fue un acuerdo político que, en realidad, no se va a cumplir. O sea, eso de la firma nacional en un acuerdo internacional es un paripé y ya se verá en 2035 cuando deberá estar consumado. Que paguen los que estén si es que están.

Luego estalló el bombazo. Tras su declaración ante el juez del Tribunal Supremo, Super Santos Cerdán, como le llama el cada vez más diabólico Zapatero, entraba en la cárcel de Soto del Real. El gran arquitecto de los acuerdos con los bilduetarras, con los de Esquerra y con los fanáticos de Puigdemont – muchos a punto de amnistía gracias a una infamia más del Constitucional-, era un preso más por si se le ocurría destruir pruebas. Y encima fue de víctima acusando al juez, más o menos de persecución indebida por "progresista".

Tras el Fiscal General, Ábalos, Koldo y tantos otros, y los que vendrán, un segundo secretario de Organización del PSOE procesado ya está en la trena. Pero, ¿cómo iba a saber Sánchez que su amigo, su hombre de máxima confianza, su mano derecha e izquierda, su "arquitecto", iba a ser un traidor a la moral, un robaperas de manual, un defraudador del partido, un indeseable? ¿Acaso cree alguien que varios meses encerrados con varios de ellos en un Peugeot dan para saber algo de estos sujetos desconocidos? Uno será resistente, pero no clarividente.

Mientras la España currelante se derretía antes de llegar al hogar, la vicesecretaria general y candidata del PSOE a la presidencia de la Junta de Andalucía, vicepresidenta del gobierno y ministra de Hacienda, decía, textualmente, para enmarcar: "(Santos Cerdán) es una persona que no tiene que ver con el Partido Socialista", ella, cristiana, que no tantos días antes, ponía la mano en el fuego por el ahora preso y lo elevaba a los altares. Sí, Marichús, ella, que ya no tiene ni sentido del ridículo. A su lado, hasta Espadas, el de la esposa Word Perfect, parece un gigante electoral.

Cuando la tarde se adentraba en el tórrido crepúsculo, ya en la casa y vapuleado por un calor africano, saltó la brisa de un directo de la Fundación Neos que lleva insistiendo años en que no todo vale, una fundación clarividente, esta sí, sobre la deriva que España iba a ir tomando, sobre todo desde que los epígonos de ETA se hicieron cargo de la dirección política del gobierno. Primero, la España rota porque luego ya dará igual que sea roja o no. Luego, el País Vasco y Cataluña serán nacionalistas y rojos, que es lo que importa, y ya ajustarán cuentas con el PNV y Junts, próximas víctimas.

Del tamaño del abismo ante el que Sánchez nos ha conducido, Jaime Mayor Oreja, qué gran presidente del gobierno se ha perdido España, repito, animaba a la unidad de quienes quieren una España decente y cabal. Girauta y Álvarez de Toledo desgranaban su indignación y sus propuestas para reconducir el futuro de España hacia una democracia liberal reconstituida. Vaya tarde la de aquel día, ayer, y cómo cuando uno llegó a casa, recuperaba la ilusión.

Entonces se me vino a la cabeza – ya sé que hay quien no lo comparte -, una moción de censura inmediata en lo posible, con un candidato como Jaime Mayor y una defensa articulada por el PP y Vox con el objetivo de lograr cuatro votos de buena voluntad que permitan que España vaya a unas elecciones anticipadas, único objetivo de la iniciativa, a las que pudiera concurrirse bajo la luz de un programa de unidad nacional para la regeneración de la España constitucional y su necesaria reforma.

No desperté y sigo sin hacerlo. Como la inmensa mayoría, tras trabajar como siempre, llegué a casa, me sentí bien y lleno de esperanza y así sigo. Qué tarde la de aquel día. Ayer. La recordaremos siempre.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal