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El sanchismo destruye el crédito exterior de España

La política internacional de Pedro Sánchez es contraria a la lógica, contraria a los aliados tradicionales, contraria a la posición de España en el mundo y contraria al interés nacional.

No hay área o ámbito de la gobernación en el que Pedro Sánchez y sus ministros no hayan mostrado su alta capacitación para la incompetencia. No hay departamento, estancia o recoveco del Gobierno que se haya librado de la estulticia, la torpeza o la maldad del presidente y sus peones. Toda el aparataje del Estado ha quedado supeditado a los designios sanchistas, al servicio de los espurios intereses de Pedro Sánchez, quien no tiene el más mínimo reparo en presumir de su control sobre, por ejemplo, la Fiscalía en lo que constituye un obsceno ejercicio de autoritarismo.

El último disparate conocido ha sido adjudicar a la empresa china Huawei la gestión de las escuchas judiciales y policiales. El contrato, valorado en más de doce millones de euros, contempla el suministro de servidores Huawei para el sistema SITEL, la plataforma utilizada por las fuerzas de seguridad españolas para intervenir comunicaciones con autorización judicial.

El movimiento perpetrado por el Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska ha disparado las alarmas de los aliados internacionales de España, cansados de advertir a las autoridades españolas de lo inconveniente de confiar a una empresa china obligada a colaborar con los servicios secretos del gigante comunista elementos tan sensibles como las escuchas policiales y judiciales en España.

Que Estados Unidos haya prohibido el uso de Huawei en redes 5G y sistemas críticos, al igual que países como Reino Unido, Alemania, Francia o Suecia, no ha sido impedimento para que el Gobierno de Sánchez haya vuelto a confiar en una empresa de la que fue vicepresidenta en España la pareja de José Manuel Albares, el ministro de Asuntos Exteriores.

La vinculación de Huawei con los servicios secretos y la industria militar china es de general conocimiento. De ahí que los Estados Unidos ya hayan movido ficha al advertir que se limitará de manera drástica la información compartida con España en materias tan sensibles como el terrorismo, el crimen organizado o la ciberseguridad. Los Estados Unidos no quieren poner en grave riesgo sus secretos al confiarlos a un aliado tan poco fiable como la España de Pedro Sánchez, cuya negativa a destinar el 5% a Defensa como el resto de países de la OTAN muestra hasta qué punto desprecia la seguridad exterior e interior de nuestra nación.

La política internacional de Pedro Sánchez es contraria a la lógica, contraria a los aliados tradicionales, contraria a la posición de España en el mundo y contraria al interés nacional. Los tratos con compañías como Huawei son una grave irresponsabilidad cuyas consecuencias pueden tener un elevado coste no sólo material.

Este episodio forma parte de la degradación institucional provocada por el sanchismo, una degradación cuya consecuencia inmediata es que España haya experimentado una espectacular subida en el listado de países corruptos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Sánchez ha logrado que España pase del puesto 23 al 14, en franca competencia con países como Turquía, México o Colombia.

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